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Selena
Me encontraba con mis ojos cerrados, completamente dormida y hundida en mi sueño. Quisiera ser capaz de decir algo así como "pero el rayo de luz que entraba por mi ventana me desperto" o "hasta que lentamente comencé a despertar", como si fuera una película o historia.
Pero no, esta es la cruda realidad. Y no fui despertada por algo tan cliché como eso, si no que fue el sopapo accidental de mi novio dormido el cual me despertó.
Me reincorpore, completamente exaltada, llevándome la mano hacia la zona afectada. Gire mi cabeza en dirección al cordobés, completamente indignada. Este estaba aún dormido, con su ceño fruncido y una mueca en sus labios.
- Julian, me pegaste, pelotudo. - Lo moví bruscamente, sin querer ser suave. El forro no sólo me despertó, si no que me agredió.
El castaño, al igual que yo, se levantó asustado y bruscamente, miraba confundido a todos lados. Hasta que su mirada se cruzo con la mía, la cual no era para nada amorosa.
- ¿Te cagaste a piñas con alguien? - pregunto, de forma inocente.
- Si, con tu mano. - Rodee los ojos, bufando.
- ¿Yo te pegue? - Abrió su boca, completamente sorprendido.
- Si.
- Perdón, es que soñaba que estaba jugando un partido y te confundí con un jugador de holanda. - Se río, divertido, y se arrimo más contra mi, abrazándome con culpa.
Se separo tan solo unos metros, dejando varios besos por toda mi cara, terminando con uno duradero y dulce en mi boca. A pesar de la molestia, era incapaz de negarme a un beso suyo.
- Estas perdonado a un 70%. - Murmure sobre sus labios, sintiendo la sonrisa que se formaba en su boca en medio del beso.
Pude distinguir como su mano bajaba desde mi mejilla hacia mi cintura y, de forma traviesa, se escabullia dentro de mí pijama. El cuerpo se me tenso al instante y mis pelos se pusieron de punta, como siempre me pasaba cuando Julian tocaba mi cuerpo.
Sus dedos acariciaron mi cintura unos cuantos minutos, hasta que apoyo completamente su mano en mi espalda baja y me pego por completo a él, intensificando el beso.
- ¿Ahora? - Pregunto al separarnos unos segundos.
- Si, esta bien. - Me encogí de hombros, sonriendo.
El cordobés sonrió igual que yo, aproveche ese momento para lanzarme sobre el, dejándolo medio recostado contra el respaldo de la cama y yo tirada encima suyo. Pase mis brazos por su cuello y el dejo descansando sus manos sobre mi culo, claramente aprovecho la oportunidad.
- A todo esto, ¿que hora es? - frunci mis labios.
Juli estiro su mano hacia la mesita de luz, tocando 2 veces la pantalla de su celular y viendo los números.
