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Hace apenas un momento estaban compartiendo trivialidades, hablando de pasatiempos y demás.
No tenía idea de cómo había llegado a esta situación. Estar con alguien considerado su rival por todo el mundo era vergonzoso.

Su cuerpo era explorado con avidez por manos grandes que lo acariciaban con deleite de arriba abajo.

—Joder, tienes un cuerpo exquisito —gimió el más bajo.

¡Splash!

—¡Ah! —exclamó el argentino.

—Tienes un culo precioso, tan grande. Listo para joderlo —murmuró el más alto.

Ambos permanecían en la entrada de la habitación del hotel. Cristiano tomó las piernas del argentino y las rodeó con sus caderas.

Comenzó a besarle el cuello, tratando de dejar su marca en él. Leo estaba deshaciéndose de placer, sus ojos se habían vuelto completamente borrosos.

Cris empezó a amasar los glúteos del argentino.

—¡Mmmph! —gimió este último.

El Moreno comenzó a dirigirse hacia la única cama en la habitación, depositando al argentino debajo de él mientras sus besos adquirían más intensidad.

—Mírate, quiero tomarte aquí y ahora, ¿me lo permites? —preguntó extasiado el portugués.

Leonel se quedó callado, regulando su agitada respiración.

Cristiano tomó el rostro de Leonel y repitió la misma pregunta.

No respondió. Solo giró la cabeza hacia la izquierda.

—Bien, no haré nada que tú no quieras.

Justo antes de levantarse, el rostro de Cristiano fue capturado por un profundo y largo beso.

—No te vayas, si te quiero dentro de mí —dijo entre suspiros y con un gran sonrojo.

—Bien, te daré lo que tanto pides, cariño —gimió con su acento portugués.

Cristiano volvió a tomar el control de la situación. Empezó a bajarle los jeans a Leo, dejándolo sin ropa interior.

El argentino solo conservaba su camisa blanca de botones.

Su miembro goteaba líquido preseminal.

Leo finalmente habló.

—Cristiano. Tócame. Por favor —rogó.

—Shhh, paciencia, mi amor —susurró al oído.

Leonel se estremeció.

Cris comenzó a bajar su jean y su ropa interior al mismo tiempo.

Su dolorosa erección quedó al descubierto.

Leonel se relamió los labios, deseando tener ese miembro en la boca.

Cris comenzó a acariciar las erecciones de ambos al mismo tiempo.

—Joder, estás tan bueno. Tienes unas piernas preciosas. No sabes el esfuerzo que estoy haciendo para no joderte ahora mismo. Me estoy esforzando lo suficiente —mencionó el luso excitado.

—Mmmph, Cristiano, quiero que me folles la boca —gimió el argentino, cegado por el placer.

El Moreno, sorprendido por la actitud del menor, permitió que este se acercara a su miembro.

Primero lo observó con curiosidad, lo tomó con una de sus manos y comenzó a subir y bajar.

El menor aumentó la intensidad de sus movimientos, empezando a soplar el glande y luego introduciendo el miembro entero en su boca.

No tenía un sabor en particular, solo un poco salado por el líquido preseminal.

Por su parte, Cristiano se sentía en el cielo. Había pasado mucho tiempo desde que alguien le hacía una felación tan profunda. Movía las caderas cada vez que Leo retiraba un poco su miembro.

—Joder, si la prensa supiera que me estás chupando en este preciso momento, se volverían locos —mencionó entre risas el luso.

—Ah, se volverán más locos cuando sepan que me vas a follar —dijo el argentino mientras lamía la parte del miembro de Cristiano.

—No pensé que fueras tan atrevido. En todas partes pareces alguien puro e inocente. Quién lo diría.

—Mmmph, solo fóllame la boca y cállate —dijo el argentino, un poco molesto por el comentario.

—Mierda, vira, que vou botar aqui e agora.

Cristiano tomó a Lionel de la cintura y lo puso sobre sus rodillas.

—Dios, desde aquí se ve todo. ¿Estás listo, mi amor?

—Joder, solo cállate y métela —expresó un poco harto el argentino.

Cristiano se dispuso a buscar un poco de lubricante y un preservativo en la mesita de noche a su izquierda.

Después de cinco minutos preparando a Leo, este comenzó a gemir, indicando que ya estaba listo.

Cristiano se puso el preservativo y entró de una estocada.

—¡Dios, es tan grande! —gritó el argentino.

Cris observó de cerca las reacciones de Leo, notando cada gemido y cada movimiento. Cuando presionó su miembro cerca de él, Leo agarró las sábanas con ambas manos.

Cuando amasó sus nalgas, jadeó sin aliento, anticipando lo que estaba por venir.

A Cristiano le encantó esto. Ver a Lionel reaccionar así le encantaba. Quería follarlo duro.

Antes de que tuviera tiempo de pensar, le dio una fuerte nalgada en el culo a Leo. Este gimió de placer y por una terrible fracción de segundo.

—Dame más, lo quiero todo dentro de mí, por favor, ¡ahhh! —jadeó el más bajo.

Cristiano agarró el cabello de Leo y comenzó a follárselo con más fuerza.

Una embestida rápida, segunda embestida lenta, tercera rápida... y así siguieron hasta que Leo perdió fuerza en sus piernas.

Sus débiles piernas cayeron en la cama, ahora tenía a Cris encima de él, embistiéndolo fuertemente mientras masajeaba sus nalgas con fuerza.

Ya se sentía venir el tan ansiado orgasmo.

Cristiano tomó a Leonel y lo puso boca arriba.

Ahora Leo estaba encima y Cristiano debajo.
Con las pocas fuerzas que tenía, Leo comenzó a cabalgarlo. El miembro de Cristiano entraba y salía con una rapidez descomunal

El miembro de este siempre rozaba la próstata del más bajo.
Leonel chillaba de placer a cada embestida.

Hasta que llegó el tal apreciado orgasmo.

—Aaah! Cris Dios! Aaaah! Joder, dámelo todo.
¡Me vengo! Mmmph!
¡Me vengo!!!

—Dios, aprietas tan bien! Mmmph...
Me vengo.

—Lo quiero dentro, Aaah— gimió

Ambos obtuvieron su tan preciado orgasmo.

Rivales.Where stories live. Discover now