❪🍀❫ ๛·࣭̣࣪̇ ◗➮ 🜲！🚩╏𝐊𝐀𝐑𝐌𝐀
suddenly became a princess one day
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▬▭▬▭ dios vió su dolor y creó un nuevo
▬▭▬▭ mundo donde sus lágrimas se
▬▭▬▭ convirtiesen en alegría, donde el
▬▭▬▭ karma tocase a todo aquél que
▬▭▬▭ había atentado c...
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LA SENSACIÓN DE ARDOR ERA ALGO inexplicable que se extendía con rapidez por todo su cuerpo, su garganta quemaba y sus entrañas se consumían por un fuego imaginario que arrasaba con su vida de tal forma que perdía cada pensamiento de esperanza donde despertaría de aquella pesadilla. Con sus cuerdas vocales ardiendo, fue capaz de soltar un grito y abrir sus ojos. Siendo recibida por la oscuridad y quietud de la noche, sin sus sirvientas llamando a su puerta por el escándalo producido. ¿Qué hora era?
Aún sintiendo las llamas, tanteó la mesa de noche que por memoria se encontraría a la derecha de su cuerpo mas no encontró lo que buscaba. No había mesa ni lámpara. Más despierta, sus sentidos se agudizaron. La sábana que cubría su cuerpo era áspera al tacto de sus manos, sus ojos enfocaron un techo que no recordaba de nada y a su nariz llegó un aroma nauseabundo. Moho, decadencia y putrefacción. Aquella no era su habitación.
Entre gritos llamó a su mayordomo personal, a su mucama, al cocinero, a todos menos su familia. Nadie respondió a su llamado. Por lo tanto, salió de la cama, enojada como cada vez que no se apresuraban a llegar cuando llamaba. A penas dos pasos, y cayó sobre el suelo empolvado con un vestido de dormir que no le pertenecía. Sólo podía pensar en que mataría al bromista. Sin embargo, cuando sus pies funcionaron correctamente y pudo abandonar la habitación, la recibió un espejo afuera de la puerta.
Fue el reflejo lo que terminó por asustarla.
Cabellos largos de un castaño rojizo, alumbrados por las velas que llenaban el pasillo destruído, ojos azules como un océano profundo y un cuerpo delicado. Pequeño, suave, pero menudo. No era ella. No era Liv. La expresión era dulce, incluso cuando se sentía asustada, enojada y ansiosa. Las náuseas también saludaron, mientras no podía dejar de observar su nuevo rostro.
No era ella, pero era ella. Con ligeras lágrimas derramadas, caminó por el pasillo, recibiendo heridas en las plantas de sus pies. No tenía zapatos. Pero por más que caminara, no reconocía nada, y tampoco encontraba a alguien. ¿Dónde estaba? La llovizna se transformó en un diluvio. Con el llanto llenando todo el lugar en una sinfonía desesperada. Quería ir a casa.
