Capítulo 1

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Itoshi Rin se consideraba una persona práctica, él raramente soñaba, solo dormía y cuando lo hacía eran cosas relacionadas con su entorno y nada fuera de lo habitual, nada muy exagerado.

Así que cuando empezó a soñar con un chico de ojos del color del sol y una sonrisa que brillaba como el astro mismo, se despertó descolocado.

No había sido ninguna pesadilla, dejó de tenerlas cuando era un crío. Pero soñar con alguien a quien nunca había visto y de forma tan vívida ciertamente lo asustaba.

Esos ojos penetraron en lo más profundo de su ser, derritiendo el frío hielo de sus orbes hasta colarse por sus venas y llegar a su corazón. Eso había sido lo que peor le había sentado. Se despertó con una sensación cálida en el pecho, como si realmente algo dentro suyo se hubiera derretido y eso que era invierno.

Y no había sido solo eso, ese sujeto había dicho algo, un nombre. No estaba seguro de cuál, pero sabia que el suyo no era.

— ¿Hasta cuándo vas a estar mirando el techo? Baja a desayunar —inmediatamente chasqueó la lengua al escuchar la voz de su hermano mayor.

— No soy un crío, iré cuando tenga hambre —dijo, pero ya se estaba levantando. Ante eso el mayor de los Itoshi dio media vuelta y bajó las escaleras sin decir nada más.

Rin recuerda llevarse bien con su hermano antes, era su modelo a seguir y su inspiración. Hasta que Sae lo abandonó y se quedó persiguiendo su sombra. O así se sentía él.

En el fondo aún lo quería, pero su relación era un asco ahora mismo y Rin era orgulloso.

Comieron en silencio y como de costumbre, su trayecto hacia el instituto fue igual de silencioso.

Tenía una rutina, no le gustaba salirse de ella. Cualquier cosa que le hiciera salirse de lo habitual lo ponía de mal humor.

La gente sabía eso y por lo tanto nadie se interponía en su camino, en el sentido más literal de la palabra.

Se sentó en su sitio y esperó a que las clases dieran inicio.

— Muy bien, paso lista y nos vamos. ¿Está todo el mundo?

¿Huh?

— Disculpe, ¿dónde vamos exactamente?

El profesor lo miró asombrado, Rin era calculista, observador y seguía las cosas a rajatabla, ¿cómo no podía recordarlo?

— Hoy vamos de excursión a ver ruinas romanas, estaremos todo el día.

Oh. Perfecto, así que su día ya empezaba mal.

Rin maldijo el sueño que había tenido, era culpa del maldito sueño, lo había atontado tanto que se olvidó de revisar la agenda y por consecuencia, no se había traído comida para el día porque tenía la intención de comprarla en la cafetería.

Se había salido completamente de su rutina, simplemente perfecto.

Se subió al bus malhumorado y se cercioró de sentarse en un lugar en el que no tuviera a nadie al lado. Por suerte no eran muchos los que hacían latín como optativa así que había espacio de sobra.

Llegados al lugar, el pelinegro notó otra cosa que tampoco recordó y que le dio casi dolor de cabeza: no eran la única escuela ahí.

Había como un puñado de gente aglomerada en un mismo lugar hablando y chillando como niños de primaria y Rin solo quería volver por donde había venido.

Suspiró, ojalá le hubieran enseñado en casa.

Dos horas más tarde les dejaron una hora entera para comer y pasearse a libre disposición y claro, todo el puto mundo estaba comiendo menos él.

heart strings - rinbachiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora