Capítulo 81

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"No sé qué haces ni adónde vas

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"No sé qué haces ni adónde vas. No me cuentas nada."~ MACARENA GÓMEZ

Quiero vivir.

26 de Julio.

Mi madre siempre lo dijo cuando estás tan abajo y sientes que el mundo te cae encima, sientes que las fuerzas te abandonan y todo lo que tienes a tu alrededor es una simple ilusión que tu cabeza está creando, sabes que realmente has tocado el fondo, el hoyo más profundo sobre la Tierra.

Es normal que la desesperación te ataque, que de verdad todo a tu lado, todo a tu alrededor lo confundas con un simple sueño o pesadilla del cual quieres despertar, sin embargo sabes que eso no ocurrirá porque estás viviendo tu vida real, todo lo que estás experimentando es real y no hay alguna vida alternativa de la que puedes escoger.

Sin embargo, siempre existe el motor de tus recuerdos, los buenos recuerdos que te enseñan a seguir adelante a continuar con el camino a pesar de que todo está sobre tus hombros, esos recuerdos son los que te mantienen con vida no importa todo lo que esté ocurriendo a tu alrededor, mantienes la esperanza de que en algún momento, esos recuerdos se fortalecerán cuando regreses con tu familia. La esperanza es lo último que se pierde y por más cliché que suene, sabes que es verdad.

La vida me había puesto frente a cientos de criminales, desde que complete mi entrenamiento como agente supe que estaría en manos de cualquier criminal qué se encaprichará conmigo, parecía ser una característica que todos compartían, y era imposible quitarles de la cabeza cuando querían a una de las agentes en su cama, claro que siempre pensé que yo podría defenderme; pero subestime el poder del maldito hombre que me tenía entre sus garras.

Las noches y los días pasaban sin siquiera detenerse un poco, lloraba todo el tiempo y a veces me encerraba en el baño para que el hombre no me escuchara, me estaba volviendo loca en este maldito infierno y con la única compañía de las mujeres que extrañamente habían cambiado su vestimenta, ya no vagaban desnudas por todos lados, en su lugar vestían atuendos un poco más decentes.

Un sentimiento extraño no me dejaba dormir por las noches, era como si sintiera que no sólo no me había protegido a mí, sino a alguien más. Un sentimiento tan extraño que mi corazón me gritaba que algo estaba mal en mí, que me diera cuenta de las señales que me daba pero no podía hacerlo, parecía que incluso mi inteligencia se había largado a la Patagonia y la capacidad para analizar las cosas se había esfumado de mi mente.

Me causaba gracia que las pesadillas que siempre había tenido con Stefan se habían esfumado completamente, no estaba recordando simplemente, estaba viviendo un nuevo infierno, un infierno disfrazado de lujos y de regalos ostentosos que me daba el bastardo de Magnus Schiavone.

Había tratado de encontrar las debilidades de ese bastardo, sin embargo parecía ser inmune a cualquier cosa, menos a mí; me encontraba desesperada y sólo quería despertar de esa pesadilla en brazos de los hombres que amaba pero sabía que para que eso ocurriera faltaba mucho tiempo. Magnus se había asegurado de ocultarme perfectamente bien, sería imposible que lograrán rastrearme, y no podía pedir ayuda sabiendo que mi vida corría peligro.

Sólo tú. Mi dulce tentación. ©Where stories live. Discover now