Karmaland, tu pueblo de siempre en donde naciste y vas a morir allí, como pastelería te encargaras de hacer los mejores panes y postres del lugar, pero sin duda tu especialidad serían los postres de tres leches, ¡Oh! Nuevos héroes han llegado, harás...
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Me iba de las Nevadas, la ciudad en donde me crié y viví millones de experiencias, pero siendo unos de los héroes de allí me invitaron a vivir al pueblo donde más héroes hay, Karmaland.
-Por favor cuídate cariño, cualquier cosa nos envía una carta-Mi madre me abrazo con todo el amor que siempre me ha dado.
-Gracias ma ¿Donde está papá?-Pregunté, sabía que el mantenía ocupado en su casino pero tenía una pizca de esperanza de que el pudiera estar aquí.
-Debe estar en su trabajo, ya sabes lo del casino y las deudas que tiene debe estar ocupado-Habló nuevamente ella con un tono de decepción notoria.
-No te preocupes, le enviaré una carta a el cuando llegue a Karmaland-Dije intentando ocultar mi tristeza.
Me alejé de mi casa mirándola con nostalgia por última vez, la iba a extrañar un montón pero sabía que era por el bien de mi familia y de mi ciudad, pasé por el casino y también lo miré por última vez pero más específicamente la ventana de la oficina de mi padre, sabía que estaba ocupado así que no me sorprendió que no pudiera despedirse pero de todos modos me sentí triste, seguí caminando hasta por fin estar en la frontera, mirar aquel cartel que anunciaba que me estaba llendo de mi ciudad me dolía pero de todos modos necesitaba ese dinero y quería algo más de reconocimiento.
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Me sorprende que últimamente Karmaland esté más calmado de lo normal, la verdad no tengo ni la más pálida idea de lo que van hacer, por parte del viejo Merlon escuche que iban a hacer un evento de bienvenida en dos días lo cual me sorprende ya que la última vez que hicieron uno así fue hace dos años en donde anunciaron la llegada de Rubius, que fue la más rara que he visto a decir verdad, horneando algunos pasteles escuche el sonido de la campana que puse arriba de la puerta, salí de la cocina, viendo así a Vegetta y al viejo Merlon tan simpáticos como siempre.
-Buenas tardes héroe Vegetta y Viejo Merlon ¿Que los trae a la panadería?-Dije de la forma que mi madre me había enseñado.
-Es para decirte que prontamente más héroes vienen y nos gustaría que hiciera algunos pasteles para ese día-Me dijo Vegetta aparentemente emocionado por la noticia que dio.
-¡Claro que sí! ¿Me pueden decir que tipo de pasteles hago y más o menos cuantos?-Dije sacando un pequeño cuadernillo de uno de los bolsillos de mi delantal.
-Mas o menos unos 70, sabes que somos pocos y podrían ser los sabores más solicitados últimamente-Dijo el Viejo Merlon mientras ponías mis ojos en blanco.
¿70 pasteles? Al parecer no voy a poder dormir durante mucho tiempo, la verdad es una cantidad muy exagerada sabiendo que estoy acostumbrada a solo hacer 10 para entre dos días.
-Al parecer necesito unos cuantas manos-Dije un poco en voz baja pero al parecer ellos le escucharon.
-Hay un par de muchachas que se quieren convertir en doncellas y saben cocinar muy bien, ellas te podrían ayuda-Viejo Merlon respondio a mi voz baja.
