Ducha I

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Kaveh y Haitham tenían horarios respectivos para usar el baño, una estricta lista de reglas que impusieron entre los dos viendo sus tan tercas personalidades.

El problema es que, a veces algunas personas simplemente tienen la mala suerte de conseguir un compañero demasiado coqueto para el propio gusto.

Eso mismo le paso a Al Haitham cuando estaba en horario tomando una ducha, como tenían en su detallado reglamento. Kaveh por la mañana, Haitham por la noche.

Escucho el ruido de una voz muy fácil de distinguir desde la ventana. Su "amigo" rubio era demasiado ruidoso para su agrado.

- No debí tomar tanto café en la academia... ¿como es que sobrevive Layla? - es lo único que se cruzó por la mente de Kaveh cuando entro al apartamento, gracias a los arcontes ese día no olvidó su llave.

Abrió la puerta principal, la casa le dio la bienvenida con espesa penumbra. El silencio, que rara vez estaba prénsente en su actual hogar, parecía tener el reinado absoluto.

Colgó las llaves en su llavero, donde siempre se las olvida.

- Haitham, ya regresé, que vamos a cenar?

El nombrado lo ignoró. Nadie contestó.

- Estás aquí si o no? Responde o iré al bazar a comer yo solo. - su paciencia era bastante corta como se puede apreciar.

Quedo parado y callado en plena sala mientras uno de sus pies se movía frenéticamente dando golpecitos en el piso.

Solo necesito 30 segundos para rodar los ojos y colocarse las manos en la cintura. Tuvo un día bastante largo como para soportar más situaciones tediosas. El de pelo gris era experto en sacarlo de quicio.

Paso directamente a su cuarto y se quitó el uniforme sudado que tenía puesto de todo el día. Cubrió su cuerpo con una toalla para ir y asearse ya que su compañero supuestamente no estaba. No creía que algo malo pasara si se refrescaba en ese horario.

Vio la puerta correspondiente al baño y se dio cuenta que estaba la luz encendida.

- Ya visualice y planifique una preciosa ducha con agua de rosas, así que más te vale no estar ahí dentro, Al Haitham - hablo Kaveh al aire completamente solo, al fin y al cabo los inteligentes siempre hacen esas cosas, ¿no?

Agarro la manija y entro sin ni siquiera pensar que su pequeño dicho podría ser real.

Lamentablemente para nuestro rubio, (o por fortuna) así fue.

Sus ojos fueron directo al cuerpo tonificado de su rommie.

- No puede ser-

Delante suyo estaba Haitham, desnudo.

Completamente desnudo.

Hai solo se quedó mirándolo desde la ducha apagada, con el cabello mojado entre los ojos. Al parecer eso no impedía que su mirada, tan penetrante como siempre, lo perforara hasta el alma.

- ¿Se supone que deberías tocar la puerta, no?

Kaveh se puso rojo hasta los pies. En su cerebro sólo pudieron cruzarse pensamientos poco heterosexuales que le provocaron una especie de cortocircuito.

- Yo... Tú... Esto... ¡LO SIENTO!

Cerró la puerta tan fuerte que tranquilamente pudo cortarse uno o dos dedos. Estaba demasiado avergonzado y la imagen había quedado impregnada en su mente.

Sin duda ya entendía porque tantas alumnas de la escuela de Semiótica estaban enamoradas de su compañero de residencia.

Sin embargo, pocos segundos después su carácter de siempre volvio y se enfureció.

Volvió a abrir la puerta sin pensarlo, rezando a Celestina para que su compañero ahora tenga algo de ropa. Parece que lo escucharon ya que Haitham estaba ya con su short de piyama, a pesar de seguir sin nada en la parte de arriba.

- Por que mierda no respondías cuando te llame? Hubieras dicho que estabas duchándote en primer lugar, idiota, es divertido ignorarme o no?

- Según mi memoria tu fuiste el primero en insistir en un reglamento para usar la regadera. Preferiría que me dejes terminar ahora, sal y cierra la puerta.

- No me iré a ningún lado, el que se ira serás tu, a la mierda el jodido reglamento.

A pesar de unas cuantas quejas y entre un par de gritos por parte del rubio pudieron establecer una especie de trato. Haitham salió ya habiendo terminado lo que hacía y le cedió la ducha a Kaveh.

Ya con el agua enfriándole las ideas, nuestro rubio se sintió un niño pequeño y caprichoso al que le consintieron dándole una paleta.

Se mareó en el recuerdo, Haitham frente a él de esa forma, tan hermoso como siempre.

Esperen, ¿como que >Como siempre<?

Golpeó la pared de la ducha y gruñó de frustración. Le dolió bastante la mano.

- Jodido imbecil, seguro todo esto le da mucha risa, más le vale no usarme de ejemplo después.

Siguió refregando su cuerpo, el aire sabía a una mezcla entre el shampoo de menta de Hai y su jabón de rosas.

- Que clase de ejercicio hará cuando nadie lo ve... seguramente verme sin camiseta le subió ese autoestima suyo.

Sin embargo, Kaveh no tenía idea de que detrás de esas paredes, ya acostado en su habitación, Hai estaba del mismo color que los ojos de su compañero de casa.

¿Que significa todo esto? Me vio desnudo... completamente. Creo que nadie antes hizo eso, ademas que él también lo estaba. ¿Estuvimos los dos juntos sin ropa en una misma habitación?

Debí quedarme jugando a invocación de los sabios con esos chicos extraños de la escuela de Biología.

Su mente, como de costumbre, estaba a mil por hora. Aunque esta vez no era precisamente por temas académicos.

Cerró los ojos con fuerza y respiró hondo. Trato de tranquilizar su agitado corazón y las emociones de las que poco estaba acostumbrado. Al final, se quedó dormido con el ruido de la ducha aún encendida, después discutirían los gastos del agua a fin de mes.

Oneshots!¡ Kavetham・:*+. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora