Parte 6

176 29 8
                                    

Parte 6

Ha pasado un tiempo desde la última vez que lo vi, no esperaba verlo hoy, para ser sincero, ya no espero verlo como cuando era solo un adolescente de diecisiete años.

Un tiempo ha pasado, desde la última vez que pensé en el. Y no, no se su nombre, jamás hable palabra siquiera con él. Ya no hay sonrisas, no creo que me reconozca como yo lo he reconocido a él. Han cambiado tantas cosas de esa época a ahora.

Quiero comenzar con su vestimenta. Mi misterioso e interesante chico de negro, paso a vestir colores, para ser detallista, aquella vez que lo vi llevaba verde y rojo combinados. No es que se vea mal, se ve más que bien, le queda hermoso, pero común, simple, típico, normal. Ya no me causa interés, ya no veo el misterio en el.

Ha dejado de sonreírme hace tanto tiempo. No lo juzgo, puede que no me recuerde, fue alrededor de un año que no lo vi y un día lo vi, ya no me miro, no me sonrió por más que yo sí. Quizás, solo ha perdido el entusiasmo en mí, tal vez esta con alguien y no sonríe a desconocidos en la calle. De ese tiempo a ahora, rara vez lo he visto, he tratado de dar vuelta la cara, de restar importancia.

Es raro que yo camine por las calles de mi barrio, al parecer es raro que él lo haga también, pero lo he encontrado caminando por ellas y, una vez más repito, no hay reconocimiento en su mirada, no hay sonrisa entre sus labios.

Solo fue mi último amor platónico de la adolescencia, así quiero recordarlo, en esa categoría guardarlo. Fue un inocente enamoramiento, realmente muy inocente, puro.

¿Las otras cosas que han cambiado en mi vida? Muchísimas, pero no quiero especificar, porque soy alguien completamente diferente hoy en día. Mi vida, en poco tiempo, tomara otra ronda de cambios, de progresos, gracias a ese progreso me sentiré más libre. Finalmente, viviré solo.

¿Qué rumbo tomo mi vida? Después de un año "sabático", por llamarlo de algún modo, buscando aquí y allá encontré mi camino, el que creo que es el indicado, algo que me gusta, una carrera que quiero seguir, el sueño de llegar a esa meta de ser alguien, de ser eso.

Pronto dejare las casa de mis padres, dejare el barrio y con ello mi último amor platónico, mi chico de negro, mi niño de negro, ya que nada me saca de la cabeza que era un año menor que yo, que lo es, porque sigue en vida.

¿Sera hasta el día de hoy otaku? ¿Seguirá andando en skate? ¿Sera gay?

Preguntas como esta, toda mi vida me acompañaran cuando lo recuerde.

Es tonto, lo veo en este momento de mi vida, pero sigue siendo inocente. Enamorarse de alguien que no sabes el nombre, del que no sabes su sexualidad, si esta fuera del armario u oculto, si tiene novia y es hetero o un gay con una novia de pantalla, absolutamente nada se de él.

¿Y no es eso un amor platónico? ¿Cómo un planeta al que ves pero no sabes nada?

El concepto de amor platónico consiste en jamás conocerlo y no conocerlo mantiene la fascinación por el resto de la vida, es como la fantasía viva a través de las preguntas que jamás tendrán respuestas. Asimismo, él fue, es y será inalcanzable para mí.

¿Si he estado con otras personas? Algunas, sí, he de presumir que nunca me ha faltado alguien que me acompañe entre las sabanas cuando así lo deseo, pero sé que en algún momento de mi vida deseare algo mas, espero tenerlo en ese momento, he de comenzar pronto la búsqueda.

He decidido llamar a mis episodios con este chico de negro: anécdota.

La anécdota, en la que me sentí más cerca de mi chico, la anécdota del episodio e instante en el que mi estomago se sentía como un hormiguero con mil hormigas saliendo de él, miles de patitas caminando produciendo cosquillas que hacían temblar mi cuerpo, mis piernas, tuvo lugar en ese último año, cuando los días de escuela estabas agotándose.

Era una tarde noche, que había bajado del autobús y comenzado a caminar las calles tan típicas y conocidas para mí, cuando por delante reconocí la figura de mi chico caminando con lentitud y pereza, corrí varios pasos, no sé que me ocurrió, algo me decía "persíguelo, alcánzalo, salúdalo", pero me detuve a unos metros, desacelere mi paso y camine detrás suyo.

Me había paralizado cuando miró hacia atrás, sé que me reconoció, aunque yo mire hacia otro lado, el cruzo la calle y yo lo seguí, mirando al suelo, con las hormigas caminando por mi estomago, mis piernas temblando, mis manos sudaban y fui valiente, continúe caminando.

Eleve mi mirada y lo vi desordenando su cabello con una mano, como si estuviera frustrado, baje el volumen de mi música y lo escuche bufar, tome detalle en su perfil cuando miró hacia un lado, la pupila de su ojo mirando hacia mí. Me volví a paralizar cuando me observó, detuve mi caminar y sus pasos se desaceleraron hasta casi detenerse mientras yo volvía a caminar detrás de él.

Estaba oscureciendo más y más a cada minuto, las calles no eran seguras y los cortes de luz en el vecindario no eran de extrañar, por lo que no me sorprendí cuando a lo lejos, vi solo oscuridad por donde debíamos pasar.

Poco veía yo, mientras estaba envuelto en aquella oscuridad, pero logre distinguir bien que, de alguna manera, caminaba a mi lado, centímetros no separaban de los laterales, íbamos lado a lado. Aunque, hasta el día de hoy puedo seguir creyendo que él es más chico que yo al menos por un año, no voy a negar que en ese instante lo dude.

Lo dude, porque me sentía seguro junto a él, porque algo en el irradiaba protección, me sentía cuidado caminando a su lado, sentía que estaba atento a cualquier cosa que pudiera ocurrirme durante esas cuadras a oscuras. Me sentí pequeño a su lado, porque cuando salimos de las calles oscuras a las iluminadas me sentía inseguro, porque su paso acelero, no demasiado, pero lo suficiente para no sentir que íbamos juntos.

En esa época, en esos tiempos, nos conocíamos, de alguna extraña y desconocida manera, pero nos conocíamos. Sin saber nombre, edad, sin hablarnos, nos conocíamos por miradas y sonrisas compartidas.

Puede que haya ocasiones en las que me arrepienta de no haber tenido el suficiente valor de decir solo "hola", con uno solo hubiera bastado para comenzar, pero hay otras ocasiones en las que lo prefiero así. Que jamás nada haya iniciado y no pasara de ser un amor platónico es bueno, porque lo recordare toda mi vida de una buena manera, de una gran manera, será ese chico inalcanzable, pero maravilloso.

Se mantendrá durante toda mi existencia la magia de esa fantasía que hubiera muerto con un: "hola". Él fue alegría, sonrisas, mariposas, nervios, fue amor del puro y solo así debe de quedar.

¿Cómo mantener viva la magia dentro de uno si mata toda fantasía adolescente? No hay manera. No me importa su nombre, para mí siempre será mi chico de negro.

FIN.

Continuación: El chico detrás de los libros. 


Bueno, termine de subirlo en medio día y espero que eso sirva para atrapar a todo quien lea para lo que sigue.


No se si logre expresar todo lo que conlleva la adolescencia y por lo que pasa un adolescente, pero espero haber dando un buen pantallazo de ello, sobre todo que más de uno/a haya recordado su propia adolescencia y amor platónico de entonces.


¡Gracias por leer!

El chico de negroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora