Prólogo

1.6K 183 50
                                    

Colocó todo en orden, cada material, cada esencia y trozo en perfectos patrones, identificando la zona horaria de la ciudad que tenía a varios metros de distancia, captando los pocos rayos solares que irradiaban luz y claridad, estos iban poco a poco desaumentandose, indicando el casi final del día, un atardecer, era la hora perfecta, y el lugar perfecto para empezar de una buena vez.

-Todo en orden, el rito de invocación deberá salir perfecto- Fueron las palabras de una muchacha de cabello largo rubio y de ojos violetas, se notaba la dedicación puesta en su accionar.

Tras trazar una última vez los detalles finales del círculo de invocación, se puso de pie, lista para empezar el procedimiento correspondiente. La Servant clase Ruler, Jeanne D'Arc, supervisora de la actual Guerra por el Grial estaba por dar inicio a la invocación de un nuevo compañero, otro Sirviente que estaría a su lado como Guardián y compañero en aquella misión de supervisar el progreso de todo.

Se encontraba actualmente en una antigua iglesia a las afueras de Francia, consideró que no habría lugar más apto y condecorado que la casa del señor, todo sería más beneficioso y efectivo al ser ese el escenario de invocación, todo según su criterio como Santa y Ruler que buscaba la paz.

A pesar de que en un inicio, consideró que tener a un Servant como guardián era innecesario, al final no le quedó más que aceptar, tal vez tener a alguien para las futuras e inevitables emergencias y combates sea realmente útil, solo deseaba y rezaba que no fuese alguien rebelde, o peor aún, que llegué a atentar en su contra. Sin embargo desechó esas ideas, estaba por completo asegurada de que le tocaría un buen compañero, de lo unció que no estaba segura era de a que clase pertenecería.

También estaba la condición, una bastante específica e importante, la cual dependería si todo sale bien o no; el Servant que el propio Grial traiga al plano terrenal debe ser alguien sin un deseo propio, esto sería una precaución en caso de que el invocado resulte ser un traidor. Sin embargo, eso no podía suceder, es más, ella misma pensaba que alguien con esa idea fuese a responder, ¿habría un espíritu heroico así? no tenía ni la más remota idea.

-De acuerdo, espero y todo salga de maravilla- Jeanne una vez más miró por la ventana entreabierta los rayos del sol que aún habían, un lindo atardecer llegó.

Era la hora del show, colocándose adelante del círculo de invocación, ella miró atentamente el dibujo, y colocando una mueca de seriedad empezó a recitar las palabras correspondientes.

-Hierro y plata como base. Piedras y el Archiduque de pactos como cimientos. Mi maestro Schweinorg como ancestro. Las puertas cardinales se cierran-

Al empezar el rito, Jeanne observa el círculo mágico brillar tenuemente, en correspondencia al canto, todo empezaba de buena manera.

-Comienza desde la corona y sigue el camino bifurcado que te lleva al reino. Llena, llena, llena, llena, llena. Repitelo cinco veces. Para cuando cada uno de ellos este lleno, Destruyelo-

Un gran y poderoso remolino de maná fue apareciendo en la habitación de invocación, los largos cabellos rubios de Jeanne fueron elevándose intensamente hacía arriba, y su vestido de Servant ondeara como si del viento se tratase.

-Preparado. Te lo ordeno, ven a mi. Tu espada controlará mi destino. Siguiendo las normas del Santo Grial, responde si aceptas mi voluntad y razon. Juro aquí que seré todo lo bueno del mundo eterno. Que expondre todo el mal del mundo eterno-

Fate: Espada del GobernanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora