34

746 91 10
                                    

E L   R E Y   F E O
C A P Í T U L O  34

Lucky se encontraba husmeando por la enorme mansión de su papá. Era como un chiquillo de cuatro años otra vez: actuando curioso, juguetón y asombrándose con cualquier aparato extraño que no haya visto en sus años durante su humilde vida en el campo.

—Wow... ¿y detrás de esa puerta qué hay? —preguntó, señalando un lugar que, según Luzu y Quackity, estaba oculto.

Se quedaron boquiabiertos. Creyeron que habían camuflado bien ese lugar, ¿cómo era que lo había encontrado tan rápido?

—¿Es algo así como un sexto sentido de dragón...? —intentó ser gracioso el azabache.

—Espero que sea así, sino es por eso entonces... me daría miedo pasarme por su lado.

—Tuve varios sueños en los que un dragón triste entraba incontables veces por una puerta que parecía pared.

—¿Ese dragón era...?

—Sí, era mi padre.

—Ahem... —interrumpió sonrojado el dragón en cuestión.— Quackity se fue sin más y yo me quedé bastante estancado por un tiempo. Venir aquí me consolaba mucho.

—¿Podemos entrar entonces?

—De acuerdo...

Tras abrir la puerta, los tres bajaron con cautela. Quackity y Lucky tenían curiosidad, Luzu solo quería que se lo tragara la tierra.

Los recién llegados notaron muchas cosas: lo relacionado con dragones estaba amontonado en una esquina, y aquello que tenía que ver con Quackity estaba apilado en el otro extremo de la habitación.

Ropa, sábanas, armaduras, espadas, libros, y demás. Incluso había un par de calzones perfectamente doblados.

—¿Qué es esto...? —el rostro del pálido se oscureció por la vergüenza.

—¿Y esto? —el enorme muchacho tomó entre sus manos un diminuto trozo de tela de colores pastel.

—¿Qué es qué? —se le acercó para mirar el objeto con mayor detalle.— ¡¿Por qué está esto aquí?!

La cosa en cuestión era nada más y nada menos que uno de los muchos mamelucos que se habían perdido de Lucky.
Quackity recuerda haberlos guardado con sumo recelo para conservar las memorias del pequeño Lucky. Sin embargo, un día las prendas desaparecieron sin dejar rastro alguno y eso le dolió profundamente.

—E-es que yo... yo ya sabía que mi papá te visitaba, Quackity.

La declaración sorprendió al bajito. —¿Entonces...?

—No quise presionarte, por eso nunca fui. Lo supe una semana antes del nacimiento de Lucky. —se les acercó y los abrazó con fuerza.— Preparé comida y un montón de ropa para nuestro hijo y le pedí a mi papá que te los diera sin mencionar mi nombre... pero también le dije que me devolviera unos cuantos trajecitos. Quería atesorarlos.

—¡Yo también! —sonrió enternecido su pareja.

El más joven de la familia solo se pudo sonrojar hasta las orejas. —¡No es algo que sea tierno o un objeto de colección!

La idea de haber sido tan diminuto y frágil en algún momento de su vida le resultaba casi insultante. —Los voy a tirar...

—¡Ni madres, cabrón! —le arrebató la ropita con un puchero en los labios.— ¡Esto es mío!

—Ah... Limpiaré todo esto, acomodaré todo en estantes.

—De hecho... Quiero remodelar todo el castillo. ¿Puedo?

—No empieces... —el de escamas azules tapó sus oídos y miró al castaño.— mi papá se cree constructor y arquitecto desde que hizo nuestra casa. A veces se la pasaba días enteros dibujando casas a detalle. —una pequeña sonrisa lo terminó delatando.— Era tierno pero el tema duraba semanas...

—Pff... —Luzu se rio y palmó el hombro de su heredero.— No os preocupéis, este castillo es todo vuestro. Quacks puede hacer lo que quiera con él.

—¡Qué bueno! —dio saltitos de la emoción.— Tengo unos planos que hice hace dos años, le he estado agregando y quitando cosas.

Luego de buscar entre sus maletas, Quackity le mostró los planos a Luzu.

—... y el estilo de la casa sería al natural pero también habría privacidad.

—Hablaré con los constructores de inmediato.

Luzu, Quackity, Lucky y Alec se encontraban moviendo muebles, llevándolos a su nueva posición

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Luzu, Quackity, Lucky y Alec se encontraban moviendo muebles, llevándolos a su nueva posición.
Cansado, el parcialmente ciego se recargó sobre el costoso sofá y miró el resto de enormes objetos.

—Aún faltan muchos por mover... —el solo pensar en eso hacía que sus articulaciones dolieran.

Con rostro triste, Luzu se acercó y besó dulcemente la ligeramente arrugada frente de su esposo. Ahora tenía 49 años...

—Te dijimos que nosotros nos íbamos a hacer cargo, Quacks...

—Sí, papá. Tú no te preocupes por nada. Nosotros lo haremos, ¿sí?

—¡Ya estoy viejo pero no soy débil! —gruñó enfurecido. Masajeó su sien y bufó.— Voy a ayudar a mover esto nada más, esto y lo del patio.

—Papá-

—Lucky, no tiene caso. Conoces a tu padre... —suspiró cansado.— Ven, cariño. Vamos a poner esto en el patio de una buena vez.

Los tres caminaron hacia afuera, topandose con una enorme muralla de piedra con unas pocas y delgadas enredaderas.

—Sigo sin entender por qué remodelaron todo... —el más alto no comprendía a sus padres.

—Quacks quería un cambio.

—¡Es porque los aldeanos siempre andan de chismosos! —explotó el ahora irritable hombre bajito.— Vi que ya hasta pusieron una puta escalera... —apretó sus puños con cólera.

—Ya, ya... —su hijo masajeó sus hombros.

—Perdón, es que me siento estresado por muchas cosas... —dejó la silla blanca sobre el verde pastizal y se sentó sobre ella, recargando su brazo sobre la elegante mesita a juego que había puesto su esposo momentos atrás.— son cosas de la edad, creo.

—Ah... No sé por qué ni tú ni los chicos quieren vivir un poco más. Mis escamas sirven, y tengo de sobra, ¿saben?

—¿Los chicos también quieren que sus vidas transcurran con normalidad?

—Cierto, estabas de viaje con tu abuelo... —murmuró el canoso.— Sí, después de enterarse de mi decisión ellos decidieron dejar que el tiempo pase también. —comentó.— Aunque se ven un poco más jóvenes que yo porque ellos pasaron mucho tiempo usando la crema esa.

—Oh, ya veo...

La familia siguió moviendo un par de cosas más, dejando que Quackity permaneciera sentado y refunfuñando.

EL REY FEO.     -Luckity.Where stories live. Discover now