18: ¿Cual es tu tipo?

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Jimin

—Esta habitación es tan...

—Tan de casados —finalizó Minjeong dejando la maleta.

Había una caja de bombones sobre la cama y un par de petalos decorándola. Las fundas de la cama eran rojas y el decorado blanco, dándole un toque minimalista.

—¿Me has traído a un hotel de san valentin o...? —bromeé.

—No seas tonta —suspiró—, supongo que no debería de haberle dicho al hombre del hotel que iba con mi prometida.

—¿Por qué motivo dijiste eso?

—Pues porque tenía a mi madre delante.

Dejé las cosas sobre la mesa y puse la maleta en la cama para abrirla. Empecé a sacar ropa y colgarla en las perchas del armario.

—Te dejo esta parte, así no se mezclan las cosas.

—Gracias —dijo.

Seguí colocando las cosas, hablé de nuevo.

—Estarás acostumbrada a todo esto, pero esta es la primera vez que salgo de Seul —ella me miró sorprendida mientras abría su maleta.

—¿En serio?

—Y tan en serio.

—¿Te ibas a ir a vivir fuera sin ni siquiera haber probado un viaje antes? —me encogí de hombros—. Realmente te gusta la aventura.

—No me asusta probar cosas nuevas —le dije mirándola.

Ella a los segundos apartó la mirada y se cambió de camisa. Le di un pequeño vistazo, se notaba que iba al gimnasio, tenia todos los musculos de la espalda completamente tonificados. Lleva un croptop en vez de sujetador, y bueno, se giró y pude apreciar también sus abdominales.

—¿Has terminado de mirarme? —dijo riendo. Aparté la mirada rápidamente.

—No te estaba mirando.

—Jimin, hay un espejo delante tuyo —señaló.

Mierda. Soy inutil.

—No es culpa mía que te desvistas delante mío.

—Ya, es eso —rió—. Voy a bajar, tengo que hablar con la señora Lee.

Ah, con la rubia. Mucho había tardado.

—Claro, pero ve con cuidado —le dije y ella se giró confusa.

—¿Qué quieres decir con eso?

Doblé una camiseta y la metí al armario.

—Que es una mujer casada, que tengas cuidado.

Ella me dio una mirada de lo más incredula.

—¿No pensarás que ella y yo...? ¡Por Dios, Jimin!

—¿Qué? Ningning os vio el otro día cenando, es normal que lo piense.

—Pero era una comida de negocios, ella y yo no somos ni vamos a ser nada. Está casada.

—Oye, que no hace falta que me des explicaciones —bromeé—, no estamos juntas de verdad.

Ella rodó los ojos.

—No son explicaciones, es que no quiero que creas que me meteria con alguien casada.

Me encogí de hombros, ella fue hasta la puerta y habló de nuevo.

—Y no te pongas celosa, yo si cumplo mi palabra.

Finalizó saliendo de la habitación.

—Será idiota... —comenté en voz alta—. ¿De que va? Yo también cumplo mi palabra.

por siempre, jamás | winrinaWhere stories live. Discover now