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El viento soplaba suavemente sobre la piel de Roier mientras él permanecía de pie. Es curioso todo. Roier siempre ha pensado que el aire en los cementerios es diferente al normal, se siente más raro, pesado y frío, no importa que el Sol esté directamente sobre ti, siempre tendrás frío.

Quizás esa atmósfera era exclusiva de lugares así.

— Un año más, eh...— Roier susurró mientras observaba las dos tumbas frente a él, llevaba dos pequeños ramos de crisantemos.

Tragó saliva y se agachó un poco, dejando cada ramo sobre las tumbas.

— Aldo, Mariana... No tienen idea de cómo los extraño— Comentó, hablando firme, pero con inseguridad— Cada año me es igual de difícil pasar por esta fecha—

Roier se enderezó y miró a Spreen, quien estaba algo detrás de él. Spreen asintió y avanzó hacia él, mostrando lo que llevaba un la mano, un paquete mediano de papas del McDonald's.

— Bien...— Roier tomó el paquete con la mano izquierda y con la derecha tomó una papita para levantarla— Por el McTrio—

— ¡Por el McTrio!—

Roier, Aldo y Mariana dijeron cuando levantaron tres papitas en el aire, luego la engulleron.

— No mames, Aldo, pinches papas todas tiesas— Roier se quejó después de tragar la papa.

— Ay pendejo, ¿Pues que esperabas?— Aldo comentó— Cuatro perras horas de camino guardándolas en mi mochila, obvio iban a estar más tiesas que mi pito—

Los tres empezaron a reír y continuaron comiendo las papas frías de Aldo. Ya había pasado toda la bienvenida a los campistas así que los tres ahora estaban en su cabaña asignada, afortunadamente los tres fueron puestos en la misma, aunque la cabaña era para cuatro, aún no conocían a su otro roomie.

— Ay pinche Roier, más te vale que este campamento este chingón— Aldo volvió a hablar.

— Ya les dije que nos la vamos a pasar bien aquí, es mi tercer año viniendo— Roier se defendió.

— Es que también nosotros debemos poner de nuestra parte, mien, pero igual Roier, nosotros dos venimos nomás por ti— Mariana habló finalmente, luego miró a Roier.

— Miren, yo solo tengo un buen presentimiento, ¿Saben?— Sonrió— Yo sé que este verano será inolvidable—

Oh, y vaya fue inolvidable...

— ¿Roier?—

El castaño salió de sus pensamientos cuando sintió la mano de Spreen en su hombro. Cuando su novio le limpió una lágrima, fue que Roier se dio cuenta de que estaba llorando.

— Ellos solo fueron al campamento porque yo los convencí de hacerlo— Comentó el mexicano— Es mi culpa...—

— ¡Hey, no!— Spreen le interrumpió— Vos no tuviste la culpa de nada—

— Pero...—

— Pero nada, Roier— Spreen tomó el rostro del castaño entre sus manos— Vos no tienes culpa en esto, vos no fuiste a darle motivos a un puto loco para matarlos—

Roier continuó llorando mientras miraba a Spreen, quien empezó a limpiarle las lágrimas.

— Deja de pensar eso, no quiero que te sigas culpando por algo que no has causado— El argentino habló, luego se acercó para juntar su frente con la de Roier, ambos quedándose así un momento.

— Siento que en estos días siempre caigo...—

— Pero yo estoy aquí para vos, yo te podré levantar— Dijo Spreen.

Survivor (Sproier AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora