𝐔𝐧𝐭𝐢𝐥 𝐝𝐞𝐚𝐭𝐡 𝐛𝐫𝐢𝐧𝐠𝐬 𝐮𝐬... •tlou•

| 𝙣𝙤 𝙩𝙞𝙚𝙣𝙚𝙨 𝙙𝙚𝙧𝙚𝙘𝙝𝙤 |

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LES FACILITARON TRES CABALLOS AL TRÍO, Adelaide veía con entusiasmo la gran puerta frente a ellos. Se abrió lentamente dejando entrar a los hombres y al trío.

Adelaide miró la pequeña ciudad que tenía ante sus ojos, estaba muy avanzada, habían casas, escuela, iglesia, hasta un cine. Sonrió al ver un parque donde habían niños jugando con bolas de nieve, sus risas puso a la mujer nostálgica. Era toda una ciudad poblada.

Ellie miró a la mujer y está le sonrió. La navidad se acercaba se dio cuenta cuando había un gran árbol de navidad.

Joel observó a dos hombres trabajando arriba de una pequeña construcción.

—¿¡Tommy!?— gritó Joel y uno de los hombres se giró mirando la situación.

Joel se bajo del caballo y corrió hacia el hombre, el también lo hizo y ambos se abrazaron, así que este es Tommy, pensó Adelaide. La pelirroja miró un segundo a María y ella también la miró, dos hermanos que se extrañaron y se querían, en cambio ellas estaban separadas por una estupidez.

Murmuraron algo entre ellos y se rieron para luego abrazarse nuevamente. Adelaide sonreía viendo aquella tierna escena, al fin lo encontraron, a su hermanito. Ellie en cambio sólo los miraba seria.

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Llevaron al trío a una especie de comedor, era enorme, se notaba que era como un bar. La
pareja les ofreció comida a lo que enseguida aceptaron.

Ellie comía desesperada, Adelaide estaba a su lado derecho y en el izquierdo estaba Joel. Al igual que Ellie, Joel comía desesperado.

—Despacio— murmuró Adelaide cambiando miradas entre el dúo, Ellie la miró y asintió.

—Hay más si quieren— escucharon a María, Adelaide la observo y no hizo ningún gesto ni sonido.

—Gracias, señora— respondió Joel. —Hace bastante que no comíamos bien—.

—Tiene razón, gracias por esto— Adelaide miró a Tommy y sonrió.

—Nunca he comido bien, esta delicioso carajo— Ellie no le importaba su vocabulario, menos con gente desconocida.

Joel la observó y luego a la pareja. —Perdón, Ellie cuidemos los modales—.

Adelaide observó a María, las mujeres peleaban con la mirada, Ellie se percató de ello y habló. —Adelaide habló de ti, su querida hermana—.

Adelaide miró la mesa y luego a María. Tommy miró a su pareja y frunció el ceño. —¿Hermana?, nunca me hablaste de ella—.

—Porque no es importante— respondió María.