Capítulo 17

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Levi


Pasó otra mierdera semana entera y Erwin aún no despertaba. En ocasiones me quedaba irremediablemente dormido por unas cuantas horas, hasta que lo notaba y volvía a abrir los ojos con terror de haber perdido algún detalle. No podía dejarlo solo, mejor dicho, no quería dejarlo solo. Diariamente veía la cama manchada con su propia sangre y las vendas cubriendo todo su torso... su brazo o al menos lo que quedaba de él. Esa escena no era una bonita imagen con la cual dormir.

Si bien su cuerpo había sanado casi por completo en los últimos días, aún me atormentaba el hecho de que no abriera los ojos, sé que es egoísta de mi parte querer que regrese como si nada cuando tuvo que pasar por tantas desgracias, pero lo extraño, maldición. Extraño sus abrazos, sus besos, su sonrisa tranquila. Extraño todo de él. No he visto el azul de sus ojos desde que se fue, sus ojos han permanecido sellados en un sueño profundo y tranquilo por demasiado tiempo. 

Una fina barba creció en todo su mentón por los días de descuido, se ve terrible ahora mismo, tan desaliñado y abatido que si no fuera porque conozco cada centímetro de su rostro lo confundiría con un maldito vagabundo de la esquina. No me quiero ni imaginar cómo estaría si no lo aseara a diario, la infección y la gangrena habrían acabado con él antes de detener la hemorragia. Me avergüenza recordar todas las veces que llamé a gritos a las enfermeras creyendo que había muerto en medio de la noche, su respiración era tan lenta y frágil que era muy fácil confundirse.


Si tan solo pudiera despertarlo con un profundo beso, tal como lo hizo ese príncipe de cuento de hadas para despertar a su amor verdadero.


¿Funcionaría en nuestro caso?


Obviamente no, al fin y al cabo, fue un libro polvoso que me leyó una noche hace ya tantos años. Pero la idea siguió dándome vueltas en la cabeza, mi mente seguía divagando en escenarios imaginarios, fantaseando como niña hormonal con una imagen romántica de la situación, olvidando que nada es tan fácil en esta puta vida.


Claro. Como si un beso fuera a regresarle el jodido brazo.


Ok, ese pensamiento sí me dolió.


Había momentos del día en el que Erwin movía el rostro, como lo estaba haciendo en este justo instante, lo contraía. Cambios minúsculos, pero yo estaba aquí para verlos: Tics, movimientos de ojos, de labios; y el más común, fruncir el ceño. Solo las cuatro paredes sabían lo infinitamente feliz que me hacía verlos. Podría ver el ceño fruncido de Erwin toda la vida y nunca me cansaría.


He aquí un enamorado, estúpido y desesperado hombre.


No podía evitar preguntarme ¿Qué estará pensando ahora mismo? ¿Qué sentirá? ¿Tendrá pesadillas?


Eso hasta que un ruidoso portazo me sacó de culo de mis pensamientos


--Por amor a las murallas. Deja de ver al pobre hombre así de una maldita vez, pareces un loco acosador.


Hange entró en la habitación sin previo aviso. En ningún momento había notado que miraba el cuerpo de Erwin tan fijamente, los ojos me comenzaron a arder por no parpadear. Hange caminó tranquilamente hasta estar frente a mí y de inmediato lanzó un gritito de horror al verme la cara

♡𝑺𝒊 𝒏𝒐 𝒕𝒆 𝒗𝒖𝒆𝒍𝒗𝒐 𝒂 𝒗𝒆𝒓...♡Where stories live. Discover now