O8: Hormonas locas.

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Su vientre creció más al pasar las semanas, podía sentir esa conexión, como su piel se empezaba adaptar por la nueva vida que está creciendo en su vientre, era algo lindo para el, saber que pronto se pondría más redondito a causa del crecimiento que tendría su pequeño.

Le dio algo de ternura saber que JiMin también presentó síntomas tres semanas después de haber estado con YoonGi, el alfa de cabellos rojos parecía muy emocionado.

JungKook estaba feliz por ellos, y también por la aldea, pues se miraba que el ambiente era más relajado que la primera vez que llegó. Aunque, algo no cambiaba por completo, las peleas.

Aún se moría de nervios al ver como los alfas se lanzaban uno sobre el otro con sus puños alzados y rugidos de poder. Era algo extraño, los demás de su aldea le preguntaron sobre eso, y el pecoso les dijo que era algo normal en ellos.

Era algo así como "sus costumbres", y no podían cambiarse, los demás tampoco interfirieron en eso, respetaban lo que sea que estaban haciendo. Sin embargo, los omegas que ya eran parejas de los alfas allí, tenían que lidiar con las heridas que se hacían en esas peleas.

JiMin le reclamaba al peli-rojo, aunque éste no le entendiera nada, sabía que el rubio lo regañaba con amor, pues no le gustaba mucho ver como casi le podrían partir un hueso en cualquier momento.

En realidad a ninguno de los omegas les gustaba eso, pero no podían hacer mucho, JungKook era uno de esos, estar en cinta lo volvía muy sensible, y siempre estaba con un ataque de ansiedad cada vez que los miraba pelear, más con TaeHyung, el castaño sabía que ese alfa idiota sería su fin un día de esos.

Siempre supo que era un salvaje sin remedio y se martillaba la cabeza pensando en qué fue lo que miró su Omega interior al elegirlo como su alfa. Bueno, no podía negar que tenía una deliciosa polla y era guapo.

¿Desde cuando era tan superficial?

Debía de tener una charla seria con su lado instintivo un día de esos, pero ese día no sería. Cómo la panza de JungKook se empezaba a notar más y sus emociones eran cada vez más inestables.

En serio que estaba inestable, pero también cachondo, cada vez que necesitaba ser llenado por su alfa lo iba a buscar en donde estuviera y lo llevaba a su cabaña. Después, lo tiraba sobre su nido de pieles para bajarle los pantalones, era un alivio hacer que esa polla gorda entrase en su interior.

TaeHyung no parecía quejarse de ello, siempre estaba dispuesto a satisfacer sus necesidades en todo momento, dejarlo lleno de su semilla como si lo quisiera embarazar, aunque ya lo estaba.

Pero no todo era exactamente bueno, al estar tan emocionalmente inestable, también podía enojarse con facilidad. Como un día que TaeHyung lo distrajo y su deliciosa mermelada de fresas que estaba sobre el fuego se quemó.

Se enojó tanto que sacó al rubio de su propia cabaña y lo dejó afuera todo un día, sin permitirle entrar para nada. Quizás se pasó un poquito, ¡Pero fue su deliciosa mermelada la que pagó por la distracción que le dió el alfa!

Era su culpa y debía pagar el precio de sus infames errores. Pero bueno, quién era él para juzgar.

Después lo perdonó y le dejó entrar, cuando la culpa lo invadió. Como compensación le dio muchos besitos de disculpas. Así lidian con su embarazo, entre enojos y pos-celos.

— ¡TaeTaeeee!~ — El castaño llamó de manera berrinchuda a su alfa, hizo un pequeño puchero cuando éste tardó en llegar hacia donde el estaba.

Era uno de esos días en donde no le daban ganas de hacer nada y solo se la quería pasar en su nido acostado, pero también siendo atendido por su alfa y tenía hambre.

king ✧ taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora