☠Un demonio viene por ti☠

207 26 3
                                    

Ves a Murdock lejos, te da la espalda, estás rodeada de hombres con alas que se matan en el cielo sobre ti, y escuchas una voz:

—Libéranos—tu oído, y sientes que tu cuerpo se eriza de terror por su tono seseante de serpiente.

—¿I-iré al cielo si lo hago?

De repente los hombres matándose sobre ti se han quedado estáticos. Escuchas la risa de una hiena detrás del oído derecho.

—No existe—responden mil personas al tiempo.

Abres los ojos aterrorizada y jadeante. Tienes el cuerpo bañado en sudor, a tu alrededor te encuentras una habitación personal del convento, es de día porque en una pequeña claraboya entra la luz, las paredes son grandes y frías, antiguas. Tardas un instante en recordar todo lo que viviste.

Te sacudes bruscamente, y ahí es cuando ves que te amarraron a la cama de las extremidades y con cuerdas que lastiman la piel, llevas una bata larga y blanca.

Jadeas aterrada, sacudiéndote más; el cuerpo te arde por las lesiones de la caída a tu tiempo y por Murdock lanzándote dentro del convento.

—¡Basta!—levantas la mirada ante ese grito. Tu tía te observa desde una esquina oscura.

—¡Tía!

—Creí que eras diferente a tu madre y hermana—dice con frialdad—¿cómo pudiste?

—Y-yo... —no sabes de qué parte habla.

—Te condenas, Magdalena—mira a la ventana duramente—, por una bestia inmunda. Ellos hacen parte de todo lo que está mal.

—¿Cómo sabes que...?

—Tu hermana vino hace años con un problema similar, y ahora está muerta, claramente no lo creía hasta ayer—se lleva las manos a la cara—¡Y esta paz es parte de su enfermo juego, somos sus fichas! ¡Él va a venir cuando quiera y será el fin!

—Tía—suplicas sollozando—suéltame, por favor. S-sé lo que son, yo sé, pero Murdock no es como los demás, h-hizo votos para acercarse a Dios... yo... yo...

Querías salvarlo.

—¡Silencio! —te grita con rabia—¡Tenías los muslos empapados de semen cuando te limpiamos! Eres una ridícula, fuiste el banquete perfecto. Se burlaron de Dios cuando accediste, y date cuenta, niñita, estas paredes, esta tierra santa, son lo único que nos mantiene respirando, no esas bestias, no tu romance falso, porque entérate, Magdalena, la única que pudo sentir algo fuiste tú. Eres su payasa, la que se dejó llevar por esa ridícula idea del amor.

Te crees todo lo que dice. Y empiezas a llorar en silencio.

—¿Qué van a hacerme?

Tu tía encuadra los hombros llenándose de la fortaleza que siempre tuvo.

—Te harán un exorcismo esta noche, y durará lo que tenga qué, romper el pacto que hiciste con el demonio es lo único a lo que te vas a aferrar si quieres salir viva de esto.

—Es-estuve en el pasado—sollozas bajo tu shock, intentando darle sentido a algo—, él fue amable, vi a los ángeles que pisaron la tierra.

—Todo fue una ilusión—dice ella con una mezcla entre repulsión y tristeza—. Nada de lo que viste sucedió.

—Tía... todavía tengo el sabor del vino de la sumeria antigua en mi boca—insistes con desespero y locura—. Vi a los ángeles de los que tanto hablábamos.

—No—sentencia cerrando los ojos, asqueada porque realmente provocas pena ajena—, ellos hacen eso, te venden una ilusión, un sueño que usan como medio para corromperte y sacar lo que quieren, seguramente eso hicieron con tu hermana.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 14 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

PERVERSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora