Peligro

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Durante el recreo me encontraba parada de espaldas esperando en la fila cuando sentí alguien abrazándome por detrás.

Me quedé sorprendida en mi lugar hasta que escuché la voz de McHale.

—He cogido el máximo gracias a ti Alice.

Su voz se escuchaba alegre. Me giré y lo miré a los ojos. Tenían un brillo especial. Parecían tocados por magia.

No me percaté de las miradas de odio que lanzaba Estephany en mi dirección. Estaba demasiado concentrada en analizar la belleza de Nate.

¿Sólo bastaba con desearlo y lo conseguiría?

—¡La profesora me ha felicitado, estoy tan feliz!

Nate volvió a abrazarme en medio de la euforia y sonreí como una tonta. Una cosa era la atracción a primera vista pero no sabía si de verdad tenía sentimientos de enamoramiento hacia él.

—¿Podrías sentarte conmigo?

Asentí y nos dirigimos a las gradas desde donde solía mirarlo. Se sentía surrealista estar allí con él donde antes me había sentado sola. Comenzó a devorar su manzana con notable apetito. Parecía un pequeño castor triturando madera, perfectamente tierno.

—Si tan solo pudiéramos encontrarla a ella mi felicidad estaría completa...
—¿A qué te refieres?
—La chica de anoche. ¿No estabas allí?

Negué con la cabeza.

—Decidí quedarme en mi cuarto porque me dolía la cabeza.

Mentí.

—Tenía un vestido tan bonito Allie. Sus ojos café se distinguían a pesar del antifaz... Si tan solo pudiera volver a verla.

¿Ese era el efecto que causaba en Nate realmente?

—Hendery dijo que tú habías hecho las cartas. Pero ¿Qué tal si fue esa chica? Tenía pinta de ser bastante misteriosa. Ni siquiera quería que descubrieran su identidad y su voz era tan hermosa...

Nate estaba cuestionando mis capacidades. ¿Pero no era eso lo que quería yo exactamente? Que no me descubriera nunca.

Entonces decidí probar la "capacidad" de pedir deseos.

Ojalá que algún día Nate descubra que en realidad la chica de las cartas, la cantante y yo somos la misma persona.

—Debo irme Allie. Nos vemos luego.

Me besó en la mejilla y desapareció. Bajé sola por las gradas con la cabeza en las nubes hasta que me encontré con Estephany. Sus ojos parecían llamas de fuego.

—¿Acaso quieres robarme a mi novio?
—Nate y yo solo somos amigos Estephany.
—No creas que no sé que en realidad fuiste tú anoche.

Intenté irme pero ella me detuvo.

—Vas a suplicar por tu vida Alice Sellers.

Dos de sus amigas salieron de un rincón y me obligaron a arrodillarme en el suelo. Comenzaron a tirarme fuertemente del cabello. Resistí el dolor lo mejor que pude ya que no podía levantarme siquiera. Me tenían sujetada. Los ojos se me cristalizaron. Era insoportable.

—Al parecer necesitaremos un método más fuerte para que se rinda.

Me tiraron boca arriba en el suelo y comenzaron a golpearme la cara. La sangre fluyó de mis labios mientras me propiciaban cachetadas. Empecé a llorar:
—¿Qué quieren de mí?

Las palabras salían entrecortadas de mis labios, uno de ellos se había roto he incluso la nariz me sangraba.

—Buena niña. Deberías suplicar, pero seré buena.

Estephany me miraba con desprecio y su voz tenía un matiz burlón.

—Le dirás a Nate que fui yo la que cantó anoche.
—¿Por qué debería mentir?

Estephany comenzó a golpearme de nuevo.

—Me das asco Alice. Ni siquiera mereces que te golpee.
—¡Para ya!

Grité. Justo cuando iba a acceder a su horrible petición apareció Hendery.

—¿Qué está sucediendo?

Estephany y sus amigas me liberaron del agarre y escupí sangre en el suelo.

—No se lo digas al director Hendery, o ya sabes lo que pasará.

¿Quién se creía para ir por la vida amenazando a las personas?
Hendery susurró algo a su oído y ellas simplemente se alejaron dejándonos solos.

—¿Qué sucedió Allie?

No tenía fuerzas para hablar siquiera.
Hendery me cargó en sus brazos llevándome a su habitación. Si alguien nos descubría estaríamos en serios problemas.

—Te lo advertí Alice. Te dije que habría consecuencias.

Tenía ganas de llorar y me sentía horrible, lo último que quería era una charla como esa. Necesitaba un abrazo y estaba muy confundida. Hendery limpió cuidadosamente mis heridas.

—Tenemos que buscar una solución para esto Allie. Pero creo que por ahora solo necesitas una ducha.

Me introduje en el baño y cerrando bien la puerta. El agua caliente recorrió mis poros, incluso mi cabello y de pronto me sentí relajada. Por si acaso deseé que nadie nos descubriera. No quería que Hendery se metiera en un lío por mi culpa.

Al salir de la ducha me di cuenta de que en realidad mi ropa se encontraba llena de tierra. Así que lo primero que se me ocurrió fue envolverme la toalla a manera de vestido.

—¿Hendery?

Abrí ligeramente la puerta para que pudiera escucharme.

—¿Qué sucede?
—Necesito ropa... Cualquiera está bien...

Salir en toalla definitivamente no era una opción. Después de un rato esperando Hendery me tendió una falda que me quedaba algo corta y una blusa que decía Go, go girls! Parecía ropa de una niña pequeña. Pero no tenía muchas opciones así que salí de ese modo.
—Vaya.

Hendery me observaba con nostalgia en los ojos.

—¿Qué sucede?
—Es que tú... Me recuerdas mucho a ella...
—¿De quién hablas?
—Mi hermana. Es lo único que tengo de ella aquí.

¿Había muerto?

Me senté a su lado dispuesta a escucharlo.

—¿Quieres hablar de ello?

La falda se recogió un poco pero por suerte él no estaba mirando.

—Ella vive con mis padres. Me enviaron aquí porque no podían encargarse de ambos. Está enferma desde hace años, cáncer decían los doctores. La verdad ni siquiera se sabe qué es lo que sucede. Hace tantos años que no la veo... Y tú me la has recordado... Tenerte a ti a mi lado es como si la tuviera a ella... Gracias Alice.

Tocó delicadamente el extremo de la manga de la blusa y me sentí profundamente conmovida.

—Lo siento mucho Hendery.
—¿Podrías abrazarme?

No pude negarme y lo rodeé con mis brazos. Era como un lugar seguro donde ambos estábamos protegidos.

Perfecto accidenteWhere stories live. Discover now