Ú N I C O

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O n e s h o t  (m i l i o / Q i y a n a)

O n e s h o t  (m i l i o / Q i y a n a)

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Milio, un niño de doce años, juguetón, travieso y aventurero. Cabello ondulado, ojos color castaño y piel bronceada; sin embargo, lo que más resaltaba de esta persona es loque cargaba en sus espalda. Una enorme mochila que, cualquiera de su edad, no podría cargarlo, pero él lo hacía lucir de manera fácil pues incluso era capaz de brincar cuando estaba emocionado con el objeto puesto. Milio no podía soltarlo en plena caminata, tampoco si es que estaba con alguien. Así es: protegía. Y no cualquier cosa, de hecho, no lo llamaría cosas.

Eran sus fuemigos, después de todo.

En su travesía y conocer más personas, podría decirse que ellos eran sus acompañantes de aventura y los apreciaba; ellos escuchaban atentamente sus historias, sí que sí, sus relatos de sus experiencias eran de los mejor.

El niño eran gentil, muy dulce y su apariencia aportaba mucho; no obstante, detrás de todo eso, era travieso y muy, pero muy curioso. Ja, nadie se lo creería, no era su problema, ajá. Y así, se encontraba en esta situación.

Frente suyo estaba Qiyana.

Era la primera vez que la veía en persona.

― ¡Ay, no! ¡Qiyana! ¡Eres tan chaparrita en persona!

La mujer posó directamente sus ojos en el chiquillo, mostrándose atónita ante esas palabras, pero sintiendo el enojo al momento. Se acercó al mocoso mostrando una expresión de terror, cualquiera huiría despavorido, alistó su arma para tomar posición ofensiva.

― Era cierto... ¡Qué arma, Qiyana! ¡Es demasiado genial que puedas cargarlo y fácilmente! Ay, no, demasiada emoción ― exageró poniendo la mano en la frente y estirando su espalda hasta atrás ― ¡Te ves especta- ¡Au!

Qiyana no le golpeó como normalmente lo haría con un enemigo, solo estampó su mano en forma de puño en el centro de la cabeza del chiquillo, esperando que se callara de una buena vez pues era insoportable su voz, su imparable voz.

― Molesto. Eres muy molesto.

― ¡L-Lo lamento mucho! ― Milio juntó sus palmas y sobándolas en muestra de que lamentaba su comportamiento. ― Es que mis emociones me controlan mucho, escuché mucho de ti y de lo que podías hacer. Me parece genial, controlar los elementos de esa forma... ¡fiuuuu! ― de repente, como si hubiera recordado algo super mega importante, nuevamente habló, deteniendo a la mujer ― Estos son mis fuemigos, míralos ¿No son lindos? Sí, sí lo son. Yo puedo controlar el axio-

― Un momento, enano. ― el muchacho se dio cuenta que seguía hablando de manera gruesa, demostrando autoridad

Y Qiyana lo agarró del cuello de su prenda y lo alzó con toda mochila, viendo como una cosa de forma redonda con un rostro la miraba, al instante apartó la mirada y se encaminó en un lugar privado. Y eran tan lista que solo caminó hasta más profundo del bosque, frente a un río con cascada.

Lo soltó sin importarle como caía.

― Escúchame con atención, mocoso. ― Milio se sentó, tomando posición de absoluta atención junto a sus fuemigos. ― Estar diciendo tus habilidades a un desconocido, ¡está absolutamente mal! ¡No puedes revelarla a tu enemigo, jamás! Estar en desventaja es uno de los factores por lo cual uno pierde, pierde todo. ― el niño curvó sus labios hacia abajo, juntando sus cejas y cambiando de expresión ante tal regañamiento, definitivamente, no le gustaba el tono. Un fuemigo se colocó en su hombro, luciendo igual de asustado ― Sin embargo, por el cual no te estoy tratando como cualquier idiota que me colmaría la paciencia, es porque tú eres una persona que se enfrenta a la adversidad, a pesar de tu edad, posees la característica que vuelve feroz a una persona. ― La peliblanca miraba al mocoso, que la miraba con un brillo deslumbrante en sus ojos, inmediatamente pensó: pero eres tonto. ― Estás aventurándote, muy bien. Lo que dije al principio, es verdad. No seas idiota.

― La señorita Qiyana dijo que somos feroces, jijijiji. ― susurró Milio con un rubor en sus mejillas a su fuemigo con entusiasmo, orgulloso de ser feroz y reconocido por ella.

― Entonces, sigue con tu camino y deja de estorbarme.

― ¡Es-espera! ¡Un momento!

No obstante, ella seguía caminando sin voltear su rostro.

Milio corría detrás de ella.

― ¡Todo lo que dije al conocerte es absolutamente verdadero, señorita Qiyana!

― ¡No tienes que decirme lo que yo sé! ¡Soy estupenda, lo sé, no necesito tu reconocimiento! ― exclamó con orgullo, teniendo una sonrisa en sus labios. Oh, diablos, cómo amaba esa atención.

Milio se detuvo por un momento, analizando esas palabras.

Qiyana, al parecer, es egocéntrica y le gusta la atención.

¿O era el respeto?

Antes de perderla de vista, gritó:

― ¡Qiyana, cuando sea miembro de los Yun'tal, ¿vamos a pasar más tiempo juntos?!

La mujer de cabello blanco se alejaba más y más, antes de desaparecer de la vista del mocoso, sonrió de forma arrogante hacia él, retándolo.

Y Milio rió.

Desafío: Aceptado.

Desafío: Aceptado

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HOlaaaaaa, yo juego LOL Y VER SU INTERACCIÓN ME LA RE VIVIÓ.

Es corto, no me hice pelotas para poder completarlo.

AHHHH, Qiyana es uno de mis favs en este juego quiero que adapten el personaje junto con Milio en animación como Arcana, es decir, daría para una buena historia. 

Espero les haya gustado lo que mi cabeza fantaseó para adaptar su interacción con mi mujer. 

Hay varias cosas que todavía no entiendo en el lore de Lol, pero bue', lo que sea, que sea para mi satisfacción.

Flama traviesa.Where stories live. Discover now