Viejos Amigos

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Varias noches habían pasado ya desde que Usher sostuvo aquel místico encuentro con la Banshee al anochecer. Con cada trote que su caballo daba más se acercaba a su destino...

La luz tibia del sol traspasaba los frondosos árboles del bosque, iluminándolo así tenuemente como una hermosa pintura que evoca un sentimiento de esperanza o incluso anhelo en el corazón de quien presencie; la brisa fresca de la mañana golpeaba con más intensidad que de costumbre así haciéndole bailar los cabellos a Usher, los pájaros sonaban como pequeñas voces resonantes entre las arboledas y el silencio daba un voto de paz ante un día que se dibujaba sin duda hermoso.

El mago ya se había adentrado en los límites territoriales Artisganos a partir de ahora todo el suelo que sus pies pisarán estaría gobernado por la tajante reina Gildea. Usher, el cual seguía el camino principal con su caballo, comenzó a sentir como este bajaba de a poco la velocidad y optada una actitud indecisa al dar cada trote.

—¿Estás bien amigo?— preguntó Usher mientras acariciaba cariñosamente la cabeza de su caballo. El caballo no se inmutó de ninguna manera y prosiguió su camino, por lo cual Usher no le dio relevancia alguna. Avanzaron varios metros en línea recta hasta llegar a un punto en donde el caballo se detuvo súbitamente, estaban lo suficientemente cerca para poder divisar la entrada al reino, pero lo suficientemente lejos para que esto significase un problema. —¿Qué pasa amigo?, ¿qué tienes?— Pregunto nuevamente Usher al ver que su caballo se rehusaba a avanzar. El mago bajó del lomo del corcel, buscó entre sus cosas una botella llena de agua y le ofreció un poco a su caballo, tal vez estaba cansado de un viaje tan largo, pero este rechazo el agua notoriamente. —No tienes sed, ¿qué pasa mi amigo?, ¿por qué actúas así?— Cuestiono nuevamente Usher a su corcel, pero sin obtener respuesta alguna en su mayoría debido a que los animales no hablan.

Usher comenzó a caminar en el área en donde se encontraba mientras suspiraba notoriamente a la espera de que alguna explicación lógica llegara a su mente o en su defecto el caballo mejorase su actitud. No pasó mucho tiempo antes de que se revelara que estaba pasando, Usher decidió estirar un poco su cuerpo.

Estirándose repetidamente y haciendo tronar sus articulaciones, al menos lograría llenar el vacío de algunos segundos con algo entretenido, pero fue justo uno de estos estiramientos el cual reveló de forma bastante casual la incógnita existente con el caballo del mago. Mientras el mago estiraba, su brazo chocó fuertemente con algo invisible en el ambiente.

Usher abrió sus ojos totalmente y con una expresión larga que lucía como si su rostro se estuviera derritiendo, observó a cada lugar que pudo en su alrededor —¿Viste eso?— preguntó Usher muy seriamente a su caballo. La incertidumbre más cómica e infantil que peligrosa se notaba fuertemente en el mago —Te juro que acabo de golpear algo... tal vez mate un pájaro— expresó el mago continuando una conversación inexistente con su corcel. Usher buscó en las zonas más cercanas a el algún tipo de animal herido, pero no encontró absolutamente nada.

Usher levantó la mirada buscando nuevamente algo en el aire, movió sus manos de manera eufórica a su alrededor y ahí fue cuando lo sintió. Justo frente a él existía una clase de barrera, tangible, pero invisible ante el ojo humano. —entonces fue esto lo que te molestaba— expresó Usher hacia su caballo nuevamente mientras movía sus manos alrededor de esta barrera imperceptible, casi como una caricia. Usher movía su cabeza continuamente para tratar de observar desde diferentes ángulos algún rastro de la barrera, pero esto sin éxito alguno. —¿quién habrá creado esto? Hizo un gran trabajo— mencionó Usher en voz alta para sí mismo.

Usher siguió inspeccionando la barrera, su textura, tal vez algún aroma, un leve reflejo de la luz o algún fallo en el encantamiento. Para sorpresa del mago, aquella barrera era realmente de alta categoría. —¿Etrex?— se preguntó el mago para sí mismo, recordando así a su gran amigo de juventud. El mago con un pestañeo impregnó su mano derecha en un fuego azul rebosante de Vitalidad. Usher comenzó a usar su mano como un pico y como si la barrera fuese de piedra comenzó a destruir está de a poco.

El Gran ValleOù les histoires vivent. Découvrez maintenant