V

81 13 7
                                    

Nada.

Así es como se sentían.

Su cuerpo totalmente congelado, su mente y corazón no se ponían de acuerdo y terminaban con un torbellino de emociones que no sabían donde comenzaba el hilo. Sorpresa, maravilla, miedo, asombro nuevamente, y así se fue formando el nudo.

Hicca pareció ser la primera en reaccionar y salir de su maravilla. Vió al Furia Nocturna salvaje y luego volvió a ver a su pareja. Eran una copia exacta del otro; claro que, si cuentas que las únicas diferencias eran el color de los ojos y que uno de ellos no necesitaba una prótesis y un jinete para poder volar.

-Kreston...- susurró, aunque no sabía si era para no asustar al dragón o a sí misma.-¿Estás viendo lo que yo?

-Esto debe de ser otra mala broma...

Los dos seguían dentro de su asombro; tanto que no habían notado que el otro Furia Nocturna gruñó y lanzó una bola de plasma a uno de los árboles casi dándole a Hicca como señal de amenaza. Eso al parecer logró sacar a Chimuelo de su sorpresa, porque segundos después se abalanzó hacia el otro dragón iniciando una pelea en la que solo se usaban la fuerza de sus garras y colmillos.

Hicca por fin logró recuperarse del shock y rápidamente corrió en un intento en vano de detener a ambos dragones, pero ella siendo la única humana no tenía modo de hacerlo sin que termine perdiendo un miembro. Otra vez.

-¡Chimuelo! ¡Para!- gritó esperando detener la pelea, pero todo cayó a oídos sordos.

En un intento desesperado ella desenvainó su espada y la prendió en llamas para después encajar su arma en una roca, ya que si lo hacía en un árbol correrían el riesgo de iniciar un incendio forestal. Pareció ser que aquel movimiento repentino logró distraer al dragón lo suficiente, por lo que Chimuelo aprovechó la situación y logró atrapar debajo suyo al otro Furia Nocturna.

-¡Te estamos diciendo que te calmes!- rugió molesto Chimuelo al dragón que intentaba zafarse.

-¡Basta!- Hicca gritó y el Furia Nocturna finalmente se calmó, probablemente efecto de un rugido de alfa y su pareja, eso es un misterio.

Volvió a abrir sus ojos finalmente notando al dragón encima suyo.

-¿Eres un maldito Furia Nocturna?- preguntó confundido el dragón casi haciendo que Hicca y Chimuelo caigan al piso por la ignorancia. Al menos por la voz podían deducir que era un jóven más o menos de su edad.

-¿Apenas te das cuenta?- Chimuelo cuestionó molesto a nada de arrancarle la garganta de un mordisco.- ¡Tu fuiste quien nos atacó primero!

-¡Creí que ustedes me iban a atacar a mi!

-¿Y apenas te das cuenta de que somos de la misma especie?

-En mi defensa, tu no te veías bien en esa sombra. Así que no pude verte bien.

-Serás un-

-¡Ya basta ustedes dos!- volvió a gritar Hicca deteniendo nuevamente la pelea.- Chimuelo, déjalo ir.

-Pero-

La mirada de su prometida le hizo callar. A regañadientes se quitó del otro y éste último logró pararse y estirar sus alas antes de ver de forma sorprendida a la chica.

-¿Puedes entenderme?

Hicca asintió con una sonrisa.- A tí y a todos los dragones. Me llamo Hicca, jefa de Berk. Y éste es Chimuelo.- señaló a su prometido mientras volvía a guardar su espada.- El alfa de los dragones.

-Pfft, ¿te llamas Chimuelo?- preguntó aguantando una carcajada.

-Chimuelo te voy a dejar si-

Nuevamente fue callado por una mirada de su jinete solo divirtiendo más al Furia Nocturna.

-Mi nombre es Kreston.- suspiró derrotado dejando que sea mejor que Hicca sea quien lleve las riendas de la conversación.

-He escuchado rumores de ustedes dos.- reveló el Furia Nocturna.- Nunca creí que eran reales.- sacudió la cabeza divertido.- Mi nombre es Aren.

-Mucho gusto, Aren.- Hicca dió una pequeña reverencia en señal de respeto.- Si somos honestos, nosotros somos los que hemos escuchado el rumor de ti. Apenas nos dijeron que podría haber un Furia Nocturna por aquí y queríamos saber si era cierto.- tomó asiento en un tronco sorprendiendo a ambos de que tuviera ese tipo de confianza de que no iba a ser atacada otra vez.- Lo lamentamos mucho si te llegamos a asustar, pero desde hace años que buscamos otro Furia Nocturna, pues Chi-Kreston y yo siempre hemos creído que era el último de su especie.

El Furia Nocturna, ahora conocido como Aren, pareció analizar sus palabras y actos. Ciertamente los había atacado y le causaba diversión ver las expresiones molestas del tan proclamado alfa; pero había algo en las palabras de la chica dragón que le causaba una extraña sensación de paz y tranquilidad, como si su voz fuera una canción de cuna que podría calmar hasta la bestia más hostil.

Decidió que confiaría en ella. Por el momento.

-Entiendo. Debo ser igualmente honesto, yo también creí ser el último. Pero parece ser que estaba equivocado.- le lanzó a Chimuelo una mirada que parecía ser más una burlona haciendo enojar un poco al otro.- Debo de admitir que es un alivio saber que no soy el último.

-Pero si tú estás aquí, ¿eso no significa que deben de haber más?- preguntó Hicca genuinamente curiosa. Y las esperanzas de ambos murieron cuando Aren negó con la cabeza.

-Lamento decepcionarlos a ambos. Pero tu y yo, amigo mío, somos los últimos.

Hicca agachó la mirada triste al comprobar sus sospechas, en parte estaba feliz de finalmente encontrar a otro Furia Nocturna después de tantos años de búsqueda; sin embargo, también estaba esa parte en su cabeza aliviada de que a quien encontraron no resultara ser una hembra.

Se sentía nuevamente atascada en ese remolino de emociones.

-Y bien.- la voz de Chimuelo la sacó de sus pensamientos.- ¿Qué vamos a hacer ahora?

Los dos Furias Nocturnas la veían expectantes como si ella tuviera la solución o la voz en todo. Ella solo se limitó a verlos por un segundo antes de recordar que todavía tenían un grupo de búsqueda; a la vez que un trío que podrían destruir el bosque en cualquier momento tratando de encontrar a Aren. Una idea se le cruzó en la cabeza y Chimuelo supo en ese momento que iba a arrepentirse de lo que podría ocurrir.

-Bueno, la respuesta es sencilla.- dijo con una sonrisa ladina.- Aren, ven con nosotros a Berk.

Tuvo que aguantar las ganas de reír al ver los ojos violetas expandirse junto a una gran sonrisa mientras que un par de ojos verdes se abrían de la misma manera, pero con horror.

-¡ME ENCANTARÍA!/ ¡¿QUÉ HAGAMOS QUE?!

The Moon's MiracleWo Geschichten leben. Entdecke jetzt