30 Pacientes.

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Las nuevas reglas de los hospitales decían que sólo podrían entrar personal médico y pacientes, los familiares debían esperar a fuera, vigilados por policías que se aseguraban de que mantuvieran distancia.

Leonardo, Jess y su madre permanecían detrás de una cinta amarilla como las que se usan en los bancos, esperando a que les dijeran algo sobre Ally.

Había pasado cerca de una hora desde que llegaron y Leonardo bajó a su novia en sus brazos, los paramédicos la vieron, la pusieron en una camilla y la llevaron dentro prohibiéndole el paso, a pesar de su condición.

Leonardo iba de un lado al otro, de vez en cuando se acercaba a preguntarle a alguien sobre lo que ocurría, pero nadie le aclaraba las dudas.

—Por favor, señor, mantenga la distancia—le pedían las enfermeras.

De mala gana, regresaba a su lugar con el resto de personas.

—Familiares de Alicia Silva—habló un médico pasados unos minutos.

Apurados, Leonardo, Jess y la madre de Ally se abrieron paso entre la multitud, el doctor sostenía una tablilla con la información de la paciente.

Los dejaron pasar hacia el patio trasero del hospital, donde fueron colocadas varias tiendas de campaña donde enfermeras y médicos revisaban a posibles infectados del virus.

—¿Qué tiene mi hija, doctor?

—Su hijas, es portadora del virus Axo-9.

Leonardo sintió un retumbar bajo sus pies, la madre de Ally casi se parte en dos al descubrirlo y Jess, Jess perdió el color del cuerpo.

—No—susurró la madre.

—¿Y cómo está ella?—Leonardo tardó un poco en volver en sí.

—Descuiden, ya le hicimos análisis—siguió el médico—. Está en una fase temprana, y por lo que notamos (revisó sus archivos) no tiene nada que complique la enfermedad.

—¿Entonces?—dijo Leonardo.

—Por ahora, estará internada y bajo un tratamiento que ha ayudado a algunos a salir de la enfermedad—respondió el médico.

—Sea sincero doctor, ¿qué tan grave es esto?

—No se preocupen, es joven y sana, podrá salir de esto.

—¿Podemos pasar a verla?—preguntó la madre.

—Por ahora, no es posible. Pero trataremos de ponerlos en contacto con ella a través de nuestros sistemas de comunicación.

Los médicos instalaron un área donde los familiares de los enfermos podían comunicarse con ellos por medio de tablets.

—Lo mejor es que vayan a casa y descansen, mañana podrán verla.

El doctor se dio la vuelta, dispuesto a retirarse, pero Leonardo lo detuvo.

—Ah, disculpe, mi nombre es Leonardo Diaz, soy el "Paciente Inmune"

—Ah sí, he leído sobre ti—dijo el médico.

—Cree que haya posibilidad de que yo pueda verla.

—Lo siento, no estoy autorizado a eso.

—Sí, pero, bueno, yo no corro peligro—siguió él.

—No puedo hablar más, lo lamento.

El doctor subió los escalones hacia la entrada, lo rociaron con un humo desinfectante y se puso encima un traje de plástico que lo hacía lucir como si fuera a entrar a las ruinas de Chernóbil.

Dos guardias le cerraron el paso a Leonardo, no tuvo más opción que irse junto con la familia de su novia.


POR SIEMPRE, MI PRINCESA FAVORITA.Where stories live. Discover now