Extra

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Revolvía en círculos el líquido que contenía su vaso de vidrio, observándolo como si fuera la cosa más entretenida del lugar. La música sonaba de fondo a un volúmen bastante suave para generar un ambiente, aunque este era tapado por las risas y los murmullos de las personas.

Hanma se hallaba sentado en uno de los taburetes de la barra, disfrutando de su whisky que pidió cuando llegó hace un rato. Este ya era su segundo trago, pero todavía se encontraba en todos sus sentidos. Necesitaba unas cuantas copas para lograr distraerse, la cual era la principal razón de que estuviera allí.

Tomó otro sorbo, sintiendo el líquido con un toque dulzón quemar su garganta. El ruido de otro trago siendo colocado apenas terminaba el propio le llamó la atención, haciendo que levantara la mirada.

El barman le acababa de dejar un "Old Fashioned", un cóctel que también consistía en whisky, combinado con el sabor de lo cítricos.

— Disculpa — lo llamó — Yo no pedí esto — indicó confundido.

— Lo invita la mujer de allá — el hombre ladeó la cabeza hacia a un costado.

Se dio media vuelta para comprobar de qué hablaba y pudo observar a una chica en la otra punta de la barra, que probablemente rondaba su misma edad. Llevaba un vestido algo descubierto y ajustado que permitía relucir su gran figura, un maquillaje elaborado que resaltaba aún más sus rasgos y su mirada estaba fija sobre él, mientras se recargaba en la superficie de madera. Realmente era una belleza.

El castaño inclinó levemente la cabeza como un gesto de agradecimiento y ella alzó su copa, indicando que repitiera lo mismo para que pudieran brindar juntos. Luego, esta se levantó para acercarse lentamente y tomar asiento a su lado.

— Buenas noches galán, ¿has venido solo? — inició la conversación.

— Así es — le dio su atención.

— Que bueno o sino hubiese sido una decepción, eres muy guapo y totalmente mi tipo — confesó sin vergüenza alguna.

— Gracias, me halagas. Tú también te ves bien — soltó un cumplido para ser amable — Además, ¿no se supone que la mayoría que vienen a este tipo de lugares están solteros? — rio levemente.

— No exactamente, en realidad hay dos razones por las que vienen aquí — levantó sus dedos — La primera, es porque buscan pasar el rato como tú dijiste y la segunda, es para tratar de olvidar algo. Dime, ¿por cuál viniste tú? — indagó curiosa.

— Bueno...sería la segunda.

— Ya veo. Entonces, ya que los dos estamos solos en esta linda noche...¿Qué te parece si te ayudo con eso? — apoyó su mano sobre la del tatuaje para que la vea directamente a la cara y sonreírle de forma coqueta.

Se mantuvo en silencio, procesando por unos segundos la propuesta bastante tentadora para cualquier soltero que tuviera una buena suerte. Era alguien bastante hermosa que buscaba divertirse y a la vez querer ayudarlo sin pedir mucho a cambio. Tal vez no era mala idea.

La Luna resplandecía desde lo alto, acompañando a las luces y carteles fosforescentes a iluminar las oscuras calles de la ciudad. Esa noche en especial no estuvo tan fresca como otras, permitiendo a las personas poder planear salidas nocturnas. Siempre el centro de Shibuya se encontraba lleno, sin importar si era día de semana o no.

Se retiraron al callejón pegado al bar, para realizar su cometido sin ser vistos. Tomó la cintura de la mujer bastante firme, sintiendo la figura a través de al tela del vestido, acorralándola contra la pared mientras devoraba sus labios apasionadamente. A penas se separaban por cortos lapsos de tiempo para respirar y en seguida continuar en lo suyo.

Tᴜᴛᴏʀɪ́ᴀs | BᴀᴊɪғᴜʏᴜWhere stories live. Discover now