Carpeta de investigación 6.

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— Entonces responderme. — Tomo el cigarrillo que tenia en sus labios para poder expulsar el humo que había estado acumulando. — ¿Quien eres? ¿Y por que estas aquí? — Volvió a colocarse el cigarro y su mirada cambio a una de desaprobación.
— ¿Quien soy? Eso depende de usted. — Le respondí, aun con mi sonrisa. — Estoy aquí gracias al señor Kennedy. — Comencé a mirar al rededor. Haciéndome la indiferente. — Dígame...Bonten ¿Le consigue a las chicas?

¡Bingo! Lo que dije no fue de su agrado. Tuvo una rápida respuesta de defensa. Tomando un arma que tenia entre en pantalón y el saco que llevaba encima de los hombros. Libero el seguro y me apunto. Todo eso en cuestión de segundos. Preciados segundos que a mi me dieron oportunidad de pensar en varias maneras de contrarrestarlo. Pero no lo hice. Me mantuve serena ante su actuar. Sin inmutarme por el arma que peligrosamente me apuntaba. 

— Le recomiendo que baje su arma.

Le sugerí aun en calma, pero con un tono de voz firme. Al mismo tiempo me acerque despreocupadamente hasta el asiento frente a el. Nos separaba una mesita de centro. Wakasa en ningún momento aparto la mirada, ni dejo de apuntarme. Tal vez fue que le desconcertó que no me afectara ver la pistola. El hombre seguía alerta a mis movimientos. Tan pronto como me acomode el sillón busque algo en mi abrigo. Algo que indudablemente lo haría bajar su arma. Cuando lo tuve, lo lance suavemente a la mesa entre nosotros. Aun manteniendo la postura de la pistola, bajo solo un poco la mirada para enfocar su vista hasta el objeto que arroje. Era una cartera abierta que dejo visible mi identificación como agente.

— ¡Esto debe ser una puta broma! — Note la molestia en su voz. — ¡¿Agente de la interpol?! — Me regreso la mirada. El agarre de su arma se debilito.— Esto es malo.
— No diga eso. — Fingí lamentarme.— Primero escuche lo que tengo que decirle antes de juzgar.
— ¿A caso tengo otra opción? — Termino desistiendo y bajo el arma, pero la mantuvo en su mano.
— Hombre listo. Me gusta. — Felicite satisfecha por su racionalidad. — Imaushi Wakasa. No debería sorprenderte estas en el registro de criminales en el sistema japones. — Explique rápidamente. — Descuida, no tengo interés en tu historial de delitos. Pero si me interesas como informante. Comienzan a tener indicios de que podrías estar haciendo negocios con Bonten. ¿Quieres seguir haciendo de Robin Hood en tu país o prefieres que comiencen a darte caza a nivel internacional?

No podía darle mas detalles, trate de ser directa. Pero mas claro no se lo pude poner.O elegía mi lado o entonces estaría en mi contra.

— Es un trabajo bastante fácil. — Seguí hablando para persuadirlo. — Si te da pánico volverte una rata chismosa entonces dame indicios de los puntos en donde moverán mercancía. Cualquier mercancía.
— ¿Estas escuchando lo que me estas pidiendo? — Aun no estaba convencido. — No tiene sentido.
— Tampoco todo los crímenes bizarros de Bonten. — Fruncí el ceño.
— ¿Y yo que gano?
— Lo que tu pudieras conseguir de este tipo de trato con cualquier otro agente, seria lo mismo a nada. De hecho, te engañarían con una pena mínima y al final te encerrarían en prisión

Fui honesta. Por mínimo que sea el delito, todos van a parar al mismo lugar. Prisión. A excepción de los adictos. A esos se les mete en rehabilitación y si pueden seguir siendo útiles, se les sigue solicitando. Entran en un estado de protección.

—Pero yo...trato muy bien a mis informantes. — Volví mi voz un poco melosa. Al mismo tiempo que le daba una mirada de arriba a abajo, o a lo que podía ver de el en ese sofá. Claramente se percato de todo lo anterior pero me dejo continuar. — Dejare el crimen de Japón en tus manos y en las de tu organización. — Declare al fin. —Bonten es actualmente una mafia de interés internacional. Se ha llegado a la conclusión que debemos sacarlos de las calles. Cuando consiga eso, la reacción en cadena es: caos. Por ende...
— A ver si entendí. — Me interrumpió en seco. — ¿Dices que vas a arrestar a Bonten? — Fue turno de verme nuevamente de la cabeza a los pies. Como si no lo hubiera hecho antes. — Eres guapa. Seguro tienes otros talentos, pero ¿jugar a policías y ratones? — Exhalo bastante humo de su boca. — Eso si es gracioso.

Tenia una gran sonrisa dibujada en su rostro. Me estaba subestimando. Lo que mas detesto en el mundo. Pero no iba a dejárselo saber.

— ¡Claro que tengo otros talentos! — Me levante de mi lugar y camine hasta el. — Déjame mostrarte el menos interesante de ellos.

Me tome la libertad de sentarme en su regazo. Me acomode de tal manera que ambos pudiéramos sentirnos. No me rechazo. Había dejado su arma para posar su mano en mi espalda baja. Su mano libre la uso para desocupar su boca y sostener el cigarrillo en el brazo del sofá. « Que idiota. Después de lo que dijiste, aunque seas un poco guapo, no creas que te la pondré tan fácil. » Envolví su cuello con ambos brazos y me acerque a uno de sus oídos. Comencé a hablarle.

— Imaushi Wakasa. Metido en pandillas desde tu adolescencia y terminaste en el negocio yakuza. Tus primeros cargos fueron por pasear en estado de ebriedad por las calles. Y ahora enfrentas cargos por evasión de impuestos. Voy a decirte algo que ni la policía japonesa a conseguido. Mi equipo y yo conseguimos ligarte a Bonten como socio menor. — Pude percatarme de la tensión que puso en su boca. — Pero hay algo que sigo dándole vueltas, ¿eres tu quien busca un beneficio de ellos? ¿O sigues siendo el niñero del hermanito menor de tu difunto amigo, Sano Shinichiro?

Eso ultimo, lo de Shinichiro, ni siquiera lo sabia mi equipo. No había registro de eso en nuestros informes. Ese es mi privilegio como alguien que no pertenece a esa realidad. Hubo unos momentos de silencio. Juguetee un poco con su cabello.

— Juegas rudo ¿eh? Ya entendí.
— Entonces...— Llego el momento de la seducción. Acomode en lado de mi cara en su hombro. — ¿Seras mi informante?
— Dime ¿Que quieres exactamente que haga?
— Quiero los movimientos de Bonten. — Recorrí suavemente su cuello, su clavícula y su pecho con una de mis manos.
— Movimientos ¿eh? Hasta donde se, incluso para sus propios miembros es difícil saber sobre las grandes ¨ventas¨. Los ejecutivos suelen ocuparse de todo. A excepción de Hajime, su trabajo es mas ostentoso. — Termino si cigarrillo pero continuo con un vaso que bien pudo contener whisky o coñac. — La distribución minorista si que esta manejada por dealers o extras.
— ¿Que hay de los negocios? Me refiero a los ¨establecidos.¨
— No hay mucho fuera de los distritos conocidos por estos.  Ya debes de saber que los casinos en Japón son prácticamente ilegales. Bueno, pues Bonten se hizo de uno en regla y forma hace poco.
— Pero ninguno de sus nombres figuran como propietario. — Aclare.
— ¿Ya tienes investigado ese tema? — Mostró interés.
— Varios, en realidad. — Le quite el vaso y bebí de el. — Me gusta tener diferentes puntos de vista antes de proseguir.
— Parece mucho trabajo.
— Lo es. — Reí sutilmente. — Pero son gajes del oficio. ¿Algo interesante sobre los ejecutivos?
— ¿Alguno en el que tengas interés?
— ¿Celoso? — Me burle. — Mi atención es toda tuya.
— ¿Por donde empiezo? Mikey y Hajime son prácticamente imposibles de ver o concretar un encuentro con ellos. Y me atrevo a decir que Hajime no hace acto de presencia a menos que sea estrictamente necesario.
— Por su fachada de inversionista. ¿Me pregunto cuanto mas le durara ese truco?
— Si tienes dinero, lo tienes todo. En cuanto a Mochi, Kakucho y Sanzu. Esos tres están en constante movimiento. En fin, si lo que quieres es un encuentro rápido, te recomiendo los hermanos Haitani. Son unos mujeriegos de primera. Takeomi es todo un ludopata y suele perder el tiempo.
— No lo parece pero soy bastante paciente. No me interesa hacerlo rápido. Soy de las que disfrutan el viaje.
— Tomare nota. — Entendió el doble sentido.
— ¡Excelente! Esto sera suficiente por ahora. — Me levante del regazo de Wakasa y me estire un poco. — Leon te hará saber si necesito algo mas. — Comencé a despedirme con la mano.
—¿A el le digo que quiero una recompensa a parte o te lo digo a ti?

Lo que dijo me hizo detenerme. Al girarme de nuevo a el, se encontraba muy quitado de la pena encendiendo otro cigarro. En este punto podía decir que los dos nos teníamos ganas. Primer taboo de mujeres policías e informantes: No deben acostarse.

— Admiro su atrevimiento de pedirme algo mas aparte de la oferta que le di, Imaushi-san. — Lo trate con respeto por mera ironía.
— Si, bueno...digamos que tuve una revelación.
— De nuevo miras mi figura descaradamente. — Camine hacia la salida, de manera mas pomposa. — No te confundas. — Cambie mi tono, rotundamente. — No creas que estas en posición de exigirme algo. Con tu ayuda o sin ella, capturare a Bonten.

Vol.3 BontenWhere stories live. Discover now