CAPÍTULO 25

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Romeo levanta los brazos y nosotras dos nos cogemos cada una de uno. Tenemos una limusina en la puerta de la base esperándonos, y ya en ella están Lion y Milo. Es entrar y ya se vuelve el ambiente tenso, Lion me repasa con la mirada cada parte de mi cuerpo, no dice nada con palabras pero no hace falta, sus gestos lo dicen todo. Está nervioso y a la vez enfadado pero no puede apartar la vista de mis piernas, ni yo de su cuerpo, porque no puedo negar que ese esmoquin hace que quieras comértelo sin desperdiciar ni un solo músculo. Agradezco cuando llegamos y salgo en primer lugar de aquel asiento, cada vez me faltaba más el aire. Romeo me señala para que le agarre del brazo pero Lion se interpone entre él y yo.
—Déjame por lo menos disfrutar de tu compañía, como amigos —me dice Lion levantando su brazo. Asiento y le agarro a él, no quiero discusiones ahora pero tampoco veo nada malo en esto.
El edificio al que vamos a entrar está dedicado sólo a las grandes cenas y fiestas de gente importante. Está en el centro de Múnich. Hay que subir un tramo de escaleras para poder llegar a la puerta principal y hay agentes de seguridad trajeados por todas las esquinas, hay una seguridad de hierro y eso me deja más tranquila. Andamos por el enorme pasillo hasta llegar a un gran salón dotado de una gran lámpara de diamantes y columnas de mármol en todas las esquinas, predominan los colores dorados y blancos, es un lujo ostentoso, las mesas son redondas, están organizadas para cada veinte personas, y tiene cada una de centro de mesa algo personalizado, la mesa donde se sienta el presidente del Consejo Europeo está la bandera Europea en miniatura, en la nuestra, nuestro escudo. Cada detalle está cuidado. Lion me retira la silla y me ayuda a sentarme, odio este comportamiento de caballero de la época medieval.
—¿Necesitas algo? —me pregunta Lion sentándose a mi lado en voz baja.
—Nada, gracias —“que me dejes vivir” hubiera querido decir.
En nuestra mesa aparte de nosotros se sienta el comandante supremo y algunos consejeros de él, prácticamente nuestra plantilla profesional, Adler está muy feliz, conversa alegremente con cada invitado y nos señala unas cuantas de veces orgulloso de su equipo.
—El comandante disfruta demasiado con estas galas —bromea Milo—. Le gusta alardear.
—Normal, si se lleva día y noche metido en ese despacho, cuando sale y ve el mundo se vuelve loco —dice Romeo y todos nos reímos al unísono.
—Estás maravillosa —me susurra Lion muy cerca.
—Gracias, tu también estás muy guapo —le respondo.
—Quiero pedirte disculpas por todo cariño, sé muy bien que lo nuestro se acabó, pero tienes que comprender que yo te quiero todavía, que a mi el amor no se me va de la noche a la mañana, y que voy a necesitar tiempo —se sincera Lion.
—Lo entiendo, seguro que podremos superarlo y el día de mañana no dolerá —le hablo con mucho cariño mirándolo a los ojos. Agradezco esta conversación, esto sí me suma, por fin está siendo una persona madura.
—Va a ser complicado olvidarte, eres única y especial —me dice acariciándome la mejilla—. ¿Bailas conmigo?
Lion es un perfecto bailarín, de todo tipo de música, y se mueve como si fuera un profesional, suena “La Bachata” de Manuel Turizo, me ofrece su mano y la acepto. Vamos al espacio donde están los demás bailando.
—Nos miran —digo sonriendo mientras bailamos al ritmo de la canción.
—Normal, nadie baila como nosotros —bromea Lion riéndose. Nos complementamos bailando y muchos de los asistentes se quedan embelesados mirando.
—Me acordaré de estos momentos toda mi vida —le digo en el oído. Y es completamente verdad, ha sido y será siempre alguien muy importante para mí.
—Yo también cariño —me dice dando un beso en mi hombro cuando me hace girar y me pega a él.
Levanto la cabeza, hay tensión, las ganas de darle un beso han surgido de la nada, pero con más fuerza que nunca.
—Todavía podríamos intentarlo cariño, siempre hay solución y te prometo poner todo de mi parte —me dice acariciándome los brazos, luego el cuello y acercando su boca a mí muy lentamente.
¿Cómo sería tener sexo con el Asesino y con Lion a la vez? Sería tener todo el amor y cariño dulce mezclado con dureza y pasión desenfrenada. Fantaseo unos segundos con ese pensamiento, lo quiero todo y no puedo, cuando Lion me besa el cuello con dulzura vuelvo a la realidad y me siento insatisfecha de tan poco contacto, quiero más, y aunque sea una equivocación hoy quiero estar con él. Por muchos motivos, he estado muchos años con él, no siempre ha sido así, y ahora mismo mientras sus manos viajan sobre mí piel siento que todo lo bueno prevalece sobre lo malo.
—Déjame que te recuerde por qué soy el amor de tu vida —me susurra Lion rozando la punta de su nariz contra mi lóbulo. Muerdo mis labios necesitando un beso de él y me giro para hacerlo realidad.
De repente hay una explosión, saltan por lo aires pedazos de hormigón de las paredes y todos empiezan a gritar y huir. Hay un grupo de personas en el suelo que les ha llegado la misma onda de la explosión y no los he tocado pero sé que han muerto en el instante. Miro a Lion con miedo y él me mira sorprendido y confundido.
—¿Estás bien? —pregunta Lion preocupado.
—Sí —le digo, vuelvo la cabeza buscando a mis amigos y los encuentro ayudando a algunas personas a levantarse, Milo ha sacado su arma, el comandante supremo protege al presidente junto con una comitiva de hombres de seguridad, en instantes entran un regimiento de agentes de seguridad. Estamos protegidos, si es el Asesino ya se puede ir yendo por donde ha venido. Lion saca su arma de su espalda y yo saco la mía de mi pierna. En segundos sucede otra explosión, esta ha sido más grande, más sonora y ha dejado a más personas muertas, yo he caído al suelo y levanto la cabeza buscando otra vez a mis compañeros, Aqua está en el suelo, inconsciente, me levanto para ayudarla y una bala me roza a centímetros de la cara impactando en la pared.
—Quieta o no lo vuelves a ver —dice el Asesino, tiene a Lion de rodillas delante de él y está aturdido de la explosión, está apuntándolo con una pistola. Tengo que mantener la calma, cabeza fría, Mina estás preparada, tú puedes, me digo a mí misma.
—Suéltalo —apunto al Asesino a la cabeza.
—Tu podrás matarme a mí, pero luego mis hombres lo matarán a él, ¿podrás vivir con eso? —me dice el Asesino riéndose, sabe que tiene controlada la situación, ojeo la sala y tienen a todos contra la pared incluidos a Romeo y Milo. El comandante y el presidente no están, lograron huir por lo que veo. Aqua sigue en el suelo, sin moverse, rezo para que esté bien.
—¿Qué quieres? —le pregunto directamente.
—Tú te vienes conmigo, pero antes suelta el arma —me dice convencido.
Suelto el arma en el suelo y recuerdo que todavía tengo el cuchillo guardado, si me acerco lo suficiente a él puedo darle uso.
—No le hagas caso, mátalo —me dice Lion enfadado. El Asesino se ríe de su comentario, sabe que no lo voy a hacer. Miro a Romeo y desprende miedo, pero miedo por mí, por lo que me pueda pasar, intento tranquilizarlo haciendo un leve gesto con mi cara y camino con decisión hacia mi verdugo.
—Así me gusta, buena chica, lo vamos a pasar muy bien —me dice sonriendo mientras me agarra muy fuerte con sus manos mi cuello y me empuja hacia la salida sin soltarme.
—Suéltala desgraciado, llévame a mí —le grita Lion enfadado intentando levantarse.




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El juego del Asesino (Trilogía EFE I )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora