La novia falsa

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Juliette

Llego a casa con el corazón acelerado, aunque no me arrepentía de nada del trato que había hecho con Ken sabía que sería capaz de lidiar con ello, pero el temor de que Oliver se fuera a enterar estaba latente en mí. Nunca había sido capaz de ocultarle algo a Oliver por mucho tiempo y no sabría cuanto tiempo duraría esta mentira.

—Buenas tardes, señorita. — nos recibe Sina, una chica joven que había contratado Oliver para encargarse junto con la ama de llaves de la casa. 

—Buenas tardes. — le contesto mirando de reojo al ama de llaves. Había llegado solo unos cuantos minutos después de que hubiera estado sosteniendo la mano de Ken. Había estado preguntándome si nos había visto todo el camino.

—¿Gusta comer algo? — me pregunta Sina amablemente.

—No, gracias. Voy a esperar a mi hermano. — le aseguro y me despido de ellas con un movimiento de cabeza. Subo rápidamente las escaleras. Antes de irme, Ken había deslizado un pedazo de papel en mi mano, todo el camino resistí el impulso de leerlo. Lo desdoblo y lo leo tan rápido como cierro la puerta de mi cuarto tras de mí.

Kendrick

El regreso al palacio es rápido, los guardias no se habían tardado nada en llegar después de que Jules se fuera. Morris, el espía por excelencia de mi padre había estado ahí, sabía que a este punto mi padre ya sabría todo lo que había hecho en el baile de debutantes, lo que no sabía es si había visto cuando sostenía la mano de Jules entre las mías. Lo poco que interactuamos durante la práctica del baile, me había dado la impresión de que era alguien inteligente, pero la forma en la que había contestado aquellos acertijos y la rapidez con la que lo había hecho me había confirmado que era alguien que iba más allá de la inteligencia promedio. 

Tan pronto como llego a mi habitación aparece uno de los sirvientes, solicitándome ir a las habitaciones de mi padre. No sabía como se tomaría todo lo que le hubiera informado Morris. Sabía que no tendría problemas con las chicas del baile de debutantes, todas venían de familias ricas  y bien posicionadas, pero con mi padre y Morris siempre había un pero. Toco en la puerta de mi padre antes de entrar, pero al primer golpe la puerta se abre.

—Su alteza, un gusto verlo. — dice Morris saliendo de la habitación de mi padre con una sonrisa enorme en el rostro, pero no una de alegría, una de superioridad.

—Morris. — le saludo entrando a la habitación de mi padre, para después cerrar la puerta. — Padre, me informaron que me necesitaba. 

—¿Cómo te fue?  ¿Conociste a alguien interesante? — Jules o la chica de los ojos grises como la había estado llamando hasta ahora, sin duda era alguien interesante, con esa mirada intensa y mente rápida.

—Vi a Morris en el baile de debutantes, estoy seguro que ya sabes. — le contesto acercándome a su cama.

—Supongo que la edad le esta quitando sus dotes de espía. — dice mi padre, lucía más pálido que cuando me había ido. — ¿Quién es esta chica? — me pregunta mi padre intentando recuperar su aliento. — Morris dijo que era bonita 

—Lo es. — recordaba la forma en la que su piel parecía brillar bajo el sol, su mirada astuta y la gracia con la que se movía. — Creo que fue una buena idea haber ido, gracias padre. — le digo comenzando a dejar pistas de en lo que Jules se convertiría en poco tiempo.

La Forastera y el PríncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora