CAPITULO 1

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Era un admirador de los héroes, fiel creyente de que podías salvar a las personas sin importar la situación, por eso cuando descubrió la verdad sobre su padre se dió a la tarea de buscar ayuda con los héroes, encontrandose con la segunda cara de l...

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Era un admirador de los héroes, fiel creyente de que podías salvar a las personas sin importar la situación, por eso cuando descubrió la verdad sobre su padre se dió a la tarea de buscar ayuda con los héroes, encontrandose con la segunda cara de la moneda.

Nueve de los diez héroes a los que pidió ayuda se habían reído de él y le habían ordenado que regresará a casa a ocuparse de los deberes, cómo el buen Omega que era.
Ese día entendió una cosa: solo puedes confiar en otro Omega.

Ereaserhed fue el héroe que se ofreció a ayudarle, dándole una dirección y una hora para poder sacar a su madre de su hogar, habían acordado que huirían cuando su padre saliera a su "viaje semanal de negocios"

Que estúpido fue al creer que podía pedir ayuda sin que su padre se enterara.

Al llegar a casa fue recibido por un fuerte golpe en el rostro.
Su madre lloraba desesperada, suplicando que lo dejara, mientras él era sometido ante la voz alfa de su padre para que así golpearlo fuera más fácil.

Cayó inconsciente en algún punto de la tortura y para cuando despertó, su nombre estaba en todos los noticieros, comentando que había muerto tras ser brutalmente golpeado por su progenitor, el cual afortunadamente estaba preso.

20 de abril.

Ese era el día de su deceso, el día que había sido grabado en su lápida.

Izuku Midoriya, de tan solo doce años de edad, había muerto. Había sido velado y enterrado por cientos de Omegas que gritaban justicia por su compañero asesinado.

Él estaba seguro que no había muerto, pero tras dos años de su muerte, el gobierno implementó nuevas leyes que permitieron a los Omegas vivir una vida más tranquila y que está vez no fuera bajo los mandatos de sus parejas alfas.
Estaba feliz de saber que su vida hubiera sido de ayuda para los demás Omegas, pero por muy diferente que fuera el mundo detrás de las paredes de su nuevo hogar, para él todo seguía siendo exactamente igual.

Tenía una nueva rutina, luego de despertar, debía ir donde el hombre sin rostro y permitir que este lo induciera a un coma durante cuatro meses, con la esperanza de crear un arma capaz de seguir el paso de su sucesor.

Pero tal y como se le dijo en su primer vida, no era más que un inútil.
Por cada fallo que tenía, el líder principal arremetía contra su cuerpo, lastimandolo y torturandolo durante horas, hasta que caía inconsciente y debía ser tratado.

Su error fue nacer con un cuerpo tan débil, que no era capaz de cumplir las expectativas de los demás.

Tres de los cinco quirks que se le fueron otorgados, habían desaparecido, su cuerpo no era apto para adquirir tanto poder, por lo que el hombre sin rostro pronto lo dejó olvidado y a merced del chico de ojos rojos.

Su cuerpo si tenía una función: ser utilizado para satisfacer al nuevo líder.

Cada noche sin falta debía darse un baño y dirigirse a la habitación del joven líder, quien lo tomaría como suyo durante las siguientes dos horas.
Y muy por fuera de lo que otros creerían, Shigaraki Tomura era un alfa dulce, que preguntaba en todo momento si él disfrutaba de lo que hacía, ¿Cómo decirle que no a sus toques tan cuidadosos?

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