Harry y Louis no pueden pasar ni cinco minutos juntos porque ya se están peleando, pero Louis y Harry no pueden pasar esos cinco minutos lejos porque comienzan a extrañarse.
Ellos creen firmemente que se odian, la realidad es que no quieren admitir...
Louis sabía que aprender a vivir sin Harry sería difícil, a pesar de que lo sabía, no creyó resentir tanto la primera noche. No por él, él aún no extrañaba al lindo australiano.
Pero Adara sí. Para la pequeña no era fácil dormir en una casa y en una cama que no era la suya, tampoco le era fácil no ver a su papá.
— Papá, ¿y papi? — Preguntó la pequeña la primera noche, habían pasado varias horas sin estar sin él y comenzaba a extrañarlo.
— En casa, corazón.
ㅡ Ya vámonos a cada.
— No, amor mío, ahora vivimos aquí.
Y tras oír aquel no, un llanto interminable se había desatado por toda la casa Tomlinson, Adara no podía soportar la idea de no estar con ambos, porque durante toda su corta vida se había acostumbrado a siempre tener a los dos juntos.
Aunque jamás lo admitiera, Louis también extrañaba a aquel chico, extrañaba la mata de rizos aparecer por la puerta de la cocina, extrañaba regañar a Harry por jamás dejar la ropa en su lugar y peor aún, extrañaba aquellos mañaneros que se daban sin ninguna pizca de lujuria.
Los padres de Louis y Charlie, su hermano, se percataban de todo esto, no había cosa que intentaran que animara a Louis, el chico solo quería regresar corriendo a donde está su esposo.
Pero sabía que por el propio bien de su corazón, no podía regresar con aquel chico, no hasta que aclarase sus sentimientos.
Y eso tal vez jamás ocurriría.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Al finalizar la primera semana, Louis le había mandado un mensaje comentándole a Harry que iría para dejarle toda esa semana a la niña, al llegar a su antigua casa una horrible nostalgia lo inundó pero todo se lo adjudicó al embarazo.
Al ver a Harry se sintió mal y por unos segundos flaqueó, el ruloso se veía demacrado, tenía unas muy grandes ojeras y tenía algo de peso de menos, cosa que preocupó a Louis más no dijo nada.
Adara al volver a ver a su padre, no cabía de la felicidad, pataleó para que Louis la soltara y corrió hasta Harry, que con la misma intensidad le regresó el abrazo.
Esa semana acabó la lloriqueadera por Harry, pero comenzó por Louis.
Porque Adara necesitaba a sus dos padres para ser feliz.
