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En cuanto llegaron a la casa, le envío un mensaje rápido a Sunhee para hacerle saber que Sunoo estaba con él y lo acompañaría a casa el día siguiente, a lo que ella estuvo de acuerdo.

Se acercó a la sala de estar, donde el chico estaba ido abrazando sus piernas mientras miraba a la nada sentado en el sofá.

— Sunoo-...

— N-no sería la primera vez p-pero no-.. Lo siento.— murmuró cabizbajo.

— Soy yo quien te debe una disculpa.

— Sobre lo de antes..— giró su rostro para encontrarse con sus ojos— Es verdad.

— S-Sunoo..— el mencionado se puso encima de él poco a poco, por lo que se acostó en el sofá mientras Sunoo colocaba sus manos sobre su pecho, dejando un tierno beso en sus labios— Espera..

— ¿Tienes asco de mi ahora?— inquiere en un susurro— N-no quería que te avergonzaras por haber estado con alguien como yo.

— No es eso, enserio.. Solo creo que debes descansar.

— Nini, te amo.— susurró sobre sus labios, ladeando levemente su cabeza para dejar una humedad lamida sobre estos hasta sacarle un jadeo— Perdón por decepcionarte también.

Soltó un quejido bajo cuando el chico se removió sobre su regazo para acomodarse un poco más, se aferró a su cintura y tomó su mentón, encontrándose con esos bonitos orbes miel que lo miraban con un tierno brillo de fascinación. Dejó un pequeño beso en cada una de sus mejillas sonrojadas, por lo que el más bajo hizo un puchero.

Olvidó momentáneamente el enojo que abarcó su ser pero le dió de todo ver al pelirosa siendo sometido a algo que no quería. Quería cuidar de Sunoo y se había prometido en hacerlo pero no lo hizo cuando más debió.

Dejó que el chico comenzara a dejar besos suaves sobre su mandíbula para ir bajando por su cuello. Tiró su cabeza hacía atrás, dándole más acceso, entreabrió sus labios para dejar escapar bajos jadeos y suspiros ante los besos que eran dejados por su piel mientras acariciaba la cintura y cabellos ajenos.

Reaccionó de lo que ambos estaban haciendo en el momento en que Sunoo le quitó su camisa con delicadeza.

— Sunoo, ahora-..

— Te quiero ahora.— susurró sobre el lóbulo de su oreja, bajando su pantalón de a poco.

Soltó un gruñido bajo porque ese chico sabía cómo convencerlo con solo poner esa carita. Se comenzó a deshacer de la ropa del otro de a poco hasta dejarlo en ropa interior al igual que él, entonces su mirada cayó en los moretones que adornaban su suave piel por culpa de los golpes que le habían dado.

Sunoo se apartó ligeramente cohibido porque le disgustaba el como se veía su piel en ese momento, pero entonces sintió como la boca del chico comenzaba a recorrer su cuerpo, sacándole gemidos bajos a la par que acariciaba sus botones y sus piernas. Ni-ki se encargó de dejar marcas por todo su cuerpo para después dejar que hiciera lo mismo con él. Ambos estaban ya lo suficientemente duros por todo lo que se habían tocado, pasó su lengua por el torso marcado del otro hasta que llegó a su pelvis apenas descubierta por causa del bulto que se escondía dentro de su boxer, el cual sacó para dejar un pequeño besito en la punta para luego quitarse su propia ropa interior.

Guió tres dedos a su boca, los cuales el chico chupó con esmero hasta dejarlos completamente húmedos para que comenzará a estirar su cálido interior hasta que estuvo listo. El pelirosa se reincorporo para alinear la punta rojiza de su miembro en él, dándose un último impulso para dejarse caer sobre su regazo, haciendo que su erección se perdiera casi por completo dentro de él, sacándole gemidos a ambos.

𝐇𝐞 『ˢᵘⁿᵏⁱ』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora