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Primer encuentro
Estabas bastante aburrida, el combate que estabas observando no captaba tu atención en lo absoluto; además, tu estúpido hermano no dejaba de coquetear con sus esposas aún cuando te encontrabas en el mismo balcón que ellos. Te asqueaste con el sonido húmedo de sus besos, por lo que decidiste marcharte y buscar algo emocionante que hacer mientras aguardabas por tu combate contra la humanidad. Bajabas tranquilamente las enormes escaleras de caracol del palacio mientras te deleitabas visualizando los antiguos ventanales adornados por los que podías observar los increíblemente bellos paisajes que el Valhalla tenía para ofrecer. Entonces escuchaste una voz detrás de ti.
—Hermoso, ¿verdad? —te giraste para observar como un joven se encontraba bastante cerca tuyo, pestañeaste sorprendida por los sigiloso que fue para acercarse, pero al verlo flotar entendiste el porque fue casi imperceptible—. Es el lugar perfecto para conocer al amor de tu vida, —sus orbes púrpura se apartaron de ti cuando levitó hasta el marco de uno de los ventanales, después te sonrió, recargó su mentón sobre la palma de su mano y cruzó sus piernas—, o a la peor de tus pesadillas.
El cristal detrás de él se redujo a pedazos cuando lo atravesó con su puño descubierto. Loki disfrutaba la idea de observar tu rostro confuso y pensar en las heridas que obtendrías por aquello, pero fuiste demasiado rápida como para permitirte recibir daño. Bufo y rodó los ojos cuando saliste ilesa. Entonces subiste hasta dónde él se encontraba, elevó su rostro para observarte pues se negaba a ponerse de pie por una diosa hindú.
—¿¡Por qué hiciste eso, imbécil? —un atisbo de burla se asomó en su fino rostro—. ¿Sabes lo mucho que Zeus se molestará cuando se entere de esto?
Loki elevó su anular y lo meció de un lado a otro, negando ante tu pregunta. Parpadeo lentamente antes de mirarte a los ojos una vez más.
—No hay nada por lo que deba temer, así que no te preocupes por mí, lindura. —frunciste el ceño, dispuesta a reclamar por la evidente superioridad con la que se dirigía a ti, ni siquiera conocías a ese idiota—. En realidad, tú eres quien debería comenzar a correr.
Se puso de pie, justo cuando un par de guardias se dirigieron al lugar de incidente, para cuando pudiste darte cuenta había otra "tú" en lugar de Loki. Llenó sus pulmones de aire y dijo aquello que te hizo odiarlo al instante.
—¡Mi nombre es t/n, diosa hindú de la creación y soy la responsable de todos los destrozos en el palacio! —te miró por sobre el hombro cuando sintió tu impulso asesino—. Buena suerte, cariño. Si sobrevives búscame, ¿está bien? Te compensaré. —te guiñó un ojo, mostró su lengua juguetonamente y se esfumó en una nube de polvo, dejante a cargo de lo que él había hecho—.
Celos
El dios del engaño siempre ha sido alguien liberal y, hasta cierto punto, ha sabido abrir su mente a las costumbres de tu panteón hindú; pero, cuando se enteró de que cualquier otro dios podría tomarte como su esposa sin importar que ya estuvieses con alguien más, se aferró a ti celosamente. No, él no toleraría aquello, tú eres SU novia y de nadie más.
