¡Como criar a un monstruo! [Tsukasa y tu]

Capítulo 8 [conexión]

- ¿segura que puedes sola? No me molestaría acompañarte, es algo importante después de todo y necesitas apoyo. - me comentó tsukasa.

- claro que no, no tienes que hacerlo, sé que amas este trabajo y no te pediré algo tan egoísta como acompañarme tsukasa, además tu y nene deben quedarse, nene apenas empieza la guardería. - comenté preocupada.

Su mirada se afiló, posó su mano a un costado del tocador, cortándome el paso, lo miré retadoramente, ¿era una manera infantil de evitar que me fuera, y sin que nos diéramos cuenta, nuturalmente él me abrazó, me paralicé un momento analizando esto.

- no es por apoyarme, ¿no? -capté. - ¿porqué no quieren que me vaya?, solo va a ser... - instintivamente paré de hablar, suspiré respondiendo ese abrazo. - un par de semanas...

Habia entendido que era mucho tiempo, nos habíamos acostumbrado a la presencia del otro, pero no fue hasta ahora que nos habíamos dado cuenta de eso y empezaba a extrañarlo desde antes de salir siquiera de este lugar.

- me he acostumbrado a estar contigo todos los días, ¡no puedes irte!... . - hizo una pausa y de repente me apretó más fuerte, en un abrazo. - ¡ahora!- gritó.

Nene apareció tomando la maleta y huyendo, intenté soltarme pero tsukasa me habia apresado, ¡habia sido una trampa!, bufé muy enojada, no era momento de jugar.

- no podrás soltarte. - presumió apretándome y cerrando sus ojos con fuerza.

Forcejeé para zafarme e ir por mi maleta pero entonces nuestros pies se enredaron, él intentó a sujetarse de la cama y yo irremediablemente de él, pero de todas maneras caímos al piso, el golpe si dolió, debía admitirlo, pero dolió más cuando nene saltó encima de ambos justo luego del impacto.

- hu, nene, no creo que debas saltar encima de papá y mamá. - le dije adolorida.

Tsukasa de a poco intentaba levantarse.

- eso dolió...  -de quejó en un hilo de voz sosteniendo su cabeza por el golpe.

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Un tiempo luego de eso...

Una vez bajé del tren, un aire de nostalgia me invadió.

Hace muchos años que no volvía a mi ciudad natal, en esa vieja estación de tren donde el aire de la tarde se hacia presente, las flores de cerezo por la primavera estaban cayendo, haciendo parecer el paisaje, como un lugar desolado.

Miré a mi costado, nada mas ni menos que tsukasa con nene en brazos.

- ¿y un jugo de fresa? - le siguió preguntando como en el tren.

- si, de fresa o de mango, el que quieras. - le aseguró de nuevo

- ho, princesa tu sombrero. - me di cuenta enseguida