Tesoros antiguos

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No sé cómo iniciar esto, simplemente, es, algo que no puedo describir con palabras. De cualquier manera, debería presentarme.

Mucho gusto, mi nombre es Raiku, un adolescente normal, con una vida normal, amigos normales, enemigos normales, y, francamente, nada está mal, claro si no contamos lo que todo chico adolescente pasa por los 15 años, peleas con sus padres, falta de sueño, pereza para la mayoría de actividades, y en resumen, querer escapar de su realidad sin razón aparente, al menos yo. Lo se, es hipócrita que teniendo todo y más, quiera buscar algo diferente, sin embargo, no soy feliz, algo en mí me dice que debería estar en otro lugar, si bien tengo amigos, solo son dos, y siento que si tienen la oportunidad de dejarme, lo harían sin dudar un segundo, siento que en mi casa estoy más solo que acompañado, simplemente quiero ir a otro lugar, otra vida... En otro mundo, sin importar cuanto me esfuerzo por destacar, nada cambia, y solo sigo en el mismo sendero, que solo empeora y empeora a lo largo del tiempo. Pero aunque fuera a otro lugar, ¿Qué pasaría? ¿Viviría una vida de ensueño, sin preocupaciones?, no claro que no, debería adaptarme para poder no solo estar a gusto, sino sobrevivir a los peligros a los que me enfrente, encontrar comida día tras día, de todas formas, nunca va a pasar nada... ¿Verdad?

Me levanté sin ganas de hacer nada, como siempre. Las cinco de la mañana, mi despertador había sonado hace unos minutos, me quede algunos minutos mirando al techo como todo buen hombre.  Me dirige al baño, desperté a mi hermano menor, desayunamos, nos arreglamos, y salimos de nuestro hogar a pie rumbo a nuestra escuela, a tan solo calle y media de nuestro hogar, no sin antes despedirnos de nuestra madre con un bezo y una sonrisa.

Llegue a mi salón buscando con la mirada a mis amigos, normalmente llegaban tarde como yo, y algunas otras veces aparecían más temprano de lo normal. Me senté en mi lugar, deje mi maleta a un lado del escritorio, y me dispuse a leer fics para distraerme un poco de la realidad, esperando que inicien las clases.

Ese día mi equipo tenía un partido, y, aunque no quería jugar, no podía fallarles, no quería decepcionarlos, pues no habíamos ganado ni un juego, y por si fuera poco, perdíamos por goleadas, pero, no me quejo, después de todo, el único que jugaba en el equipo era yo, los demás jugaban otros deportes y no sabían ni siquiera como controlar un balón, y aun así dolía mucho perder. Los mejores de nuestro salón me tenían catalogado como un bicho raro, y no me molestaban... algunas veces, pero tampoco me hablaban, yo solo era un estorbo en sus vidas, y no podía hacer nada para cambiarlo.   

Como ya lo sabía, perdimos, dándole ánimos a mi equipo, algo decaídos, con una enorme sonrisa, y palabras de aliento, los saque de la pequeña cancha en la que jugábamos charlando animadamente gracias a mis palabras. Tan pronto como todos los que veían el partido, el equipo rival y mi propio equipo abandonaron el arco, algunas lágrimas bajaron de mi rostro con expresión solemne, pensando en que no podía hacer nada bien.

No era solo en el juego y deportes, era en todo. Mis notas académicas estaban mal, y aunque lo intentaba, no podía lograr nada, no podía sacar a mi equipo adelante, no podía ser responsable, no podía estar concentrado en nada, no podía ser una mejor persona, no podía hacer nada, no en este mundo, no con estas reglas, no con esta vida.

La prueba de la próxima clase se avecinaba, y sabía que como muchos otros, iba a perder esta también, el día anterior me la pase la noche entera escribiendo en mi computador, con mi cuaderno todo el tiempo en frente mío, plasmando mis emociones en bellas letras que me dirigía a lugares que solo lograba alcanzar en mis sueños, donde me sentía libre, feliz, y eso me fastidiaba mucho ¿Qué acaso no podía ser NORMAL?.  

Volví a casa con mi hermano, que hablaba y hablaba sin preocupaciones, no voy a mentir, me irritaba que hablara tanto, prefería el silencio, y de una manera que solo los hermanos pueden hacer, lo hice caer al pasto de un empujón con mi brazo. Mi pequeño hermano no se iba a quedar atrás y llegando por mi espalda me empujo logrando que me enredara con mis pies y callera de cara al suelo. Saltando de arriba a abajo celebraba su victoria, y logro algo que solo mi familia cercana logra hacer, sacarme una verdadera sonrisa.

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Estaba en mi cama listo para dormir, me recosté y como todas las noches, el sueño callo unos cuarenta minutos después, pero, algo no estaba bien, no podía respirar.

Escuche por hay que si no puedes respirar en un sueño, significa que puedes tener un pequeño problema con la ansiedad, no creía mucho en esto, pero este sueño y el avance de mi vida me mostraban lo cierto que era, por el lado amable, me estaba ahogando.

Me desperté con una tos que me estaba rompiendo la garganta, y con una vista borrosa. Cuando me calme un poco y pude ver a mi alrededor, me aterre, estaba en un espacio negro, oscuro, con pilares al frente, cada uno con un objeto encima, y, detrás de mí, la puerta de mi habitación. Sin pensarlo dos veces me dirigí lo más rápido que pude hacia la puerta, y tomando la perilla en mis manos, la abrí, o eso quería. Un pensamiento llegó a mi cabeza antes de girar mi muñeca para abrir la puerta, la cual suponía que me regresaría a mi hogar.

Mirando con detenimiento los pilares pude ver los objetos que tenían. Un diario, una caja con tres piedras, un reloj, una bandana, una maleta, una esfera con una estrella adentro, un hongo, entre muchas otras cosas, demasiadas para contarlas con todos los dedos de un humano, pero ninguno de esos objetos tenía color. Me alejé de la puerta hipnotizado, pensando en la obvia decisión que algo o alguien me había puesto.

Tenia tiempo para mirar lo que sea, así que me acerque a uno de los objetos, al reloj para ser más específicos, y cuando lo agarre entre mis manos, este brillo de un color verde brillante con detalles negros, lo observe durante unos segundos pensando en lo bonito que era, cuando lo deje sobre la mesa perdió el color brillante que tenía y volvió a ser gris. Pase un buen tiempo mirando todos los objetos, hasta que llegue a uno en específico, no recordaba de donde era, por ello es que lo toque para segundos después el objeto empezara a brillar de café, y que la maleta con un ojo parecido al de un Búho que tenía solo unos segundos antes se transformara en una puerta y apareciera una llave en mi mano.  

La puerta de "The Owl House" estaba enfrente mío, solo la iba a abrir y ya, eso era todo, simple curiosidad, así que acercando la llave a la puerta, la abrí sin esperar lo que estaba a punto de pasar. La luz era increíblemente segadora y dando un paso adentro de ella me acorde de algo importante.

VOLVER...

-No, esto es lo que siempre quise, además, estoy seguro de que es la opción correcta.

Y así, dando un último paso, con lágrimas en los ojos por abandonar todo, pero con una enorme sonrisa, entre por completa en la puerta, llegando así al nuevo mundo que tanto deseaba.

No estoy solo (The Owl House)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt