Capítulo 1: Primera Sangre

4.1K 290 183
                                    

El conteo final comienza.


Una sombra recorre la noche cerca del pequeño lago. Arrastrando una gran bolsa negra, que, a su paso, marcaba el camino recorrido. En la foto, una mujer. Parecía que los años ya habían estado jugando con ella, pero aún así, no perdía su belleza.


El Planetario se encontraba apagado hoy por alguna extraña razón. Tampoco había mucho movimiento en las calles, ninguna luz cruzaba la fuerte oscuridad que cubría el cielo.


La sombra caminó derecho hacia el árbol, aquel donde siempre iba él, con miles de ramas esperando un abrazo de las nubes. Pegó la foto a una de ellas.


- Aht rimao tioc, Hak Hak ihr - Hak Hak ruhm. Bristo. - Habló la sombra, con sus manos levantadas.


De repente, un fuego que se inició en la foto comenzó a devorarse el árbol. La primer luz que la noche conocía.


Desde la copa del árbol se escuchó una voz, una risa. La figura de una mujer se formó con las cenizas de árbol.


- N... No puedo creerlo, funcionó.


- ¿Quién osa perturbar mi paz?


- M... Mi señora, he sido enviado para despertarla de su sueño, te necesitamos de vuelta en el mundo. - Mientras sentía una leve erección.


- Veo que mi belleza sigue surtiendo efecto en el mundo mortal. ¿Qué es lo que necesitan de mi esta vez?


- Ha regresado el profeta, mi señora. Es tiempo de que usted vuelva a este mundo para cumplir la profecía.


- El profeta... ¿Has traído el cuerpo?


- Nunca le he sacado la vista de encima, mi señora.


- Comienza.


La sombra tomó un cuchillo y abrió la bolsa, muy delicadamente. Dentro yacía un cuerpo, una mujer en perfecto estado, parecida a la mujer de la foto. Lágrimas recorrieron la cara de la sombra, todo este tiempo y un adiós, un adiós para siempre. Colocó un film transparente sobre el frío y húmedo pasto, y sobre él, el cuerpo.


- ¿Qué esperas? - Dijo la figura en el aire.


Temblando, y con el cuchillo aún en sus manos, la miró por última vez. Se necesitaba un cuerpo, pero también una vida para completar el ritual. La sombra se quitó la capucha. Robertito, un simple mortal con una cicatriz en su ojo derecho. Dibujó en su cuello una sonrisa con el cuchillo. Tiñó el cuerpo con su sangre y en sus brazos lo tomó. Sin miedo, caminó hacia el árbol que aún ardía. Las llamas abrieron paso, pero él se detuvo.


- El joven vive por la zona norte. Thaiel, así lo llaman. Adiós, mi señora. Espero que mi vida cumpla su propósito.


La sombra miró hacia adelante y se adentró a las llamas, quienes, al primer contacto, aplaudieron en ardor. Intensificó el fuego y rápidamente consumió el árbol desde su raíz. Hubo un momento de silencio, ni siquiera se oía el avión que había partido hace unos segundos atrás. Una lluvia de cenizas cubrió la zona. En el centro, un cráter. En el cráter, una mujer.


- Así no, chicos. No me llamen señora, por favor, porque siempre seré... La Chiqui.


La profecía debía ser cumplida. Mirtha despertó.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 23, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

MIRTHA Y YODonde viven las historias. Descúbrelo ahora