IV

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El sendero en el bosque apenas recibía algunos rayos de la luz del sol que se ocultaba por el horizonte. El leve viento de verano movió la hojarasca así como también las ramas de los árboles frondosos, el ruido de estas al moverse producía un efecto de calma en todos los presentes. Caminaban en esa expedición con rumbo al valle; el sitio era famoso entre los elfos de la región por su vista y el río transparente que corría entre sus praderas, ahí los osos del Norte y otras criaturas tiene su temporada de apareamiento. A pesar de la sequía que azolaba la región esos lares aún conservaban parte de su verdura y el río también mantenía sus aguas.

Cartman, a medida que anochecía, creaba con su báculo lenguas de fuego inofensivas que iluminaban su camino, conforme avanzaban estas desaparecían al consumirse. Lideraba al pequeño grupo, en medio iba Kyle junto con Ike (tomados de la mano) y Nichole, Stan iba un poco atrás.

—Este lugar es tan bello, de verdad, no se compara a mis tierras.

—Me alegra que le guste, princesa, porque la belleza natural de este sitio es tan cautivador en especial en primavera —habló de forma cortés.

Sin embargo, a Kyle le desesperaba ese tono tan amable de Cartman. Parecía una actitud tan falsa la que había adoptado con la princesa que dudaba de toda esa presunta calma. Desde que salieron del castillo, Eric lo ignoró por completo después de que le dijera de forma burlona que "tenía todo bajo control".

—De hecho ya pasó la temporada estuvo bastante hermoso.

Prosiguió apartando unas ramas y arbustos que se interponían en el camino.

—¡Ay, me hubiera encantado verlo! —Agradeció la chica pasando por el sendero—, lástima también que en unas horas me voy de nuevo a mi reino.

El elfo, mientras la princesa estaba distraída, se acercó a su caballero. Comenzaba a ponerse nervioso.

—¿Qué crees que esté planeando?

Susurró sin dejar de mirar a la pareja que parecía reír de un tema que Cartman sacó en su plática.

—No me gusta nada —entornó los ojos.

—No lo sé, amigo, a mí me parece muy convincente —se rascó la nuca.

—¿En serio le crees? ¡Es de Cartman de quien hablamos!

Detuvo su mirada en Stan, incrédulo de que no tuviera siquiera un mínimo de preocupación. Incluso sus orejas se agitaron.

—Vamos, Kyle, deberías confiar un poco en él. Hablamos y creo que no arruinaría una noche de este tipo solo por molestarte.

Su rostro cambió a una expresión de fastidio.

—Bien, como sea, pero si algo sucede no le justificaré nada... ¡y tú tampoco, Ike! —respondió cuando vio que su hermanito estuvo a punto de hablar para salir en defensa del mago.

En anteriores ocasiones el pequeño se culpaba o mentía por él con el propósito de que los problemas no se hicieran más grandes en su contra.

***

—Qué triste que esta noche sea su primera y última vez que venga al reino.

Fingió tristeza al patear una roca que salió rodando en dirección a la chica.

El cielo detrás de ellos daba paso a la noche, las lenguas de fuego de Eric que habían comenzado como pequeñas fuentes de luz, ahora eran bolas lo suficientemente grandes para alumbrar el camino frente a ellos. La luna, sin embargo, fue de gran ayuda porque esta brillaba iluminando todo en la región con su baño de plata.

Destino inciertoDove le storie prendono vita. Scoprilo ora