Trick of the Moon

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Trick of the Moon - Eloise


There's a part of me that hopes you'll show up at my door

Just so I can tell you to not do that anymore

-

Hay una parte de mi que espera aparezcas en mi puerta

Solo para poder decirte que no lo vuelvas a hacer



El trabajo se había completado, no de la forma que esperaban pero por lo menos Tiamut no destrozaría este planeta ni a sus habitantes tras su surgimiento y esa era su misión principal. Por eso ahora estaban haciendo una clase de festejo todos los que quedaban en la que fue la última morada de Ajak.

- No creo que vuelva Druig - Le hablo Sersi interrumpiendo sus pensamientos y haciendo que dejara de ver por la ventana hacía el atardecer. Druig volteo a verla como si no comprendiera de lo que hablaba y entonces la pelinegra continuó. - Él me dijo que se iba y no volvería. Y que lo lamentaba.

Ikaris, de él hablaba su compañera, hablaba de él con tristeza y cariño pese a todo lo ocurrido e incluso le hablaba a él con aprecio, como si en algún punto de la historia su entonces novio no la hubiese dejado por él. Sabía que la pelinegra no lo decía con malas intenciones y sintiendo lástima por él, sino que era completamente sincera pero aún así Druig no lo tomaba de la mejor manera. Después de todo Ikaris se había ido a despedir de ella, su primer amor y no de él a quien también le había profesado amor eterno.

Pero pese a lo dicho por la mujer frente a él, Druig sabía que Ikaris era así. Cada que ellos peleaban, generalmente el rubio se iba por un tiempo y luego volvía con sumo arrepentimiento a tocar a su puerta pidiendo perdón y volviendo su vida un caos. Incluso, recuerda cómo hace tan solo unos días, lo había escuchado aterrizar en sus tierras, Druig genuinamente creía que regresaba a disculparse nuevamente tras la última pelea que tuvieron hace un par de años pero las cosas no fueron así.

- Debería lamentarlo. - Fueron sus palabras para la pelinegra y las decía no solo para darle cierre a su conversación, sino también de forma personal darle un cierre a la relación que tuvo con el mayor, pues estaba harto de ese ir y venir en su relación que no les permitía avanzar con su vida.

De entre todos, Druig fue el que se sintió más traicionado con el rubio, durante muchas y largas noches Drig le había compartido sus deseos con la gente de ese planeta, había compartido su lucha interna con tratar de hacer más para salvaguardar la vida y bienestar de la gente de su pueblo. Ikaris siempre lo había escuchado, no lo aconsejaba porque no compartía sus mismos ideales, pero el que él estuviera ahí día a día ayudándolo, queriendo o sin querer, a dirigir y proteger aquel santuario significaba todo para el castaño.

Se sintió traicionado porque él siempre fue sincero con el contrario y esperaba lo mismo del rubio; sin embargo nunca hubo sinceridad y eso le hacía cuestionarse en qué más le había engañado.

Por eso su traición había convertido el amor en su corazón en una sombra pesada que ahora cargaba en silencio.

De entre todas las cosas que Ikaris hubiese hecho durante todos esos años, esto había sido lo peor y Druig no se creía capaz de superar las mentiras o que le ocultase la verdad.

Esperaba que regresara a él, a su puerta, como el perro faldero que siempre fue, para entonces negarle la entrada y el cariño que una vez le profesó. Herirlo como él lo había herido.

Pero solo le tocaba esperar al arribo del contrario, así eso le tomará mil años.

Noviembre sin ti Where stories live. Discover now