Prólogo

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No es de sorprender que una ola de delincuencia azotara con suma brutalidad una de las tantas ciudades pertenecientes a Latinoamérica. Sin embargo, es una desgracia para la jóven Sinclair tener que afrontar dicha situación, pues, hasta la actualidad, las autoridades de la ciudad en que ésta misma vivía se habían mantenido firmes frente a los asaltos, asesinatos, secuestros, e incluso balaceras. Contaban con una fortaleza invulnerable, decían todos.

Fue lindo mientras duró, ¿no es así?

Enid suspiró pesadamente. Ya era de noche, las luces de la ciudad se hacían presentes. 10:00 p.m. ¿Qué hacía ella fuera de casa a estas horas de la noche?, sencillo, su hermano menor había contraído un gran resfriado y ninguno de sus padres sería tan responsable como para conseguir un tonto y simple medicamento, por lo cual le tocó a ella ir a comprar pastillas.

A la distancia, la jóven rubia logró divisar la farmacia más cercana a su casa. Para su mala suerte, ésta se encontraba cerrada. Y, ¿cómo no?, era algo que en realidad no le sorprendía, pero tampoco le agradaba de ver.

—¿Por qué éstas cosas me pasan a mí? — Preguntó al aire. Intentó ver el lado gracioso, y es que va a perder valiosos minutos de sueño que podrían haberle servido mucho para el exámen de mañana. Pero, ¡vamos!, es obvio que ni aún contando con dicho tiempo extra para conciliar el suelo hubiera aprobado. En fin, matemáticas no es lo suyo, en lo absoluto.

Subió el cierre de su abrigo tras sentir el frío viento colisionando de repente contra cada parte de su frágil cuerpo. De acuerdo, sólo unas cuadras más, debe haber una farmacia abierta.. sino sólo significaría que nuevamente desperdició algo de tiempo de su vida en actividades innecesarias. Aunque no era innecesario en ésta ocasión, su hermano estaba delicado de salud y ella tenía que hacer algo al respecto, salir a caminar a la calle a buscar medicamento a las 10 de la noche, o en su defecto, salir a una caminata nocturna sin razón alguna.

A una considerable cantidad de cuadras lejos, Wednesday, quien sentía que en poco alcanzaría a correr a la velocidad de la luz. Resulta que la morena se encontraba de camino a casa, cuando se percató de que un automóvil color gris le iba siguiendo cada pisada que daba. Se sintió amenazada, por lo que huir fue la mejor opción que pudo hallar en medio del pasmo.

La morena notó que el automóvil gris no la perdía de vista, así que ingresó por un estrecho callejón sin ser notada, vió al automóvil pasar a toda velocidad y finalmente suspiró con alivio. Sabía perfectamente que quien sea que manejara allí, no tenía nada de experiencia, pues en una distinta ocasión habría terminado descuartizada, con partes de su cuerpo en diferentes zonas del país. Salió del callejón por el lado contrario al que ingresó.

Más relajada, giró hacia la izquierda y comenzó a caminar, decidió usar el camino largo a su casa. Enid, mientras tanto, sonreía intensamente tras encontrar una farmacia abierta. Ingresó en ella y esperó a que otro cliente terminara de ser atendido. Wednesday llegó a quedar a unos dos metros de distancia de la farmacia, echó un vistazo al local, su vista paró para observar de pies a cabeza a una jóven rubia. Enid lo notó y, por accidente, hubo unos segundos de contacto visual. Fue entonces que la pelinegra echó a correr.

La rubia volvió la mirada al frente, cuando sintió cómo un brazo rodeaba su cuello con brusquedad y una firmeza que le impedía hacer cualquier cosa para defenderse. Fue apuntada por un arma de fuego, mientras aquel amanazante hombre le gritaba a un trabajador: ─¡La caja fuerte, ábrela o la mato! —la pobre rubia comenzó a sudar frío.

—Mierda.. — susurró una Enid aterrada, quien atinó únicamente a observar como un encapuchado hombre extra ingresó al lugar, guardando todo el dinero de la, ya abierta, caja fuerte.

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-No puedo ni con una y ya estoy comenzando con otra historia JAJAJA.

Espero les guste éste nuevo fic, cuídense.

ATT: André.

"𝐂𝐡𝐢𝐜𝐚𝐬"───𝘸𝘦𝘯𝘤𝘭𝘢𝘪𝘳.Kde žijí příběhy. Začni objevovat