Capítulo 6: ¿Que he hecho?

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Abrí los ojos pesadamente. Mi cabeza me dolía y, tenía la garganta seca. Me froté los ojos, tratando de adaptarme a la luz que entraba por la ventana.

Al hacerlo, miré a mi lado y... Oh, oh.

Buenos días, dormilona.

Jack estaba junto a mí. Dormido y completamente desnudo.

Miré a mi alrededor y vi que estaba en su departamento. Noté que mi ropa estaba tirada en el suelo junto a la de él. Las cosas de su pequeño escritorio estaban en el suelo también.

Al parecer alguien tuvo una noche alocada, ¿eh?

Me levanté rápidamente de la cama, intentando no hacer ni un solo ruido para no despertarlo. Y fui en búsqueda de mi ropa interior.

¡Estaba colgando de una de las lámparas!

Dios Santo.

Tomé mis bragas y mi sujetador y me los coloque rápido. De pronto, escuché un bostezo sonoro.

Maldije por lo bajo y me giré hacia Jack que me miraba divertido.

—Buenos días, nena — me dijo, con una sonrisa perversa.

—Buenos días, Jack — le dije volviendo a girarme.

Tomé mi vestido y me lo coloqué torpemente. Noté que él seguía mirándome y me puse más nerviosa.

—¿Ya te vas? — preguntó con la voz ronca.

Al girarme hacia él me arrepentí cuando vi que estaba desnudo frente a mí.

Concentración, vaquera.

Noté que mis mejillas se encendieron, avergonzadas. Y volví a centrarme en subir la cremallera de mi vestido.

—Eh... Sí. Tengo que irme— le dije, nerviosa.

—Dejame darme una ducha y te llevo — dijo, pasándose una toalla por la cintura.

Gracias a Dios.

—Mientras, si quieres, desayuna algo— añadió, metiéndose en el baño.

Terminé de acomodar mi vestido y me tumbé en la cama. Pasándome una mano por la cara.

Dios, no recordaba nada de anoche.

La escena habla por sí sola, querida.

Me levanté y fui a la cocina a por algo de comer. La verdad es que sí tenía un poco de hambre. Preparé unos huevos revueltos y pan tostado con un poco de jugo de naranja y, bueno. ¿Cómo no iba a dejarle un poco a Jack?

Le servía un poco en un plato y se lo dejé en la encimera. Al rato, él apareció, ya vestido y me dedicó una dulce sonrisa.

—Espero que no te moleste. He preparado algo para comer — le dije algo nerviosa.

Él, al ver que le señalaba el plato sonrió más amplio y se sentó en uno de los taburetes.

—Muchas gracias, Rosi.

Comenzó a comer y yo me quedé junto a él en uno de los taburetes.

—Oye... Sobre lo de anoche — comencé a decir, atrayendo su atención —. Quería... Mhm... No sé ni qué decir.

Era cierto. No sabía que decirle. ¿Debía disculparme?, ¿Sentirme mal?, ¿Avergonzada? Lo más frustrante de la situación era que no recordaba nada. Había bebido demasiado.

Quizá estás haciendo mucho drama por nada.

Vale, tal vez mi conciencia tenía razón.

Claro que la tengo.

Jack me miró y tragó saliva.

—Oye, tranquila. Ambos estábamos muy bebidos y... Es natural hacer cosas así cuando se está tan borracho.

Eso me reconfortó un poco.

—Aunque... A decir verdad... Me ha gustado mucho — me dijo, con la misma sonrisa que me había dado al despertar.

Yo tragué saliva nerviosa y continué tomándome el jugo.

—Vamos, te llevaré a casa.

Ambos nos levantamos y salimos de su departamento.

***

—¡¿Qué has hecho qué?!—  chilló Bec, emocionada y anonadada en partes iguales.

Sí, ni yo me lo puedo creer.

Solté un suspiro y pasé mi mano por mí rostro.

—Sí, Bec. Me he acostado con Jack.

Seguía incrédula. Aunque, debía admitir que no me arrepentía. A pesar de no recordar nada.

—Guao, Ros. Me has impresionado — se burló.

—Debo irma ya o llegaré tarde a la oficina, Bec. Adiós — dije.

Ella soltó una pequeña risita que pude escuchar perfectamente y volvió a hablar.

—Adiós, Rosi.

Colgué el móvil y terminé de arreglarme. Tomé mis lentes y salí del departamento.

Peligrosa AtracciónWhere stories live. Discover now