Capítulo 4: Paredes

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Lexa estuvo con Anya y Clarke, hasta la edad de doce años, las tres eran una dinámica un tanto extraña, pero ya se habían acostumbrado, con Clarke y Lexa discutiendo por casi todo y Anya tratando de calmarlas. O cuando los entrenamientos se volvían competencia, Anya estaba segura de que todos esos juegos los hacían inconscientemente para llamar la atención de la otra, porque por mucho que su hija finjiera que detestaba a la castaña, era imposible no notar lo diferente y nerviosa que solía ponerse a su alrededor.

-Chicas, hoy es el día, combate, la primera en derramar sangre, gana -habló Anya, mientras hacía lo posible por no sonar preocupada. Los últimos cuatro años, se había encariñado totalmente con ambas niñas.

Lexa y Clarke se pusieron en posición, mientras Clarke sonreía arrogantemente:

-Quizá esta vez ganes, Lex -Clarke comenzó a usar ese apodo en Lexa desde que notó que todos la llamaban Lexa e hizo lo posible por llamarla de manera distinta.

-Ya basta, Klark -y por otro lado Lexa comenzó a recalcar las "c" convirtiéndolas en una "k" al llamar a la rubia.

Ambas alzaron sus espadas y comenzaron a pelear, los pueblerinos se acercaron a ver, ya que siempre era gratificante ver una lucha de estas dos chicas. Y si de algo estaban seguros, es que ambas ascenderian a comandantes, años habían pasado desde que un Heda y Wanheda, estuvieron al mismo tiempo, pero tal parece que está vez tendrían suerte para verlo con sus propios ojos.

Clarke no quitaba la vista de Lexa, una parte porque estaba hipnotizada y la otra, porque no debía descuidarse. Empuño su espada, y trató de cortar el costado de Lexa, siendo rápidamente esquivada por la chica, quien trató de cortar su costado izquierdo, sin éxito también. Los choques y ruidos metálicos de sus espadas, comenzaban a hacerse frecuentes, y entonces en el fragor de la batalla, azul y verde conectaron, haciendo que casi al instante, ambas se cortaran un brazo. La sangre se derramó al mismo tiempo, lo que sorprendió a todos.

-Empate -Aclaró Anya al salir de su trance, ambas chicas lanzaron sus espadas al suelo, y se dieron la mano mientras soltaban jadeos.

Anya se acercó dándoles agua, ambas bebieron y comenzaron a entrenar, aunque tenían claro, que el entrenó particular había acabado.

Las personas poco a poco se dispersaron, y Anya, también se fue a atender unos asuntos. O al menos así llamó, a lo que sea que tuviera que hacer.

Esta vez, solo eran Clarke y Lexa. Ambas entrenando por aparte pero juntas.

-Así que... - trató de iniciar la charla Lexa, quien estaba encantada de tener tiempo con la rubia.

-Así que... -

-Ese movimiento que hiciste antes, uf, debes enseñarmelo - Clarke se rió levemente, se acercó haciendo una seña a la menor, ambas comenzaron a entrenar juntas.

-Claro, lo haré, pero ya sabes, debes prometer que no lo usaras contra mi - la castaña asintió, mientras lanzaba un puñetazo. Sin darse cuenta de la mirada que alguien les enviaba a lo lejos.

-Creo que hice bien, Indra -La de piel oscura asintió.

-Están listas -

-Sí, es decir miralas, hablan del clima mientras luchan -sintió como el orgullo comenzaba a inchar su pecho, y sonrió orgullosa.

-Ahora, ve y dales la noticia, porque después de eso, no tendrán tiempo para hablar - Anya inhalo bruscamente, y se encaminó hacia las chicas, quienes ahora forcejeaban en el suelo.

-Lex, debo decirte algo... -murmuró Clarke mientras mantenía a Lexa en el suelo.

-¿Sí? -preguntó la menor, usando su fuerza para voltearlas y cambiar las posiciones.

-Noté algo, hace quizás un año -comenzó Clarke, cambiando los lugares de nuevo- Siento algo extraño cuando estoy contigo, algo que quizás nunca he sentido con nadie, no estoy segura de que es...

Lexa la volteó sonriendo, -Haz pensado que ¿quizás te gusto?

-Lo he hecho -respondió honestamente la rubia, manteniendo esa posición- Y no sabes cuantas veces, pero al final, siempre llego a la misma conclusión.

-Y ¿cuál es? -susurró la de ojos verdes mirando los azules de la otra chica.

-Me gustas, y no sabes cuanto -Lexa sonrió.

-Uf, ya decía yo que te había conquistado -bromeó recibiendo un codazo de Clarke, haciendo que de nuevo quedarán volteadas-. Solo bromeó, supongo que tu también me gustas.

-¿supones? -Clarke ennarcó una ceja, quedando con su espalda en el suelo de nuevo.

-No, no supongo. Me gustas, creo que desde que te vi, por eso tal vez hice muchas preguntas... -ambas rieron al recordar lo irritada que estaba la rubia, y lo molesta que había sido la castaña.

-No eras irritante, solo me molestaba -explicó Clarke, haciendo que la castaña la codeara, ambas se levantaron al ver que esa "pelea" ya había terminado-Supongo que aclararemos esto, cuando Anya termine de hablar

La mayor estaba frente a ambas, con una mirada pérdida.

-Hay algo que deben saber... - susurró ella, ambas chicas asintieron, aún con sonrisas en sus rostros-El comandante a muerto, el cónclave se llevará a cabo mañana.

Fue tan brusco, fue tan rápido, tan hilarante que ambas chicas fruncieron el ceño, y luego se mantuvieron serias, pero antes se miraron con disculpa. Ahora, no podían ser amigas, ni podían pensar en la otra como algo más, esto, esto que se aproximaba era un juego de supervivencia, pero únicamente del más apto.

Se separaron, y mantuvieron una distancia. Por primera vez en sus vidas, estaban tan nerviosas que no se preocuparon por escuchar sus corazones. Quienes lentamente, comenzaban a latir en ritmos dessincronizados.

Anya al ver esto, se sintió mal, tenía claro lo difícil que fue para ambas chicas confiar en la otra, y ahora, ahora tenía que suceder eso.

La de catorce años habló, -¿Cuando nos vamos?-

-En media hora, Clarke -respondió Anya, Lexa se mantuvo callada. Esta está fue la primera pared que se construyó entre ambas chicas.

Media hora después como dijo Anya, los de la orden estaban ahí, esperando para llevarlas con ellos.

Ambas se despidieron de Indra y Anya, y se subieron a los caballos que les habían dado. Montaron un buen rato, y llegaron a Polis, la capital, de la que una había oído hablar, y donde la otra vivió por un año, con los otros noviciados.

Pasó la noche tan rápido que ni siquiera la notaron, y entonces, llegó el fatídico día.

Cruzaron las puerta, y las llevaron por camino separados, iban dos paredes, y ese número no paró de aumentar mientras se preparaban para el cónclave. Antes de luchar debían ser purificados por separados, todos los natblidas frente al cadáver del comandante.

Y llegó la hora, el cuerno sonó, y para el momento, Clarke y Lexa tenían una gran pared de cemento separandolas, pero las barreras en su mente eran muchas más...

We Always Will Be CommandersWhere stories live. Discover now