See you again

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Se hace tarde... Tengo sueño... ¿Cuánto más va a durar esa reunión? Ni siquiera son mis padres los que asistieron. Aún así debo esperar a que termine para poder ir a casa. La escuela a estás horas da miedo, los tacaños para ahorrar algo de dinero apagando todas las luces sin importar que haya gente.


Fue una mala idea esperar en los pasillos.

No debí quedarme despierta tan tarde anoche.

¿Por qué me quedé despierta en primer lugar?

La Yuzu del pasado odia a la Yuzu del futuro y es la Yuzu del presente la que paga los platos. Genial.

— Hora de ir a casa.

La señorita Doi, ella asisto a la junta en lugar de mis padres y también es una cuidadora profesional especializada en niños que requieren alta atención ante la ausencia paternal.

O niñera, cómo más les guste.

— Eso tardo. ¿Qué tanto estaban diciendo para no salir en casi dos horas?

— ¿De verdad lo quieres escuchar todo?

— No, estoy cansada.

— Eso pensé, andado.

Todos mis compañeros ya se habían ido. Pensé hacer lo mismo un par de veces pero no, la señorita Doi vino hasta aquí por mi, hay mucha gente en el metro y podría apostar que va a llover; un completo fastidió.

Aunque afuera hace frío, dentro del auto es más cálido y la forma más cómoda de moverse por el mundo.

— ¿Que hay para cenar?

— Quien sabe, esa junta no me dejó tiempo para nada, ¿se te antoja algo?

— Hmm... Déjame pensar hasta llegar.

Talvez mirar por la ventana me de una idea.

— ¿Uh? ¡Mira, caballos! ¿Hay un festival?

— Es raro ver un carruaje así ¿No tiene un estilo demasiado occidental? No recuerdo una fecha importante.

— O podría ser una película ¡Aló aló!

— Jaja no creo que te escuchen.

— Yo no creo siquiera tener la oportunidad de salir en las fotos de Google maps, ¡quiero aprovechar esta oportunidad!

— Mejor despídete, señorita súper estrella. Hay que ir por gasolina.

—Que estafa~.

Eso fue raro pero ya no importa, no me dió ideas para algo que cenar. Pero siendo honesta, tengo más sueño que hambre; nada que unas galletas no resuelvan.

— Hay un autoservicio, ¿Quieres que te traiga algo?

La señorita Doi estaba por salir del auto pero se detuvo a preguntar; justamente la pregunta que hizo sonar coro de angeles en mi cabeza.

— Galletas y un jugo. O no, un yogurt.

Asintió y cerró la puerta. El nuevo silencio solo me dió más sueño. Odio dormir en autos pero no podré evitarlo, fue un largo día.

Volví a escuchar los pasos de caballos, que raro ¿para que vendría a una gasolinera? Solo estorbaría. O tal vez solo estoy escuchando mal porque no quiero ni abrir los ojos. Bueno, cosas que pasan.

El tiempo siesta de viaje no es igual al tiempo normal, por eso me preocupo un poco no sentir a la señorita Doi devuelta, o el auto arrancar. No quiero despertar, estoy muy a gusto, si siempre voy a dormir así, voy a desvelarme más seguido. No recuerdo que mi cama fuera tan cómoda o siquiera que la señorita Doi me trajera hasta aquí.

"Está cosa no se abre, ¡voy a pegarle hasta que se rompa!"

¿Alguien habla? Nah cinco minutos más...

"¡Ya casi está! ¡Ajá!"

— ¿Ah?... ¡¿Ahhh!?

— ¡Fnyaaa!

— ¡Ahhhhh!

¡Una rata!

Cuando quise moverme, me caí. ¿Qué diablos? ¿Eso era un ataúd? ¿¡Por que estaba en un ataúd!?

Aún en el suelo pude ver qué no estaba en mi casa ni en algún lugar que conociera y lo único que escuchaba era la risa triunfante de... ¿Esa cosa? Que me grito en la cara (y yo le grite en la cara).

Creo que otra vez me voy a desvelar.

@𝚒𝚎𝚗𝚘𝚗𝚊𝚔𝚊𝚗𝚒𝚑𝚊𝚌𝚑𝚒 (𝚃𝚠𝚒𝚝𝚝𝚎𝚛 )

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⏰ Last updated: Mar 12, 2023 ⏰

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