Alice Agnelli es obligada a trabajar para Ferrari luego de que su padre se hartara de su estilo de vida fiestero y desenfrenado, hará hasta lo imposible para irse de regreso a Nueva York, pero se reencuentra con Charles Leclerc, y se da cuenta de qu...
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We don't pray for love, we just pray for cars
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-Entonces... es tu ex novio.
-Que no, Carlos, basta ya.
-Es que no veo la diferencia.
Mi pie golpea repetidas ocasiones el piso, mis dedos tamborilean sobre la mesa, y no puedo dejar de voltear en todas direcciones temiendo encontrarlo. Aunque bueno, temor no es precisamente la palabra que usaría.
-Mi amor, creo que ya tomaste demasiado café por hoy.- alejó la taza de mi alcance.
-Algo me dice que va a necesitar algo más fuerte que cafeína. ¿Quién es ese tipo?
-Un amigo.
-¿Te pones así cuando hablas de nosotros que somos tus amigos también? Me halagas, Alicia.
-Carlos, déjala ya.
-¿Te pones en mi contra? Deberías ser tú quien esté nervioso por conocer a este tipo.
-No tengo porqué estarlo.
Sonreí, acariciando su cabello. Desde que le dije que me gustaba con cabello largo, procura tenerlo así siempre. Me parece muy lindo que se lo dijera en una charla trivial y ahora lo convirtió en su look de todos los días.
Ni siquiera sé porqué estoy nerviosa. ¡Es Haiden! Mi amigo Hai, mi cómplice, siempre. Todo está bien. Pero luego recuerdo la última vez que hablamos estando solo los dos y me invade una sensación de asfixia. Sé que no está molesto, pero va a querer hablar de eso, y no tengo idea de cómo explicarle todo porque ni siquiera yo tengo la respuesta.
Pero contrario a lo que la mayoría puede pensar, mis nervios no son por temor a que verlo despierte lo que alguna vez sentí por él, porque Charles es todo lo que quiero, y lo único que necesito. Se lo dije en serio todas las veces; yo ya no me veo con nadie más. Ni siquiera con Haiden. Porque lo que tuvimos fue bonito, pero no era él.
-Wonderland, is that really you?...- escuché decir a mis espaldas.
Un escalofrío recorrió mi columna vertebral, y sentí mi piel erizarse. Hace mucho que no pensaba en ese sobrenombre, mucho menos que alguien me llamara así.
Aunque fue raro. Pensé que mis nervios incrementarían al verlo llegar a mi dirección, pero no fue así. Se sintió... familiar, cómodo y conocido. Genuinamente me puse feliz al verlo, porque pasamos muchas cosas juntos independientemente de nuestro intento de relación. De verdad lo considero uno de mis mejores amigos.
-Haiden...- lo abracé.
-Por dios, nos conocemos desde hace años, no te he visto en muchísimo tiempo, ¿y así me saludas? Ven aquí.
