Capítulo 1

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 Tras una noche de búsquedas y de leer libros más grandes y pesados que su propio cuerpo. Vegetta salió en búsqueda del oso que por alguna extraña razón no lo encontraba en ningún lado; ni en su casa, ni en el pueblo y ni en los alrededores.

 No le quedó de otra que volver a su castillo flotante, al final de cuentas, cuando lo viera le contaría cómo sería su gran plan para crear al superhéroe del que tanto le habló el día anterior.

 Cuando llegó, a lo que sería a la entrada de su gigante casa, vio al híbrido gritando con una alteración y emoción en la colosal entrada.

—¡VEGETTA, ABREME!--- Tras estas singulares palabras estruendosas volvió a gritar— ¡NO DE ESA FORMA QUE PIENSAS! ¡TE CONOZCO MUY BIEN Y SÉ QUE ESTÁS PENSANDO EN ESO, SUCIO!.

— ¿Pero... qué hace?-- Sé preguntó así mismo mientras suspiraba el magnifico mago, caminando hasta que llegó a su lado— ¿Pero tú estas tonto? ¿Qué haces tío?- Le cuestionó haciendo que el contrario salte exaltado.

—- ¡¿PERO QUE HACES TÚ, TONTO?! ¡¿NO VES QUE ME VAS A MATAR DE UN ATAQUE SI APARECES ASÍ?!--- Reclamó mientras se tocaba el pecho y se agachaba para sentarse en el suelo.

— Ya, lo que digas, bobo. – Sé inclinó para arrimarse a su lado— Te estuve buscando, tengo algo que decirte sobre tu propuesta— Estas palabras sorprendieron al cruce de especies. — pero por lo visto tienes algo más importante de qué hablar por tus gritos, pesado.

— Ay Vege, tanto me quieres para buscarme por todos lados y hablar conmigo– Habló el de ojos esmeraldas con tono coqueto, pero al ver la cara del pelinegro decidió no seguir haciendo el tonto.--- Bueno, te buscaba por la propuesta y te voy a decir que investigue ¡SI! ¡INVESTIGUE! ¡AUNQUE NO LO CREAS LEÍ LIBROS! ¡Y TODO PARA PODER CONVENCERTE MI VEGE QUERIDO!.

 El mago solo se reía desde su interior sin querer contarle al oso que él hizo su propia investigación, y que seguramente encontró más información que él, pero lo dejó seguir con su acto de querer llamar la atención.

— ¡Y no sabes que! He descubierto una forma facilísima para crear al héroe que te dije, pero primero necesitamos algo así como una cuna científica para que nazca. No vamos a usar a una mujer para que...— En ese mismo momento, el castaño empezó a balbucear, pensando y recapitulando todo lo que leyó en esos libros que sacaba de su pesada mochila, aunque no entendía algunas de las complicadas palabras que traía en él. Como si de un estudiante en plena lección escolar se tratase. — No quiero que sea como un Jesús, sería muy triste.

 El pelinegro, al cansarse de escuchar hablar tan rápido, dio un suspiro exhausto y empezó a hablar:

— Doblas, cálmate, ya tengo todo planeado.

— ¿Cómo? — Quedó totalmente en blanco.

—No es necesario que me convenzas en nada, ya investigue por mis medios. Será complicado, pero, se logrará crear al héroe que quieres.

 En ese preciso momento el semi oso saltó con toda su energía del suelo para alzarlo y sacudirlo de un lado a otro.

— ¿POR QUÉ NO ME LO DIJISTE? ¡ESTUVE LEYENDO TANTOS ESTÚPIDOS LIBROS! ¡PARA NADA! — lo soltó y lo dejó en el suelo devuelta — NO IMPORTA, VAMOS, TU DIME QUE NECESITAMOS Y LO TRAERÉ, AYUDARE EN TODO, LO PROMETO.

 Suspiro el más bajo. Vegetta quedó aturdido y totalmente desordenado por todo el espectáculo, ordenando su cabeza de los mareos y su ropaje.

— Vamos, te diré en el camino.-- habló exhausto con una pequeña mueca que ocultaba una sonrisa cariñosa hacia el castaño.

[...]

 En el transcurso de unos meses de planificación y de obtener todos los materiales necesarios, los cuales no fueron muy fáciles, debido a que tuvieron que arriesgar sus propias vidas para ello. Solo les faltaba una cosa por concluir.

— Oh, yo sé donde conseguirlo. – Llamó la atención del azabache, que estaba terminando de colocar unos de los grandes ductos de ventilación.--- Pero... Esto sí que no será nada fácil.

— No importa, si pudimos conseguir el transportador de protones, podremos conseguir el cristal del end. — Caminó hacia las mesadas con los coloridos botones y tomó un poco del refrigerio que trajo el oso anteriormente para después limpiarse las manos con un trapo.

— Mmm... No, es muy complicado sinceramente, pero, sé donde conseguir uno sin tener que irnos tan lejos, pero tendremos que hacer algo que seguramente no te guste.--- el híbrido se le acercó y se sentó en una de las mesadas sin tocar nada que provocara un desastre — es mejor que lo haga yo solo. Ya estuve en ese lugar antes y conozco todos los pasadizos sin necesidad de un mapa - Agregó, en un intento de que se quedara le toca el hombro. -- Tomate la noche libre y descansa, confía en mí.

 Tras esas reconfortantes palabras, Vegetta suspira con pesadez. — Lo que tu digas Rubius.— Lo miró con una sonrisa, pero lo que el contrario no sabía es que era una total mentira, no se quedaría, sabia que el oso era un idiota y no podría robar algo de tan magnitud solo, y si, sabia que lo iba a robar, no es fácil conseguir un cristal del end y el echo de que dijera que sabe donde conseguirlo sin necesidad de viajar al end ya lo hizo sospechar.

El Experimento - 𝐀𝐮 𝐊𝐚𝐫𝐦𝐚𝐥𝐚𝐧𝐝 & 𝐓𝐨𝐫𝐭𝐢𝐥𝐥𝐚𝐥𝐚𝐧𝐝Where stories live. Discover now