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Habían pasado un par de semanas desde que t/n había comenzado a ir al psicólogo ella sola pagándolo con sus ahorros. Iba una vez a la semana a las cinco de la tarde y allí hablaba sobre su padre maltratador, sobre sus sentimientos y demás, pero a su psicóloga no le había hablado de Allister, de hecho no le había hablado a su madre tampoco de él.
Sin embargo no lo había visto desde que hablaron en el cementerio hace algunas semanas.

Quería verlo y confesarle todos sus sentimientos, que ya no quería acabar con todo y morir, si no que ella quería pasar tiempo a su lado.

Pero no sabía cómo decir eso.

Cada vez que pensaba en decírselo se le hacía un nudo en la garganta y se le atragantaban las palabras.

—Bueno t/n, eso es todo por hoy. Vas progresando bien.—le dijo la psicóloga a la chica mirando unos papeles— Entonces nos vemos el próximo día.

—Claro, nos vemos—dijo la menor levantándose del asiento y saliendo del lugar.

Aún quedaban unas cuantas horas antes de que comenzase su trabajo así que decidió vagar por el pueblo.

No era muy grande, pero había un mercado en la plaza que todos los días cambiaba sus artículos. Tal vez podía darse un lujo y comprar algo para ella misma... O para otra persona.

Caminó por el mercado viendo los puestos. Había puestos de fruta, de ropa de accesorios y de objetos para los pokémon.
Nada le llamó especialmente la atención.
Hasta que recordó algo.

Dar un applin a quien amas es una señal de declaración.

—Tal vez podría capturar un applin...—se dijo a si misma— Pero mañana, hoy ya queda poco para entrar al trabajo.

Así que tras el trabajo regresó a su habitación del hotel y al día siguiente temprano se alistó para salir a buscar al pokémon.

Revisó en la Pokedex donde encontrarlo.

«Ruta 5»

Pidió un taxi hacia pueblo Hoyuelo y de ahí Caminó hacia la ruta.

Estuvo toda la mañana encontrándose pokémon de lo más variopintos pero no encontraba el que buscaba.

—No puede ser... ¿Seguro que era aquí?—revisó la Pokedex y está decía de nuevo «ruta 5»— Al diablo, si la Pokedex dice que es aquí será aquí.

Pasaron las horas y nada. La chica estaba a punto de abandonar cuando se encontró con un árbol de bayas. Apoyó la espalda contra el tronco y suspiró.

De pronto notó que algo le cayó en la cabeza y rodó por el suelo.

Dirigió su vista a aquel objeto.

Era una manzana...

De pronto la manzana comenzó a moverse y entonces fue cuando t/n se dió cuenta, ¡Era el tan codiciado applin!

Sin pensarlo mucho le lanzó una pokeball veloz como un rayo.

Esta impactó de lleno en el pokémon. Eso sorprendió a la chica pues no tenía una gran puntería.

La pokeball se movió hacia un lado. Hacia otro...

Un último movimiento dió a entender que lo había capturado.

—¡Si!—exclamó t/n yendo a recoger la bola—¡Gracias a arceus!

Guardó la pokeball en su bolsa y llamó a un taxi.

Regresó al pueblo Ladera y fue al hotel a comer algo ya que era ya mediodía.

Luego regresó a su habitación.

Decidió ensayar como le daría el applin a Allister.
Fue al baño y se quedó frente al espejo con el pokémon en las manos.

—Asi que... ¡Quería darte esto!—dijo ella— No... Así no... Hum... Allister yo... No, así tampoco...—se miró al espejo. Se sentía patética— Ahg... Allister quería darte esto... No...

Guardó al pokémon en la pokeball y volvió a mirarse en el espejo. Pasó los ojos por donde sabía que habían estado sus moretones, los cuales ya habían sanado.

Decidió pasar el rato en su celular hasta que llegase la hora del trabajo, ya luego iría al cementerio a buscar a Allister.

Después del trabajo fue al cementerio.

Allí estaba el pelinegro, paseando entre las tumbas.

T/n se acercó a él por la espalda y le tomó de la manga.

Ese día el chico no llevaba el uniforme del gimnasio, llevaba una camisa negra que le quedaba algo grande, unos shorts morado oscuro, unos calcetines altos blancos y sus zapatos de siempre.

—Allister, holas.

—¿Uh?—él se volteó y la vió— Ah t/n... Cuanto tiempo.

—Si, ya algunas semanas. ¿Cómo estás? ¿Cómo va el trabajo?

—Bien, la semana pasada casi llenamos el gimnasio en uno de mis turnos. Y... De momento no me han llegado más cartas de odio... ¿Y que tal tu?

—Bastante bien también. He comenzado a ir a una psicóloga local y creo que avanzo bien.

—¡Oh genial!

T/n miró la máscara del chico. Lo había visto ya sin esta y quería hacerlo otra vez, pero no quería incomodarlo, así que se contentó con ver sus ojos brillantes tras la máscara.
Quería declararse en ese mismo momento y darle el applin, pero no sé atrevía.

—Allister... Y-yo... Es que... Ahg no puedo—se lamentó la chica.

—¿Estás bien?

—Si... Solo que no me salen las palabras...—dijo ella mirando al suelo.

—¿A caso quieres... decirme algo?

El corazón de t/n iba rápido, más rápido de lo normal. Solo podía escuchar sus latidos.

—Si... Pero no sé cómo decirlo... Se me lengua la traba y...

—Querras decir que se te traba la lengua.—comentó el chico entre risas

—Eso, ¿Qué dije?

—Dijiste, "se me lengua la traba"

—Ahg...

—Prosigue, no quería interrumpirte...

—Es que hay algo importante que quiero decirte, algo... Algo complicado...

—¿Tienes miedo?

T/n suspiró con pesadez.

—Si... Tengo miedo... De mis sentimientos.

—No debes tener miedo de eso... Solo... Solo suéltalo.

—No puedo... Lo siento, yo...—se le cristalizaron los ojos a la chica. Se sentía patética al no ser capaz de declararse.

—No... No llores...

—Lo siento...

Y en un momento de crisis t/n se dió media vuelta y salió corriendo. Allister hizo un ademán de seguirla pero al final no la persiguió.

Rápidamente ella salió del cementerio y regresó al hotel.

Se echó en la cama y maldijo su timidez.






Bueno gente aquí está el capítulo de hoy.

Llevo varios días trabajando en esto pero se me estaba haciendo cuesta arriba. Sin embargo, aquí os lo traigo, recién salido del horno.

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1057 palabras

~Sus ojos tras la máscara~ Allister x tu [pokémon espada y escudo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora