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—De nuevo estás con eso —Jungwon se asustó cuando una voz se hizo presente en su silenciosa habitación.

El chico de hoyuelos volteó hacia la puerta donde encontró a un Sunoo vestido en un traje negro bastante elegante con sus brazos cruzados apoyado en el marco de esta.

—¿Qué haces aquí? —Jungwon dejó a un lado el pincel que tenía en su mano y giró completamente para encarar al contrario.

Sunoo sonrió y avanzó con calma.

—Tu madre le dijo a la mía que habías venido aquí y no salías desde que llegaste, iba a ser imposible sacarte al menos de que viniera tu padre o, en su defecto, yo. Y ella no quería que tu padre se enojara contigo —respondió Sunoo, caminaba por la amplia habitación aún con sus brazos cruzados— Así que aquí estoy para sacarte antes de que lleguemos muy tarde y el señor Yang quiera desheredarte.

—Ni siquiera quiero ir —el menor respondió, sin embargo, se puso de pie para caminar en dirección al baño de su habitación, no parecía importarle lo que el pelirrojo pudiera hacer ahí si se quedaba solo.

Sunoo lo siguió impidiendo que cerrara la puerta del baño, Jungwon ignoró esto y empezó a desvestirse sin darle la más mínima importancia a que su amigo lo estuviera viendo.

—Tienes diez minutos así que rápido, Yang —el pelirrojo dijo con impaciencia dándose la vuelta para avanzar de nuevo hasta el cuadro que había estado pintando Jungwon.

El hijo menor de los Yang era alguien que amaba el arte, eso lo había sacado de su madre. Pero por tan solo ser de la alta clase eso no se veía como un trabajo, así fue que Jungwon terminó estudiando una carrera con muchos números en vez de una con muchos colores.

Todos sabían que si Jungwon empezaba una obra de arte lo más seguro es que se encerraría por horas en su propio mundo siendo difícil de sacar de ahí. Los únicos que podían lograr esto eran su padre, Sunoo y Heeseung.

—De verdad no entiendo por qué gastas tu tiempo en esto, Jungwon. Sabes que no te deja nada —Sunoo habló luego de unos minutos tan solo admirando la pintura de un paisaje muy bien ejecutado, Jungwon había salido de la ducha y ya estaba en proceso de cambiarse para el momento en que oyó la voz del mayor— Deberías invertir tu tiempo en algo más productivo, la empresa de tu padre es una buena opción.

Sunoo escuchó la risa de Jungwon a sus espaldas, una risa burlona.

—No soy el primer hijo, no tengo el peso de todo sobre mi, eso le toca a Jihoon —respondió Jungwon con algo de rudeza en su voz— Odio mi carrera y posiblemente odie mi vida si no hago algo que me gusta. Te diría que tienes todo el derecho a opinar, pero no. No opines de lo que amo si no va a aportarme nada.

El pelirrojo sonrió aún cuando el contrario no lo podía ver.

Amaba el carácter de Jungwon, siempre que quería algo era tan terco con aquello.

Era divertido como podía ser tan diferente al menor y a la vez complementar ese carácter amargado con el suyo vivaz.

—Lo haces genial —fueron las palabras de Sunoo como respuesta, la sonrisa en su rostro intacta.

Jungwon también sonrió desde su lugar frente al espejo sin responder a aquello.

Minutos después Jungwon ya se encontraba vestido de una forma impecable de pies a cabeza, nada comparado con la ropa manchada de pintura que tenía antes.

Así ambos salieron en dirección al auto de Sunoo luego de una pequeña disputa sobre en el auto de quién debían de ir, siendo ganador el pelirrojo con el argumento de que había salvado a Jungwon de un regaño por parte de su padre así que debían ir en su auto.

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