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Por mucho que Aegon había pensado que estaba listo para casarse, no podía evitar más el pensamiento qué siempre intentaba desaparecer con distracciones.
Estaba aterrado.
¿Y si un día el sistema se cansaba de el y traía a otro usuario para reemplazarlo? ¿Arruinaría sus avances, lastimaría a su Helaena y familia?
Intentaba hacer todas las misiones del sistema pero el final no podía evitar temer un poco.
El día había llegado y Aegon una vez más se veía en el espejo. El traje ahora es diferente, tenía los colores de su casa con una pequeña insignia con la forma y los colores de la casa Hightower. La mitad de su cabello estaba recogido y con algunas trenzas, la otra mitad caía rizada sobre su cuello, con ese peinado se notaba más el mechón café qué crecía en la parte trasera de su cabeza.
Por más que intentaba moverse no podía dejar de verse en el espejo, perdiéndose en sus pensamientos hasta que un toque en su hombro lo alertó, volteando su mirada.
Era el tío Daemon, el quien lo veía con esa mirada burlona qué siempre traía. En su pensamientos más profundos, Aegon imaginó qué su tío lo cargaría como princesa y se lo llevaría en caraxes para casarse con él en algún reino lejano.
"Viserys vendría si tuviera fuerzas, así que tomaré su lugar por hoy. ¿Estás listo?" Aegon asintió a las palabras de su tío, pero aun así se veía algo inseguro.
"Mm, no es tan malo. Si te sientes incomodo siempre puedes casarte con alguien más y anular el matrimonio formalmente... O con una ro- ah..." El mayor tosió, Aegon solo fingió demencia sobre aquel comentario y suspiró.
"¿Seré un buen esposo?" Susurró, finamente dándose la vuelta. "Solo si deseas serlo." Y su tío respondió dándole una palmada en su hombro para llevarlo al salón principal. La decoración era diferente a la que hubo en su cumpleaños, era más digna de una boda. El trono se veía distante con todos los decorativos qué a simple vista se notaba qué tanto como Alicent y Rhaenyra habían decidido hacerlo juntas. Las casas ya estaban situadas en sus respectivas mesas mientras uno de los guardias presentaba tanto a el como a su tío en el lugar.
Todos se pusieron de pie mientras pasaban hasta llegar a la gran mesa cerca del trono donde yacía los Targaryen y Velaryon.
Sus ojos buscaron Helaena, pero ni ella ni Alicent estaban presentes. Se colocó al lado de su padre, el cual descansaba en su silla y sonrió debilmente a su hijo. "Me recuerdas a cuando me case por primera vez. Mi dulce Aemma...me dio un golpe en la cabeza en la primera noche juntos, pensó que me había matado pero desperté unos minutos después."
El hombre soltó una risa mientras Aegon sonreía imaginando un joven Viserys noqueado por Aemma Arryn."Siempre suceden cosas trágicas en las bodas, he escuchado." respondió, sintiendo algo de temor por ello.
