1 { Izan } ♡

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—¡Hoy es partido! — le dije siendo obvia.

—¿Y eso qué?

—Que juega Izan, obviamente no me voy a perder el partido.

—¡Ni siquiera sabe de ti!— habló la rubia.

—Si ya sabes que lo sé, ¿para que me lo recalcas a cada rato?

—Tranquila, yo solo vine a sacarte de estas cuatro paredes que pareciera que no te dejan salir.

—Allá vas de nuevo— puse los ojos en blanco.

—¡Ves! Ni siquiera tu actitud te ayuda. Mejor me voy de aquí.

—¡Te prometo que este fin salimos!— solo se escuchó un portazo de respuesta.

Caminé a la nevera y saqué un poco de agua.

—¡Juramelo!— Escuche del otro lado de la puerta. Era Emma, había regresado.

Corrí y dejé que volviera a entrar al departamento.

—Te lo juro— me senté en el pequeño pero acogedor sillón.

—¿Tienes algo?— preguntó sentándose a mi lado. Emma es mi mejor amiga desde hace dos años.

—Solo me duela la cabeza— respondí un poco desanimada.

—¿Segura que solo? Recuerda que te conozco muy bien.

—Odio que hagas eso… también mi pecho.

—¿Fuiste al doctor este mes?

—Sí, pero sigue diciendo que estoy bien.

—¿Tus pastillas?— busco el control del televisor.

—Ya las tome— miré mis pies.

—Tranquila chiquita, solo relajate.

—¿Vas a quedarte a ver el partido junto a mi?— me acomodé en el asiento.

—Claro que sí, aunque ya sabes que no se me da muy bien eso del fútbol y todas sus reglas— me dio el control luego de prender el aparato— Busca el canal.

El equipo era del otro lado del mundo, a mis 17 años no me gustaba el fútbol, pero una vez en la casa de mis tíos vi como mis primos se emocionaron por un simple partido —en ese entonces para mí era simple— Me acerque a ellos y vi que jugaban uno de equipaje blanco con negro y el otro de azul y rojo. No tardó mucho para que el equipo azul y rojo anotaran un gol, en la pantalla se miraba un chico de 18 años, según el comentarista estaba debutando en aquel equipo. Me coloque al lado de mi primo Ruben y pude verlo bien. Era de ojos café claros, piel blanca, cejas gruesas, cabello un poquito largo color café oscuro, nariz mediana, y una sonrisa demasiado linda.

Volvieron a repetir el gol dejando ver aquel chico que le golpió al balón desde fuera del area para que entrara en la portería correcta.

Desde ahí comencé a seguirle, pronto cumplía los 20 y yo los 19, habían pasado dos años desde la primera vez que lo vi jugar, desde que su cupido flechó mis pensamientos.

Hoy jugaban para la liga, tenían que ganar para jugar la final y poder ganar.

—¿Cuánto tiempo juegan?— La rubia no sabía nada de fútbol.

— 90 minutos lo cual se divide en 45 minutos la primera parte, pero depende si el árbitro le da minutos extras— le explique. 

—No entendí, pero allá va tu novio— señaló a Izan.

Izan no era mi novio, es más nisiquiera sabia de mí, era mi crush desde los 17, era él a quien vi aquel dia en casa de mis tíos en aquella pantalla.

ℱ𝓊ℯ𝓇𝒶 𝒟ℯ ℒ𝓊ℊ𝒶𝓇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora