Capitulo 49.

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Capitulo 49.

Salí de la tienda, aún sin poderme por completo mis ojos por estar casi desmayándome del sueño.
Lo que ocurre es que a mi preciosa esposa le comenzaron los estúpidos antojos, y para mi mala suerte, hoy le dio un antojo a las cuatro de la mañana. ¿Qué cosa?. Tacos.
¿Donde rayos encontraba una tienda de tacos en Miami a la cuatro de la mañana?.

Lo bueno fue que en internet pude encontrar un lugar, el que no quedaba del todo lejos de casa, que estaba abierto toda la noche, ¿Pero como era eso posible?, no me quejé, de hecho estaba agradecida.

Caminé hacia la casa despejando las enormes ganas de dormir que tenía. Pero hago esto y más por Camila.

Había ido a la tienda caminando puesto que no quería manejar cuando el sueño estaba por vencerme. Camila trató de convencerme con besos de no ir a pie, pero no le dio resultado.

En medio del camino comencé a escuchar susurros y pasos tras de mi, por lo que comencé a caminar más rápido, asustada.
Cuando los pasos se acercaron más a mi, me volteé, no encontrando absolutamente nada.
Los murmullos comenzaron a ser más y más fuertes, haciéndome cerrar con fuerza mis ojos, tratando de no escucharlos, pero fue imposible.
Comencé a pensar que los murmullos eran producidos por mi mente, y que algo muy malo me estaba pasando porque no era nada normal escuchar voces y pasos.
Cuando abrí mis ojos me quedé sin respiración, porque justo frente a mí se encontraba mi mejor amiga. Ella sonreía ampliamente, era una sonrisa de orgullo, lo sabía, ¿Pero orgullo de qué?.

-Lucy..

Susurré antes de caminar hacia ella y cuando iba a tocarla, desapareció.
Me dejé caer y llevé ambas manos a mis cabellos, tirándolos con fuerza, enojada conmigo misma, porque me estaba volviendo loca.
Sin saber por qué, comencé a rasguñar con fuerza mis brazos, dejando largas tiras rojas por ellas.

Volví a escuchar los murmullos en mi cabeza los que cada vez se hacían más y más claros, ayudándome a entenderlos. Pero cuando los entendí, solo comencé a llorar.

Eres una idiota.

Estás loca.

Eres una idiota.

Estás loca.

Mi mente estaba jugando conmigo, y yo ya no podía más, porque esta no era la primera vez que esto sucedía. Necesitaba parar esto de alguna forma, porque ya no podía seguir.

Me levanté y cogí la bolsa de tacos, corriendo rápidamente a casa, aún con las voces en mi cabeza las que comenzaban a gritarme.
Entré a la casa, con lagrimas cayendo por mis ojos por la desesperación que estaba sintiendo.

Dejé la comida en la cocina y subí a la habitación tambaleándome un poco en las escaleras pero llegando se igual manera.
Cuando iba a decirle que ya había llegado la vi dormida, por alguna razón ese hecho logró que las voces se hiciera más poderosas, tanto que me taparon los oídos.

Sequé mis lagrimas y me acosté al lado de Camila, ocultando mi cabeza en su cuello cuidadosamente para no despertarla.

Estuve cuatro horas de esa manera.
No pude dormir por culpa de las voces, las que no aumentaron pero tampoco se detuvieron. Solo se quedaron en mi cabeza.

Camila se despertó y me abrazó con fuerza, bostezando y refregando sus ojos.

Camila: Hey.. -frunció el ceño al mirarme.- ¿Qué pasa, mi amor?.

-Nada, ¿Por qué?.

Me regañé internamente cuando mi voz salió como un susurro.
No quería que ella notara lo que me ocurría.

Ours Mistakes. DFM 2da Temp. «Camren»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora