Capítulo XV

37 6 3
                                    

"Aagh, no conseguiré mejorar en esto del álgebra nunca, tres exámenes y no paso del seis

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"Aagh, no conseguiré mejorar en esto del álgebra nunca, tres exámenes y no paso del seis." Se quejó Yuta, mirando con frustración el examen que habían tenido ese día, el cual los dos habían terminado con cuarenta y treinta y cinco minutos de sobra, respectivamente. Ante el puchero que hizo su novio, Mark se rio, con intenciones de animarlo.

"Por lo menos no fue otro cinco, eso habría sido peor" Dijo, colgándose de su brazo izquierdo, causándole un ligero sonrojo.

"Mm, tienes razón."

"Debo ir al baño ¿Puedes esperarme aquí?"

"Claro, ve."

Mark se alejó unos metros por el pasillo y entró en el sanitario más cercano. Yuta guardó su examen en su bolso y se recargó contra la pared cerca de una ventana. De los cuatro días que llevaban siendo novios, se habían visto sólo dos, y como ya empezaba la temporada de trabajos más laboriosos y exámenes, no iban a tener mucho tiempo libre para hacer algo que no fuera estudiar o hacer deberes, por ello, Yuta estaba pensando en algo que los dos pudieran hacer, antes de tener que irse a su taller y continuar haciendo su regalo.

Al girar la cabeza hacia la izquierda, por el rabillo del ojo vio la enorme zona de canchas y el circuito detrás de la escuela, desiertos en su totalidad.

Nunca había pasado por las canchas más que para llegar a otro lugar, nunca había practicado un deporte allí, ni siquiera para sus clases de educación física, ya que estas le habían tocado siempre en el gimnasio . Ya que estaban desocupadas, quizá podrían ir allí y probar algo.

Mark apareció unos minutos después, peinando su cabello según se acercaba.

"Listo. Ahora ¿Qué hacemos?"

"Amm, p-podríamos ir a jugar algo a las canchas ¿Qué dices?"

"Mm, seguro, no veo por qué no."

Entrelazaron sus manos y dieron la vuelta en un pasillo, para luego atravesar las puertas que daban al patio. Al dejar atrás la zona de comedores y puestos de comida, ahora cerrados, llegaron a la zona para actividades físicas. El piso de color aguamarina estaba reluciente, los botes y estantes donde se guardaban cosas como raquetas y similares, ubicados cerca de  los límites metálicos entre canchas, se veían perfectamente ordenados.

"Bueno ¿Qué te gustaría jugar?"

Yuta no tenía mucho conocimiento sobre ningún juego en particular, pero había uno del cual pudo ver unos cuantos partidos en ocasiones desde la distancia y que, por alguna razón, le llamaba más la atención que el resto.

"Pues, realmente no sé jugar ningún juego en específico, pero me gustaría probar con uno que he visto algunas veces por aquí: B-bádminton, creo que se llama. ¿Sabes jugarlo?"

Mark abrió la boca para hablar, pero no pudo hacerlo a la primera y se llevó la mano a su collar. Yuta notó que su mirada se ensombrecía un poco ¿Había dicho algo malo?

"Sí, sí sé jugarlo. Lo jugaba casi todos los días con Lucas."

Yuta se regañó mentalmente por haber abierto la boca.

"Perdona, Mark, no debí haber dicho nada."

"Aún no te lo había dicho, no podías saberlo. Descuida, está todo bien" Aseguró, mirándolo a los ojos, libres de cualquier enojo o reproche, lo cual le tranquilizó.

"Vamos, te enseñaré a jugar."

"¿Qué? No, Mark, no tienes que hacerlo si no quieres."

"Pero quiero hacerlo. No pasa nada, hace tiempo que no juego, creo que me vendría bien."

"¿Estás seguro?"

"Mhmm. Vamos, anda."

Mark fue a conseguir dos raquetas y dos volantes, cuando regresó le entregó uno de cada uno a Yuta y se colocó a un lado de él para comenzar su lección.

"Bien, primero lo primero: sostén el volante por las plumas así, a una altura media, abre la raqueta de este modo y sostenla fuertemente con los dedos, luego dejas caer ligeramente el volante y rápidamente golpeas." El volante de Mark llegó con éxito al otro lado de la cancha "Tu turno."

Yuta se colocó en la misma posición que Mark y copió lo mejor que pudo todo lo que le había visto hacer. Sus primeros tres intentos no resultaron, el volante cayó frente a sus pies en todos ellos.

Yuta soltó un "Aish" cargado de frustración.

"Tranquilo, solo inténtalo otra vez. Puedes hacerlo."

Tragó saliva y recogió el volante una vez más, se tomó su tiempo para asegurarse de que su cuerpo, la raqueta y el volante estaban en la posición correcta y tras un respiro, lo intentó por cuarta vez, consiguiendo finalmente golpear de forma exitosa.

"¿Ya ves?" Dijo Mark con una sonrisa.

Yuta le devolvió el gesto y pasó por debajo de la red para recuperar el volante.

"Entonces ¿Jugamos?"

"Cuando quieras."

El castaño se colocó en una esquina de la cancha para hacer el saque en diagonal, tal como Mark le indicó, una vez hecho iniciaron con el primer set, interrumpido en dos ocasiones por Yuta, que golpeaba a veces con menos fuerza de la necesaria, y en una por Mark, que se distrajo al ver a Yuta casi tropezar al devolver un golpe, lo que lo hizo reír cándidamente.

Jugaron tres sets, el primero lo ganó Mark, el segundo Yuta y el último Mark nuevamente, más en ninguno faltó la diversión y por primera vez en cinco meses, el deporte no le causó a Mark dolor ni pena, al contario, lo hizo recordar con felicidad y cariño todas las veces anteriores que había jugado.

Algo más le estaba enseñando su relación con Yuta, tan sólo ahora se daba cuenta verdaderamente, de que cada hora, cada minuto y cada segundo compartido, fueran muchos o pocos, eran un un regalo, que era mejor disfrutar mientras se tuvieran, porque no iban a regresar. 

Cuando terminaron, faltaban seis minutos para que la campana sonara. Yuta casi dormitaba con la cabeza sobre el regazo de Mark, envolviéndole la mano izquierda sobre su pecho, cerca del corazón, mientras que con la otra, Mark acariciaba su cabello con amor.

"Gracias por enseñarme a jugar, espero que no te haya disgustado."

"No fue así, no tienes de qué agradecerme, disfruté hacerlo. No voy a negar que los recuerdos acudieron a mí, pero ¿Sabes? Estoy intentando lograr que se conviertan en luces a las que pueda acudir cuando lo necesite, no algo que me duela. Gracias por darme muchas de ellas."

Mark se inclinó y depositó un beso en la frente de Yuta, quien sólo pudo sonreírle con ojos de  adoración.

Never Goodbye (YuMark)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora