❝ Sexto Episodio ❞

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Se vio obligada a voltear, la vio a través de sus gafas oscuras. Casi se queda sin respirar. Requirió mucho esfuerzo no descontrolarse. En su cabeza atravesaron más de una docena de insultos que quería gritar en lo que ella, la mujer más joven trataba de recomponerse y pararse derecha frente a ella.

La amante ... Itami Rin.

Una chica mucho más joven y mucho más bajita que ella en cuanto altura. Su cabello era largo y rebelde, sus ojos eran del color del café, grandes y brillosos. Sus mejillas tomaban un color rosa, no sabe si es por la vergüenza. ¡Por supuesto! ¿Por qué no hay cosa más humillante que ser una amante? Claro que sí... ser la engañada.

─ Estoy ocupada. ─ Respondió Kagura secamente, a los pocos segundos de reaccionar, dispuesta a irse.

Era una mujer mucho más madura, no se iba a rebajar a insultarle o reclamarle, lo hecho, hecho estaba.
Prefería marcharse en silencio ante la chiquilla.

─ N-no ¡Por favor! Solo un minuto, no quiero molestarla.

─ Ya lo hiciste. ─ respondió sarcastica, cruzandose de brazos. ─ Qué sea rápido.

─ ¡Si! Eh, yo ─ Rin tragó saliva, sus manos sudaban, las palabras que había planeado decirle ya no le salían y esos ojos que aún tapados sentía que la estaban quemando viva. ─ Yo no quería que las cosas fueran así, se lo juro. Todo ¡Fue un error! Si un error. Lo lamento mucho, estuvo mal, mal. ─ sus ojos comenzaron a picar por las lágrimas. Mientras que su voz tembló en algunas partes. ─ Lo que quiero decir es que yo buscaré otro trabajo. Me iré para ya no ver al señor Sesshomaru.

Kagura no respondió, Rin pudo jurar que la ceja de la otra mujer se estaba levantado de forma sarcástica cosa que la puso más angustiada. Tenía tanto miedo.

─ Por favor, diga algo. ─ suplicó Rin al no poder soportar el silencio letal.

─ No sé qué quieres que responda a esta sarta de... cosas que me dijiste.

─ ¡No sabe cuanto dolor me causa esto! Yo no quería dañar a nadie, jamás quise arruinar su relación, señorita Shinen. Por eso me iré ─ sacó de sus bolsillo un pañuelo y se limpio sus mocos tendidos ─ Me gustaría que usted pueda seguir con el señor Taisho.

Escuchó la risa ahogada de Kagura haciéndola sentir peor.

─ Lo digo enserio, ¡Le juro que no hicimos nada! Solo fue un beso. ¡Si sé que estuvo mal! Pero no fue más allá, no significó nada...

─ ¿De verdad no significó nada? ─ la mujer mayor no le creyó eso, si se estaba derrumando por su propia idea de alejarse de ese hombre. ¿Y no significó nada? ─ No puedes mentirme. Dime ¿Qué sientes por Sesshomaru?

Hubo un silencio incómodo, esperando respuesta, Rin se limpio varias veces la nariz pensando en su respuesta.

─ Realmente estoy ocupada...

─ Yo, yo lo quiero. ¡Lo quiero mucho!

─ Ah ¿Lo quieres? ¿Y por qué no te lo quedas?

Dicho esto, ya no oyó súplica alguna y se marchó del lugar dejando atrás a la otra mujer. 

Eso fue una verdadera mierda.
Su estómago comenzó a molestarse al darse cuenta que no había comido nada en toda la mañana. Entró a una casa de comidas rápidas, dándose cuenta que se le antojaba comer de todo.
Si, por un largo rato había olvidado por completo su actual estado.

Se sentó en la mesa y el bullicio de la tente entrando, saliendo y hablando hacían ruido de fondo en sus pensamientos. Pensó en la chica ridícula y sus palabras.

Y si fuera a ser así, no podría ser capaz de reanudar aquella relación.
Tampoco quería imponer su embarazo como excusa. No era esa clase de persona, pero... tampoco podría dejar que ese maldito infeliz se saliera con la suya. ¡Por qué no era justo! ¡Ni para ella ni para la criatura si es que llegase a nacer!

Este niño o niña seria quien más va a sufrir estas consecuencias si no arreglaba su situación lo más pronto posible. Otra vez suspiró astiada. Ya sabía lo que era tener una infancia difícil, una familia disfuncional. No se lo deseaba a nadie.

Pensó en las palabras de Tsubaki mientras comía, la parte económica. No estaban casados, tampoco firmaron un acuerdo de concubinato o alguna porquería así, lo único que podría reclamar seria la manutención del bebé. Pero no seria suficiente. ¿Una demanda por daños y perjuicios? Realmente necesitaba poner su cabeza en frío. 

Pensó en sus propios bienes. Su beca, su reputación. Su auto... como bien material este último era su actual herramienta más útil pero todavía estaba en poder del perro infeliz. Ya veía venir que volvería vivir con la anciana Tsubaki por algún tiempo. 

Entonces tendría que tranquilizarse y tener que ir a enfrentarse a su ex. Posiblemente sea el fin y ya. Preparar sus pertenencias y largarse de ahí. 

'A las 5 estaré ahí.'
- Visto.

Mentiría si dijera que estaba bien. Se aseguró de no comer o beber nada más aunque le dieran nervios. No quería ser traicionada y ponerse a vómitar por ahí. Tomó unos medicamentos contras las náuseas, aunque Sesshomaru merecía más que le vomitaran encima tampoco quería perder su poca dignidad.

Desde hacía una hora andaba dando vueltas a unas pocas cuadras del departamento, respirando, inhala, exhala.

Quiere matarlo.

...

A las cinco menos diez de esa misma tarde ya estaba entrando en el edificio, siendo saludada por los vecinos que la conocían, felices, sin saber el horrible tormento del que estaba atravesando.
Por suerte nadie la acompaño en la subida del elevador. Volvió a suspirar. Sentía que le faltaba el aire.

Al estar frente a la puerta dudo entre tocar o simplemente abrirla con su llave. Vio la hora antes de optar por lo segundo. La puerta hizo un suave chillido, alertando a quien estaba dentro de allí.

El quisquilloso enano y fiel seguidor de su ex pareja, su asistente personal, su mano derecha, Fuwa Jaken.

Un joven casi de su edad, flaco, bajo, de cabellos verdes y nariz larga y respingada. Quien la miró como si ella hubiera cometido un crimen.
No es como si alguna vez le hubiera caído bien, sabía que ese extraño hombrecito le guardaba algún tipo de rencor en su contra.
Ni siquiera se molesto en saludar como mínima cortesía. Ella tampoco lo intentó.

─ ¿Donde esta Sesshomaru?

─ El señor ya debe de estar llegando. ─ respondió fastidiado, continuando con su tarea de empacar cosas en cajas.

Las cosas que Kagura identificó como las suyas.

Genial, parecía que habían comenzado la mudanza antes de que pudieran hablar al respecto. Entonces estaba decidido ¿No? Al parecer Sesshomaru no estaba arrepentido de sus actos, y así de simple le diría adiós a toda una vida construida. Claro que ella se lo esperaba, ella misma lo terminaría sin dudar.

En el fondo, sin querer engañar a nadie, le dolía mucho más. Sentirse rechazada después de todo el amor que le dio a lo largo de estos años. Que le pagará así cuando ella estuvo con él cuando Sesshomaru no era nadie. Solo un estudiante universitario que se quemaba las pestañas para poder salir adelante sin el dinero de sus padres.

No estaba en deuda por todas las cosas que Kagura decidió por sí misma. Sin embargo, dolía.

Dolía mucho.

❝ 𝗗𝗢𝗡'𝗧 𝗕𝗢𝗧𝗛𝗘𝗥 ❞Where stories live. Discover now