Capítulo 2: Zinnia Amarilla

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Lenguaje del Zinnia Amarilla: Recuerdo

Fuente: Wikipedia

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Al día siguiente estaba en mi habitación, era sábado así que no tenía que ir a la universidad y aunque estaba según yo "ocupado" la verdad es que esperaba la llamada de Miriam, para vernos en algún lugar para hablar de lo ocurrido. No sé si sea bueno esperar que me lo cuente todo de un día para otro, teniendo en cuenta que tuvo que haber llamado primero a Ismael para cuestionarlo.

Ismael es un gran amigo, lo conozco de pequeño, pero mentiría si dijera que no estuvo actuando un tanto distante en la universidad. Incluso me atrevería a decir que se veía molesto el domingo que fui a la Iglesia, en especial en la predicación, que si no fuera porque estaba sentado frente a mí, no hubiera notado que se salía constantemente del culto. Pero cuando hablaba con él, todo parecía estar "normal".

—¿Tendrá algo que ver con su padre...? —dije en voz alta sin darme cuenta, mientras estaba tumbado en mi cama, mirando el techo como si eso me diera alguna respuesta y añadí un poco escéptico— No creo. Tengo entendido que siempre se han llevado bien, de hecho fue su padre el primero en notar que había algo entre Ismael y Miriam, por eso comento lo bien que se veían aquel día que se confesó.

Luego me quedé en silencio, entretanto que sobre pensaba todo. Hasta que me canse de no encontrar el motivo detrás de todo esto.

—¡¿Qué podría haber pasado?! —exclamé aturdido, revolviéndome mi cabello con furia

Para mi suerte, mi celular sonó y sin pensarlo dos veces conteste.

—¿Miriam? —pregunté un poco tímido, pues no revise quién era

—Hola Elías, ¿Podríamos vernos en alguna cafetería? —contestó una voz suave al otro lado de la línea, en efecto era ella

—Claro, ¿Te veo en El péndulo? —sugerí mientras tomaba mi mochila y una chaqueta de mezclilla

—Si, te veo ahí en 20 minutos —respondió con su usual tono, con la diferencia de que se escuchaba más baja y triste

—Nos vemos —dije sin pensarlo mucho para luego colgar un poco nervioso y preocupado. Pues si no mal recuerdo, tiene meses que no vamos a esa cafebrería y en general que no nos vemos.

«Espero que no sea algo grave... » pensé esperanzado mientras salía de casa en mi bicicleta.

Afortunadamente andar en bici es una gran ventaja en una ciudad donde hay un tráfico terrible, en especial si es la Ciudad de México. Lo malo o la desventaja es que debes tener mucho cuidado, pues siempre suelen haber conductores imprudentes. Gracias a Dios nunca me ha pasado nada, por lo que llegue sin problemas ni retrasos a la cafebrería.

Al entrar, una señorita muy amable me recibió, luego me pregunto si alguien me esperaba. Por la hora se suponía que ella ya había llegado, pero para no equivocarme decidí echar un pequeño vistazo a las mesas para ver si la encontraba.

Parecía ser que aún no había llegado, pero entonces noté una mano al fondo del lugar. Era Miriam.

—¡Ahí esta! —dije señalando maso menos la mesa donde estaba ella

La señorita me llevó hasta ahí y preguntó si deseaba pedir algo.

—Me gustaría un chocolate frío, por favor —respondí con una sonrisa mientras me sentaba frente a mi amiga.

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⏰ Last updated: Mar 10, 2023 ⏰

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