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Su mente no le hacía caso, sus pensamientos y acciones eran contradictorias
Spreen intentó con todas sus fuerzas que ese escenario no llegara a pasar, lo procuró tantas veces y deseo tenerlo así, llorando, suplicando por tener la penúltima vida que le quedaba
Tener a Roier a su Merced suplicando por su segunda vida
— Por-Porfavor...Spreen n-no — Tenía a Roier a su total Merced suplicando por no morir y perder esa segunda vida tan Preciado que aún guardaba consigo
Si se la arrebataba lo tendría una y si moría, no lo volvería a ver jamás
Eso era lo que él quería...cierto?
— Spreen...N-no yo...yo te amo..no me ha-hagas daño —
Las lágrimas salían de esos ojos que tenían totalmente enamorado a ese oso, que lo único que estaba esperando era una señal o un movimiento brusco para poder atravesar con esa espada a su amante
No podría hacerlo o si, no podía hacerlo, lo amaba, él también lo amaba por que haría eso
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Spreen despertó
Al momento de abrir sus ojos con un pánico y miedo, sudando e hipervertilando
Miro detenidamente al chico que dormía cómodamente a su lado
Roier parecía un ángel, durmiendo tan plácidamente a su lado, estaba seguro con el
Spreen pensaba que no debería de tenerle tanta confianza
La culpa lo corrcomia por dentro
Esa pesadilla sería la primera de muchas a la hora de dormir
Recordándole el por qué se acercó a Roier
Y la culpa lo consumiría cada que lo besara
Solo pudo dormir 10 minutos antes de levantarse de esa cama para poder salir y huir como el cobarde que era del cuarto del chico del cual estaba enamorado
