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EL TEMPLO

     Nirabata despertó sintiendo el cuerpo entumecido. Se estiró un poco al tiempo que miraba alrededor, encontrando al espíritu sentado junto a la mesa haciendo más velas. Exhaló con cansancio, se puso de pie, sacudió su ropa y salió de la cueva. No había ningún cambio, la niebla seguía espesa, y sin importar qué, debía continuar su camino. 

     Regresó hacia aquello que antes le impidió el paso, encontrando que ahora no había necesidad de tocar la superficie transparente para ver la constelación en él. El día anterior no se dio cuenta de que la barrera estaba en medio de dos pilares, lo cual la convertía en una especie de puerta.

     Encendió su llama y la acercó a la delgada barrera que lentamente ardió y se desvaneció en medio de pequeñas brasas que volaron en distintas direcciones. Estiró su mano, asegurándose de que podía avanzar; efectivamente, nada le impedía el paso ahora.

     Nirabata dio un par de pasos, escaló una roca, y caminó sobre la ascendiente superficie; una escalinata con escalones demasiado anchos y largos. Al final del ascenso, una luz alada era custodiada por un par de rocas, cada una con una campana metálica sobre ella. El metal se veía desgastado y opaco, pero aún se distinguían algunos grabados.

     Tomar la luz alada fue el mismo proceso, como si su cuerpo tuviera que adaptarse a la nueva energía; y justo después, las campanadas del templo volvieron a resonar en toda la Isla, solo que ahora se escucharon más cerca. 

     Emocionado intentó dar un paso, pero tarde se dio cuenta de que estaba al borde del precipicio y cayó, aunque fue solo por una fracción de segundo, pues al instante siguiente fue violentamente impulsado por el viento. Instintivamente extendió sus brazos y trató de mantener el equilibrio, su capa ondeaba a su espalda y de vez en cuando sentía que descendía abruptamente para luego retomar el vuelo. Tampoco importó si mantenía sus ojos abiertos o cerrados, la niebla no le permitía ver hacia donde iba.

     Repentinamente una roca apareció frente a él. Logró inclinarse y esquivarla, pero luego el suelo apareció frente a su rostro. Fue un aterrizaje forzoso y muy doloroso. Vaya suerte que se cargaba. Agradeció un poco por esa máscara que cubría su rostro, estaba seguro que de no ser por ella, tendría rota la cara desde su primera caída. 

     Después de recuperarse un poco del golpe, se levantó y alzó la mirada. La niebla, al ser menos densa, le permitió ver el enorme templo que se alzaba como un gigante delante de él, era tan alto que no podía ver donde terminaba. También se percató de que el sol iluminaba tenuemente los bordes de la construcción, confirmando que era de día. 

     Nirabata dejó el asombro para después y cruzó el umbral del templo, que era igual de enorme, y caminó por un corto pasillo. Sino se equivocaba, la niña y la mujer que vio con el espíritu se dirigían a este lugar. Ahora debía descubrir qué propósito tenía aquello, la niña se veía muy contenta de su destino.

     Se adentró en un vacío salón. Estaba ligeramente oscuro, así que encendió su llama para iluminar un poco. En el suelo había escombros y maleza, era un escenario triste de ver. Exploró un poco, encontrando del lado izquierdo, unas velas sobre un bote de tres remos tallado en una roca. Las encendió y al instante la pared le mostró un mural lleno de nubes donde aparecieron tres templos. Eso no le decía demasiado.

     Niraba se dirigió al otro lado del salón donde encontró más velas sobre otro bote tallado en roca. Esas velas también le mostraron un dibujo similar, tres castillos, solo que estos parecían más grandes y extraños; uno de ellos parecía un simple complejo tan alto como una torre y el que estaba en la parte más alta, solo era conformado por varias barras verticales. Si le preguntaban, diría que parecía ostentoso y que quizás indicaba algún tipo de peligro. 

     El niño miró el entorno y se percató de que en la parte alta de las paredes, se habían dibujado varias aves, quizás en el momento que endenció las velas. Ahora todo estaba ligeramente iluminado, y eso le permitió ver que al fondo del salón había una puerta. Por extraño que pareciera, le generó un poco de inquietud pensar en lo que se encontraría del otro lado, aunque ciertamente no sabía lo que había.

Fotito de la entrada del templo

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Fotito de la entrada del templo.

😞 Casi se me hacía que no publicaba. Tuve noches muy difíciles desvelándome... Me la quería pasar durmiendo todo el día... En fin, me esforcé y aquí está el capítulo de esta semana. Espero hayan tenido linda semana ☺️🤍 y si no, espero que la que viene, sea mejor ☺️🥰

-Rivka.

Sky: El viaje de NirabataWhere stories live. Discover now